La concejala Fernanda Gigliani reflotó un proyecto de ordenanza que busca regular la actividad de los cuidacoches. La iniciativa plantea la confección de un padrón y la entrega de permisos para que las personas –que deberán estar identificadas con nombre y apellido y un uniforme específico– puedan ejercer esa tarea en zonas determinadas, a cambio de una contribución económica voluntaria. La normativa también establece capacitaciones y fija una serie de sanciones ante posibles faltas, que contemplan el retiro de la habilitación correspondiente. El espíritu del proyecto apunta a “abordar la inclusión social y laboral” de quienes realizan ese trabajo.

El proyecto no es nuevo: fue presentado dos años atrás y perdió estado parlamentario, por lo que la concejala de Iniciativa Popular ahora vuelve a la carga con el objeto de fijar una normativa en torno a la actividad. De hecho, en los considerandos se recuerda que en 1995 hubo un primer intento para crear un registro voluntario de cuidacoches en la ciudad, impulsado por Jorge Boasso, que luego fue retomado en 2017 por la entonces concejala Carola Nin, por medio del “Programa Inclusión de Cuidacoches”.

En concreto, la iniciativa de Gigliani propone crear un padrón de cuidacoches con el objetivo de “abordar la inclusión social y laboral de las personas que ejercen la tarea de cuidacoches como sustento de vida personal y familiar”. La conformación del registro quedaría en manos de la Secretaría de Desarrollo Humano y Hábitat Municipal, que también tendrá la facultad de establecer las zonas y los eventos públicos en los que se podrá desarrollar la actividad. Además, se propone que haya “rotación” para que los cuidacoches inscriptos no trabajen siempre en la misma zona o evento.

Los cuidacoches solo podrán recibir una contribución económica voluntaria, quedando prohibida la exigencia de un pago fijo, o la entrega de dinero antes de que la persona retire el vehículo del lugar. Además, deberán estar debidamente identificados con una vestimenta especial otorgada por la municipalidad y deberán portar un carnet donde se visualice los datos personales, el número de permiso y un código QR que remita al padrón correspondiente, para que los agentes de control puedan verificar la identidad del cuidacoche.

Para poder ejercer la actividad, la ordenanza también plantea capacitaciones obligatorias de buenas prácticas en torno a la atención al público y la convivencia ciudadana, información turística de la ciudad, normativas de tránsito y formación en género y diversidad. El padrón seguirá un orden de prelación que dará prioridad a quienes demuestren antecedentes en el desarrollo de la actividad, así como también a las mujeres jefas de hogar con hijos menores a 18 años, o que sean adjudicatarias de programas sociales vigentes. Del total de permisos otorgados se reservará un cupo del 10% para mujeres víctimas de violencia de género y un 5% para personas travestis, transexuales y transgéneros.

 

Los permisos son intransferibles y deberán ser renovados anualmente. La ordenanza también establece una serie de faltas como el ejercicio de la actividad en lugares no habilitados, el no uso de la vestimenta y la identificación requerida, o el efectuar la tarea “bajo efectos del alcohol y/o estupefacientes”. En ese marco, la ciudadanía podrá realizar reclamos por medio de la línea de atención gratuita 147 o la aplicación Rosario Responde, que luego serán remitidas al Tribunal Municipal de Faltas. 

En la última reunión de comisión de Obras Públicas, la concejala brindó detalles del universo de personas que hoy desarrollan la actividad en la ciudad. Para eso apeló a un relevamiento realizado por la Municipalidad de Rosario sobre 16 zonas de la ciudad, que arrojó un resultado de 573 personas que ejercen la tarea de cuidacoches, de los cuales 53 fueron demorados por no contar con su Documento Nacional de Identidad (DNI). De ese total, apenas cinco quedaron detenidos por causas pendientes.