Hoy se cumple un nuevo aniversario de la muerte de Diego Maradona. Pero también, de la muerte de Lucas González, el joven de 17 años fusilado por la Policía de la Ciudad, justo un año después del fallecimiento del Diez. En ese contexto, la periodista y conductora Cynthia García, recordó el editorial que escribió y leyó al aire en La García el 25 de noviembre de 2021.

“El 25 de noviembre de 2021 leímos una reflexión conceptual y justo me apareció en las cosas que estaba buscando. Está bueno retomar y volver a esas palabras en el contexto del impacto que nos generaba el fusilamiento por parte de la Policía de la Ciudad a este niño de 17 años que jugaba al fútbol”, señaló Cynthia en la 750.

El editorial de Cynthia García sobre Maradona

Cuando a Diego Maradona lo entrevista la revista La Garganta Poderosa para el Mundial de Brasil, mientras en paralelo transcurría el programa De Zurda, para Telesur, el periodista le preguntó a Diego cómo era su barrio y él responde con su respuesta famosa: “Nací en un barrio privado. Privado de luz, de gas, agua, teléfono”.

Fue un recorrido muy portentoso, contando cómo a veces Doña Tota y Don Diego no se sentaban a la mesa, no por falta de lugar, sino por falta de comida. Las descomposturas o dolores de panza en realidad eran dolores de hambre.

Diego vivió esa vida hasta los 16 años, cuando en octubre de 1976, en plena inauguración de la Dictadura, debuta en primera en Argentinos Juniors. Y entonces, hasta esa edad, cuando empieza a ser un muchacho rutilante, seguido y destacado, vivió en la pobreza.

Una pobreza con sueños, digna pobreza, pero pobreza, con esas famosas imágenes que tenemos todos en la retina y en la memoria. La pobreza que se vive con entusiasmo y el deseo formidable de querer estar donde finalmente estuvo: con la Copa del Mundo en la mano y el propio mundo en las manos también.

Pero mientras tanto fue un niño. Diego fue un niño pobre.

Un paralelismo entre Diego Maradona y Lucas González

Se puede trazar esta línea entre Diego y Lucas, el niño fusilado por la Brigada Civil de la Policía de la Ciudad, porque Lucas González era un niño también. Entre los 0 y los 17 años que tenía Lucas hay una paridad en relación a una vida humilde recorrida y a un sueño compartido.

Después Diego fue Diego, su debut en Boca y una vida en creciente brillantez cósmica.

Lucas no la pudo tener.

Quedó ahí, fusilado en el piso, soñando el mismo sueño que Diego soñó jugar en Primera.

¿Cuesta pensar ese paralelo, no? ¿Pero no está a la vista de todos, acaso?

Desde la más profunda tristeza que quiero compartir, en donde hay una vida que pueden empaparse, entró un chico con sueños.

Maradona supo ser un chico con sueños y los pudo cumplir.

Lucas no, pero porque lo mató la policía.

En la marcha por Lucas, el adolescente que manejaba el auto en el que fue asesinado su amigo por la Policía de la Ciudad, se quebró y dijo: “Gracias a todos los que vinieron. Mi amigo era bueno, era humilde, se despertaba temprano todos los días. Los que no tenían que los que nos tenían que proteger, los que nos tenían que proteger, le sacaron el sueño a mi amigo, que quería jugar en Primera, como todos nosotros”.

A Lucas no lo dejaron frustrarse. No podrá tropezarse con las imposibilidades de la vida. No lo dejaron darse cuenta si la carrera futbolística era para si no lo dejaron andar por el camino que van quienes tienen vida, ni más ni menos.

Los sueños de Maradona

Los sueños de Maradona, seguramente los Lucas los tenía porque Diego fue modelo, trazó huellas en la generación de sueños.

Diego es el generador de esos sueños. Es la usina indispensable que formula esos sueños.

Fue la condición de posibilidad de Lucas en los sueños que pudo ejercer la imagen de Diego a los 10 años diciendo yo quiero jugar un Mundial.

Ese registro milagroso de un Diego changuito con la consumación de ser luego ese tipo que levantó la Copa del Mundo en la mano es la cinematografía íntima de cada chico que sueñe lo que soñaba Lucas.

Hay un poema de Leonardo Favio que escribió cuando Diego estaba muy mal, allá por 2004, que en un momento dice: “Mientras haya un planeta en que respire un niño, un niño habrá que sueñe que es Diego y que repite los goles imposibles de músicas y pájaros”.

Ese niño que respiraba y que ya no respira más es Lucas. Y Lucas soñó que es Diego, aunque haya nacido después que Diego, aunque la muerte por fusilamiento le haya negado el fulgor de lo posible de llegar a ser. Porque lo que Diego produjo fue un manto de ensueño para todes les niñes que soñaban con el fútbol en todos los tiempos.