¿No fue Twitter donde surgió el movimiento #MeToo? ¿No fue ahí donde nació el #BlackLivesMatter? ¿No es allí donde hemos ido encontrando comunidades que nos llevaron a tejer redes fuera de las pantallas? ¿No está ahí el “ágora del siglo XXI”? Por mal que nos pese, nuestro viejo Twitter ya no es lo que era. De hecho, ya ni así se llama. Luego de la compra por el magnate tech Elon Musk, en 2022, cambiaron los modos de moderar contenidos. Ahora, miles de usuarios migran sus cuentas a otra red social de microblogging que recuerda mucho al antiguo Twitter. Dan de baja sus perfiles del pajarito azul para dar lugar a la mariposa color cielo: Bluesky.

La plataforma fue desarrollada por Jack Dorsey, cofundador de Twitter. Esta semana, la plataforma anunció haber recibido nada menos que un millón de nuevos usuarios en menos de 24 horas.

¿Qué falló en X tras la llegada de Elon Musk?

Desde la compra de X por parte de Elon Musk, se han señalado diversos problemas: la falta de moderación eficaz contra discursos de odio, la proliferación de fake news y desinformación, la introducción de sistemas de pago como Twitter Blue —que priorizan cuentas verificadas de pago sin verificar autenticidad— y cambios en el algoritmo que favorecen contenido polarizante o engagement bait. Estas decisiones han afectado especialmente a comunidades vulnerables como la comunidad LGBTIQ+, minorías étnicas, feministas y activistas de derechos humanos.

A falta de datos locales, mencionamos que un informe elaborado por la agencia de investigación 40dB para la Federación Estatal de Lesbianas, Gais, Trans, Bisexuales, Intersexuales y más (FELGTBI+) revela que una parte importante de los discursos de odio contra el colectivo LGBTIQ+ en X proviene de cuentas potencialmente falsas. Por ejemplo, la comunidad de extrema derecha presenta un 7,4% de cuentas falsas, mientras que el feminismo trans-excluyente alcanza un 4,6%, cifras muy superiores al promedio en la red (1,9%).

En declaraciones a La Vanguardia, Yuval Noah Harari, referente de la corriente de las humanidades digitales, estimó que más del 20% del contenido de X lo determinan bots y algoritmos “que deciden qué voces silenciar y amplificar”. De hecho, dicho medio decidió no publicar más contenido en X, como también lo hizo el estadounidense The Guardian por considerarlo tóxico para el debate público.

Estas herramientas, clave para las extremas derechas quienes tienen más capitales para solventarlas, dificultan cualquier iniciativa orgánica —como El Ejército de Trolxs, convocatoria de la Federación Argentina LGBT— que intente contrarrestar los discursos de odio , especialmente cuando la plataforma no proporciona herramientas efectivas para enfrentarlos (denunciar una cuenta porque te nombra con un género o nombre que no es el autopercibido ya no es válido, por ejemplo).

Las razones detrás de la migración hacia Bluesky

Rose Wang, directora de operaciones de Bluesky, declaró que “la gente se ha cansado de que el algoritmo lo decida todo”. Sin embargo, los motivos de la migración son más complejos. Los cambios en X han evidenciado un sesgo claro hacia intereses políticos y económicos ultraconservadores.

Elon Musk, además de dirigir X, fue recientemente convocado por Donald Trump para liderar un nuevo Departamento de Eficiencia del Gobierno (DOGE), con el objetivo de hacer recortes en la administración estadounidense, algo así como el Federico Sturzenegger gringo. Musk, además, financió la campaña de Trump con 119 millones de dólares y ha adoptado un discurso abiertamente anti-trans y anti-LGBTIQ+.

En este sentido, la pregunta sobre quedarse o migrar evoca la clásica lección de El arte de la guerra de Sun Tzu: si el terreno de batalla favorece al adversario, será prácticamente imposible ganar la contienda.

¿El progresismo podría quedarse en Bluesky?

Aunque las ventajas todavía deben ser puestas a prueba y teniendo en cuenta que es una plataforma en desarrollo —por lo que queda por ver cómo la sustentabilidad económica impactará en las características a mencionar—, SOY ofrece a continuación un punteo rápido para putxs locx, putxs reventadxs que quieran dejar de hacerle el juego al ex de Grimes (sí, también es como la versión gringa del marido de Pampita).

  1. Experiencia personalizada:

  • No depende de un "algoritmo maestro" que priorice intereses empresariales; el usuario tiene más control sobre lo que ve.

  • Ofrece canales predeterminados como:

    • Siguiendo: Publicaciones de cuentas seguidas por el usuario.

    • Amigos: Publicaciones de cuentas seguidas por los amigos.

    • Descubrir: Publicaciones relacionadas con los intereses del usuario.

  1. Protocolo AT:

  • Tecnología abierta y accesible que permite a cualquier persona crear y gestionar su propia red social (complejo, pero técnicamente posible).

  • Fomenta la diversidad de experiencias y evita la centralización bajo una sola empresa o individuo.

  1. Feed personalizables:

  • Los usuarios pueden desarrollar algoritmos propios para adaptar sus contenidos a intereses específicos (¿Gatitos? ¿Memes de Wicked? ¿Cosas que sean Brat? Pues claro).

  1. Moderación avanzada:

  • Posibilidad de bloquear contenido no deseado mediante listas de bloqueo personalizables y compartibles.

  1. Recomendaciones temáticas:

  • Bluesky permite explorar contenidos organizados por temas (por ejemplo, fútbol italiano o insectos tropicales) o por dinámicas específicas como “Mensajes populares entre amigos” o “Publicaciones menos frecuentes de usuarios seguidos”.

    1. Resiliencia frente al control corporativo:

    • Definido como “a prueba de multimillonarios”, Bluesky no depende de una estructura centralizada.

    • Su tecnología de código abierto, mantenida por múltiples colaboradores, evita el control total por parte de una sola entidad, similar a modelos como Wikipedia o el correo electrónico.

    Cabe la pregunta acerca de si la migración se mantendrá constante y generalizada o si responde a otro hype del sector tecnológico. También es una incógnita cómo una plataforma sin publicidad generará ingresos y el rol que tomará el manejo de datos (principal activo de las redes sociales) y si las dinámicas antes mencionadas favorecerán o no a las cámaras de eco y los sesgos de confirmación (si más segmento mi contenido, veré cosas que solo comprueben lo que pienso). Hasta ahora, las primeras señales apuntan a una oportunidad para comunidades vulnerables de recuperar espacios virtuales más seguros.