Enviada especial a Montevideo

Yamandú Orsi, al día siguiente de su triunfo en las urnas, se reunió con su mentor, Pepe Mujica. El profesor de Historia, el militante de izquierda oriundo de Canelones, supo conectar el Uruguay urbano y el rural, un aspecto a destacar del triunfo del Frente Amplio en el balotaje ante el Partido Nacional, aliado con otras fuerzas de derecha. Marcela Schenck, politóloga e investigadora en la Usina de Percepción Ciudadana, analiza en diálogo con Página/12 los datos que dejó la elección del domingo. 

- En su opinión, ¿cuáles son las claves de la victoria de la fórmula Orsi-Cosse?

- Todas las encuestas que se conocieron previo a la veda dieron como favorito a Orsi pero en un escenario muy competitivo. Teníamos algunos elementos más para considerar que inclinaban la balanza hacia la fórmula Orsi-Cosse: en todas las instancias que tuvimos balotaje, desde 1999, el Frente Amplio (FA) siempre logró aumentar votos de octubre a noviembre. La suma de los partidos que conocemos ahora como coalición siempre habían perdido votos, por lo que el principal desafío para la alianza de derecha era evitar fugas de votos que los distintos partidos que la conforman habían tenido en octubre. En el caso del FA, tenía un piso muy sólido de las elecciones de octubre, pero para ganar tenía que crecer, como efectivamente sucedió. También en este sentido teníamos elementos que nos señalaban la existencia de estas fugas en este ciclo desde la coalición hacia el FA: en las encuestas que se realizaban desde la Usina de Percepción Ciudadana, veíamos que tanto el FA como el Partido Nacional retenían casi la totalidad de sus porcentajes de octubre, pero no ocurría lo mismo con otros partidos de la coalición (Colorado, ndependiente, Constitucional Ambientalista y Cabildo Abierto). En el último tramo de la campaña, la fórmula Orsi-Cosse sumó apoyos de dirigentes de partidos de la coalición, lo cual también pesa simbólicamente para mostrar que las fugas existen.

- ¿Cómo jugaron los indecisos?

-  Teníamos un porcentaje pequeño pero muy significativo de personas indecisas (alrededor de 170 mil, según la última medición de la Usina). Por lo general, lo que observamos en este perfil es que se trata de personas más alejadas de la política. También en este último tramo de campaña, se observó una estrategia de intentar llegar a estos segmentos, por ejemplo a través de la agenda de medios de la fórmula de Orsi (que tuvo una mucho mayor exposición que en la primera vuelta), pero también apuntando a lo territorial a través de giras, dado que el interior del país era clave.

- ¿Qué otros factores inclinaron el voto hacia la izquierda?

- El planteo de Orsi también recogió preocupaciones del movimiento social, como la referida a la seguridad social, dando señales explícitas en ese sentido. En octubre, junto a las elecciones nacionales se habían realizado dos plebiscitos, uno de ellos sobre seguridad social impulsado por la central de trabajadores, que aunque no resultó aprobado tuvo un apoyo muy importante. Y además, veíamos que hubo personas que votaron únicamente los plebiscitos sin votar ningún partido, y especialmente el de seguridad social era un segmento específico al que podía apuntar Orsi. Y de hecho lo hizo, incluso se refirió concretamente a medidas y formas de llevarlas adelante en torno a este punto en el debate presidencial que tuvo con Delgado. Cuando analizamos migración de voto desde la Usina, vimos que un porcentaje del voto en blanco y anulado de octubre en noviembre se volcaba a la fórmula Orsi-Cosse. Esto parece contraintuitivo, porque lo que tendemos a ver es que el voto en blanco y anulado crece de una instancia a otra, pero creo que podemos encontrar una explicación en lo que acababa de decir, en torno a estas personas que realizaron un voto en blanco parcial y en noviembre, se definieron por la fórmula del FA.

- ¿Cómo quedó el mapa territorial?

- La candidatura de Orsi fue mayoritaria en los departamentos donde tradicionalmente es fuerte el FA, Montevideo y Canelones, pero también en Salto, Paysandú y San José. En el resto de los departamentos fue mayoritaria la coalición. En esta campaña, el FA hizo fuerte énfasis en lo territorial por fuera de Montevideo y creo que también allí tenemos que ver una de las claves de este resultado, que además nos da un presidente electo no nacido en la capital (en Canelones) y que hizo su carrera política principalmente en el plano departamental en el interior del país, lo cual es una singularidad para nuestra política. También creo que en esta clave territorial, pero a nivel de las negociaciones en el Parlamento, es que podemos llegar a tener algunos indicios de lo que será la lógica de acuerdos. El FA tenía un escenario de mejor gobernabilidad que la coalición, porque tiene mayoría en el Senado desde octubre, pero a nivel de la Cámara Baja ninguno de los bloques tiene mayoría. Y hay un pequeño partido por fuera de los bloques, pero que hasta ahora ha tenido un fuerte discurso anti sistema, por lo que no es claro cómo se comportará. Entonces, quizá la lógica de negociación sea más punto por punto, donde lo territorial puede jugar un rol a nivel de acuerdos, y no solo lo estrictamente partidario. Por otra parte, también hay que ver cómo se comportan los partidos de la coalición siendo oposición esta vez, es decir, si se mantienen unidos como bloque o no.