Este miércoles, el precio del café arábica alcanzó su nivel más alto en casi medio siglo, cotizando en 3.20 dólares por libra en los mercados de Nueva York, un valor que no se veía desde 1977.
El alza de los precios del café no es producto de una sola causa, sino de una serie de factores interrelacionados. La oferta de café en América Latina, especialmente en Brasil -el mayor productor mundial de café arábica- se vio afectada por diversos factores climáticos, el más preocupante fue la sequía. Sumado a esto, los incendios forestales sin precedentes colaboraron con la disminución de la producción cafetera llevando a una situación de escasez, especialmente para la cosecha que se espera para 2024-2025, lo que sigue (y seguirá) presionando los precios.
Factores geopolíticos y económicos que agravan la situación
A la crisis climática se suman factores geopolíticos y económicos que también están afectando el mercado del café. Las interrupciones en el transporte marítimo en el Mar Rojo y las posibles políticas arancelarias de Estados Unidos, en caso de una reelección de Donald Trump, incrementaron la incertidumbre. A esto se le suma la futura regulación de la Unión Europea sobre la deforestación, que podría impactar en los costos de producción y distribución del café.
En este escenario de incertidumbre, los agricultores están optando por vender solo lo estrictamente necesario, lo que redujo aún más la oferta en los mercados internacionales.
Repercusiones en los consumidores
Con este aumento de los precios en el mercado internacional, los consumidores verán un impacto directo en el costo de su café. Empresas como Nestlé, propietaria de marcas como Nespresso y Nescafé, ya anunciaron subidas de precios, mientras que otras como J.M. Smucker, dueña de marcas como Folgers y Dunkin, también ajustaron sus tarifas en varias ocasiones.
El alza en los precios del café se hará más notoria a principios del próximo año, cuando las grandes empresas negocien sus contratos. Este cambio afectará principalmente a los consumidores en mercados como Estados Unidos, donde el café se consume en grandes cantidades, y podría derivar en un aumento generalizado de precios en tiendas y cafeterías.