La derecha se organiza y combate. Con esas palabras, convocaron el viernes 15 de noviembre desde La Misa, el streaming libertario, al acto que se haría al día siguiente en la Sociedad Italiana de San Miguel. El acto será recordado porque uno de los oradores habló de ser el “brazo armado” de Javier Milei. Pasadas las horas y ante lo que se percibió como una apuesta hacia la violencia política, los referentes “Las Fuerzas del cielo” –como se llama la convergencia de distintos sectores de La Libertad Avanza (LLA)-- se preocuparon por aclarar que el brazo es, en realidad, la mano que libra la batalla en redes sociales. Sin embargo, una retórica violenta con una estética fascista es una señal de alerta para quienes estudian la avanzada de las derechas.
La idea del “brazo armado” o la “guardia pretoriana” del Presidente salió de boca de una de las caras visibles de Las fuerzas del cielo. En redes sociales se lo conoce como Gordo Dan. Antes fue “Oso”. Es, en realidad, Daniel Parisini, un médico que viene de Santiago del Estero y que encontró sus trincheras en el canal de streaming Carajo y en la red social X.
Lanzados a la pelea por un lugar en las listas para las elecciones de medio término del año próximo, Gordo Dan consiguió un aval del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, quien dijo que sería un “buen candidato”. Francos tiene un rol clave, pero está lejos del triángulo de hierro que integran el Presidente, su hermana –la secretaria general de la Presidencia, Karina Milei– y el asesor Santiago Caputo, el vínculo con la rama tuitera.
Su amigo Agustín Romo, presidente del bloque de LLA en la Cámara de Diputados bonaerense, salió a poner paños fríos sobre los dichos de Gordo Dan. En una entrevista en TN, Romo dijo que Parisini dice siempre que “el arma más poderosa de la humanidad” es el celular. Romo ofició de anfitrión del acto de la semana pasada en San Miguel, su zona de influencia y tierra de los De la Torre y partido que supo elegir como intendente al carapintada Aldo Rico. Romo está en ascenso: está anunciado como uno de los oradores de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que va a hacerse el 4 de diciembre en Buenos Aires.
Más allá de las explicaciones o reacomodamientos, la narrativa libertaria está impregnada por la teoría de la guerra o de la eliminación del otro. Así quedó en claro en el discurso que dio el politólogo Agustín Laje, que funge como el intelectual orgánico del mundo de LLA. Laje –que dijo que a Milei le quedan siete años en el gobierno– trazó una división entre las personas “de bien” y los “zurdos hijos de puta”.
Según Laje, para los que están parados en la otra vereda no hay nada bueno para ofrecer. “Lo mínimo que podemos hacer con ellos es insultarlos", sugirió mientras hablaba de la “estocada final” y prometía que los iban a “aplastar”. A los pocos días, Milei dijo que las personas de izquierda eran como “cucarachas” en una entrevista con La Nación+.
Laje, que publicó dos libros con Nicolás Márquez –el biógrafo del Presidente– y actualmente dirige la Fundación Faro, divide a los integrantes de la familia derechista que apoya a Milei entre libertarios, conservadores y patriotas. Como invitado central del acto en la Sociedad Italiana, Laje habló de la “guerra cultural”. En su discurso hay una reformulación –sin explicitarlo– de las palabras finales del almirante Emilio Eduardo Massera en el Juicio a las Juntas, cuando dijo que las Fuerzas Armadas habían ganado la guerra de las armas pero no la guerra psicológica. La apuesta de Laje pasa por saldar ese “error” histórico, como viene advirtiendo Diego Sztulwark. Laje es optimista: dice que están en una cuarta fase, la de crear hegemonía.
Después de que trascendió el tenor del acto, los diputados socialistas Esteban Paulón y Mónica Fein presentaron una denuncia penal por incitación al odio e intimidación pública. Ambos legisladores pidieron que se cite a declarar a Laje, Parisini, Romo, el subsecretario de Políticas Universitarias Alejandro “Galleguito” Álvarez y a Nahuel Sotelo, el secretario de Culto y Civilización de la Cancillería. La diputada de Unión por la Patria (UxP) Florencia Carignano pidió que un fiscal interviniera de oficio ante los discursos de Gordo Dan y compañía.
Hubo proyectos de repudio por parte del peronismo en la Cámara de Diputados. Lo mismo hizo el Frente de Izquierda y sus Trabajadores (FIT). En la cámara baja tiene un escaño Santiago Santurio, otro de los participantes del encuentro de San Miguel. Santurio fue uno de los tantos diputados libertarios que integró un chat con el cura Javier Olivera Ravasi y con defensores de represores. Sin embargo, él no fue de la partida el 11 de julio pasado cuando seis de sus colegas de bloque fueron a visitar a Alfredo Astiz y otros criminales de la dictadura.
Arrasar con 40 años de acuerdos
El sociólogo e investigador principal del CONICET Daniel Feierstein publicó en 2019 La construcción del enano fascista. Los usos del odio como estrategia política en Argentina en el que alertaba sobre un proceso de derechización.
–¿Cómo describiría lo que se vio en San Miguel la semana pasada? ¿Hay componentes fascistas?-- le consultó Página/12.
– Hace unos cinco años que vengo advirtiendo que las condiciones para el surgimiento del fascismo avanzan en el país y en el mundo. No es patrimonio de una sola fuerza y es previo al surgimiento de Milei. Sin embargo, la confirmación de un “brazo armado”, el estilo y la estética del mismo, sin dudas son parte de esta avanzada fascista. Que sea hoy un poco risible no le quita gravedad. También (Ernst) Roehm y las SA en el inicio eran risibles. La capacidad de sumar luego elementos marginales y mucho más peligrosos suele ser muy sencilla en situaciones de crisis como la actual.
–¿Cuál es, en su opinión, la relación del gobierno con la violencia?
– Creo que parte de lo que busca el gobierno como “incorrección política” es arrasar con 40 años de acuerdos en relación a ciertos límites en el nivel de confrontación. Los insultos y descalificaciones permanentes, la incitación a la violencia, la construcción de “enemigos” que no merecen “ni justicia” son clásicos motivos fascistas. Por eso el ataque a (Raúl) Alfonsin, que con todos sus más y sus menos era el símbolo de esas reglas de juego que se buscan quebrar. Lo grave es que en Argentina, a diferencia de gran parte del mundo, el “cordón sanitario” no se construyó para frenar la posibilidad del avance fascista sino para impedir la continuidad de cualquier opción peronista, progresista o incluso liberal. En tanto ese “cordón” siga funcionando así (lo que queda claro en el parlamento donde la mancha venenosa sería “votar junto al kirchnerismo”) las posibilidades de que los sectores fascistas (sea en el gobierno o en la oposición) escalen posiciones y porciones del sentido común será más y más viable.
El huevo de la serpiente
El politólogo Alejandro Campos publicó a principios de este año El huevo de la serpiente, un análisis sobre el ascenso de los extremismos de derecha. Allí se adentra en algunos ejes centrales como la batalla cultural –donde Laje es la referencia–, las subculturas masculinistas dentro del esquema libertario y la “madriguera cibernética”.
–¿Qué impresión le dejó el acto de la semana pasada?--le preguntó este diario.
–Claramente hay referencias al fascismo por la estética y la apelación a la acción directa. El discurso hacia la juventud coquetea todo el tiempo con lo fascistoide y la batalla cultural se inscribe en esas migajas moralistas para las clases medias y bajas mientras se gobierna para los intereses de los grandes capitales.