Termina el año y, sin debate de Presupuesto a la vista, el Congreso entra en un estado de descontrol y anarquía. Hay cuatro sesiones convocadas esta semana en la Cámara de Diputados. Cuatro. Ningún diputado recuerda tal acumulación desesperada en el pasado. Para el martes se convocó una sesión para rechazar el DNU 846 de canje de deuda, que es la última bala que les queda a los gobernadores para negociar con Javier Milei. El mismo día, dos horas antes, hay otra convocatoria para tratar un proyecto de reforma sindical que no tiene dictamen. El miércoles sigue, hay otra sesión convocada para regular los juegos online y prevenir lUn mosaico de sesiones a piacere de cada bloque que, en el medio de la atomización parlamentaria, guerrean entre sí