Los relatos son múltiples. El primero: “Una madre vino desesperada y me pidió que la acompañe para que se investigue por acoso sexual a su hijo por un adulto que se hizo pasar por un compañerito y le pidió fotos”. El segundo: “Una madre, separada del marido, me cuenta que su hijo le pedía plata a ella y al padre, no prestaron mucha atención, pero descubrió en el chat del teléfono de su hijo que hacía apuestas”. El tercero: “Otra madre me hablaba de que su hija está deprimida, que vive encerrada con el celular y que no le gusta salir afuera, como si padeciera una depresión”.

Todos corresponden a jóvenes de entre 13 y 15 años. Los tres casos los cuenta la diputada Alejandra Lorden a Buenos Aires/12 para dar cuenta de que lo que sucede entre los chicos y chicas de la provincia de Buenos Aires. ¿Por qué? Porque, en virtud de estas y otras experiencias, presentó un proyecto de ley para crear el Sistema Provincial de Salud Digital y así poder encauzar soluciones para la adicción a las pantallas, la ludopatía infantil, el grooming y las consecuencias de las nuevas formas de vinculación de la juventud que superan las herramientas con las que cuentan las familias.

“Los chicos acceden a contenido inapropiado sin ninguna regulación, son víctimas de chantajes y llegan a pasar situaciones como en mi pueblo donde una chica tuvo relaciones con su pareja, se grabaron y después él chico hizo circular el video, generando una situación que hay casos en los que derivó en suicidios”, detalla Lorden.

La diputada que integra el bloque de la UCR que preside Diego Garciarena, se hace eco de un sinfín de problemáticas que numerosos especialistas explican desde un plano crítico. Entre ellos, Federico Pavlovsky, quien tiempo atrás le aseguró a este diario que, en la actualidad, se asiste a “una fusión entre el mercado, el desarrollo tecnológico y las neurociencias para generar productos que compitan en el circuito de la atención porque el objetivo es que te quedes enganchado”.

El eje de las neurociencias es sustancial. Mauricio Pedersoli, neurólogo infantil y autor del libro Adictos en Pañales, habla sobre que la exposición a las pantallas genera en el cerebro un “estrés ficticio”. “Se te activan los músculos, aumenta la glucosa, tenés palpitaciones, como si el cuerpo se preparase para dar una pelea, y por eso en los nenes más chicos si le sacás el teléfono te pega y te insulta, porque está preparado para luchar, con la consecuencia final de que se desarrolla un estrés agudo que puede volverse crónico”.

En este marco, la Legislatura dio un primer paso en el tratamiento de la iniciativa de Lorden. Ginecóloga de profesión, la legisladora de Saladillo expresa sus experiencias desde lo que le toca escuchar en su consultorio y los pedidos de ayuda de las familias.

Y no es el único proyecto en esta sintonía. En los últimos meses, el Senado estuvo discutiendo la limitación en el uso de los celulares dentro de las aulas de las escuelas primaras, una norma impulsada en conjunto por el senador de Unión por la Patria Emmanuel González Santalla y la senadora oriunda del GEN e integrante de la bancada conjunta con el radicalismo, Lorena Mandagarán.

Además, la ludopatía que se desarrolló en los jóvenes motivó múltiples iniciativas que transitan por ambas cámaras de la Legislatura. El propio Garciarena, titular de la bancada de Lorden, impulsa un proyecto al respecto para darle un marco regulatorio y crear limitaciones al acceso de parte de los chicos que, tal como relató este medio, llegaron a suicidarse en la provincia de Buenos Aires.

El Senado tampoco se queda atrás y hay proyectos como los de Laura Clark de UxP y Agustín Máspoli, radical de Chacabuco, para regular los sitios de apuestas y ampliar las capacitaciones y marcos formativos de cara a docentes, familias y alumnos en las escuelas.

Respecto a las escuelas, Lorden hace alusión a otra medida que se estuvo discutiendo en paralelo al Sistema de Salud Digital que propone y que también contó Buenos Aires/12. Se trata del proyecto de la diputada tigrense Luciana Padulo que apela a la obligatoriedad de la educación emocional dentro de las instituciones educativas de la provincia en sus tres niveles.

“Después de la pandemia, hay ataques de pánico en niños y adolescentes que los bloquean porque no saben cómo gestionar las emociones, no saben dónde poner esa angustia que tienen y, en gran medida, son una generación que está atravesada por la locura de la velocidad de todo y no tienen el desarrollo evolutivo necesario para procesarlo”, señaló Padulo.

Salud Digital

“Todo esto va en desmedro de la salud”, apunta Lorden. Asegura que la pandemia expuso mucho más tiempo a los jóvenes con las tecnologías y, también, a los adultos. Más allá de los testimonios vinculados a niños y niñas, el proyecto entiende a la salud digital para toda la población bonaerense, aunque es la juventud la que atraviesa mayores vulneraciones a sus derechos.

La legisladora radical, que comulga en el espacio que responde a Maximiliano Abad, resalta que la iniciativa que impulsa ya obtuvo la aprobación por mayoría de la Comisión de Salud y es una herramienta que le brinda “toda la decisión al Poder Ejecutivo”. Será el gobernador quien, en caso de aprobarse la medida, decida la autoridad de aplicación y los mecanismos para implementarlo.

Según el texto que crea el Sistema Provincial de Salud Digital, el mismo “brindará información y asesoramiento sobre salud digital, sobre prevención de patologías asociadas al uso indebido de dispositivos tecnológicos, sobre uso responsable de dispositivos electrónicos”. En paralelo, tendrá entre sus objetivos la detección precoz y tratamiento de patologías asociadas al uso indebido de dispositivos tecnológicos.

En el marco de sus fundamentos, detalla que la Organización Mundial de la Salud señala que una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta vinculados con las nuevas tecnologías y que, en países como España, se calcula que entre un 6 y un 9 por ciento de los usuarios habituales de Internet podría haber desarrollado algún comportamiento adictivo.

“El uso masivo de la tecnología se ha convertido en un hábito más que en una comodidad o status de vida”, subraya el proyecto de Lorden. “Tanto apego tecnológico, debe tener un límite, al menos para aquellas personas en las cuales genera adicción o comportamientos nocivos para su salud”, argumenta.

Entre las explicaciones que motivan la medida, el texto advierte que las nuevas tecnologías representan para el adolescente una posibilidad de perderse en un “mundo de fantasía” para huir de la rutina cotidiana. “De esta forma, se produce una paradoja: a través de las redes sociales y de Internet, los adolescentes no se muestran tal y como son en realidad, sino que muestran una imagen artificial de sí mismos”, remarca.