El viernes 29 de noviembre, Adolfo Pérez Esquivel, escultor, pintor y Premio Nobel de la Paz en 1980, será homenajeado como ciudadano ilustre del distrito de General Rodríguez.
El reconocimiento fue impulsado por Manuel Agnistein, presidente del Concejo Deliberante de General Rodríguez, como parte de las celebraciones por los 160 años del distrito bajo la campaña “Año de la Identidad Rodriguense”. La ceremonia se llevará a cabo en el Concejo con la presencia del intendente Mauro García, concejales y funcionarios municipales.
Pérez Esquivel empezó a involucrarse en la no-violencia activa (NOVA) entre finales de los años 60 y principios de la década del 70, lo que le valió con el tiempo convertirse en un referente internacional. Es fundador del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) y el Serpaj-AL de Latinoamérica, de la cual forman parte 11 países y este año cumple 50 años. Es defensor de los pueblos originarios y sobreviviente de la dictadura cívico-militar, en la que fue detenido en 1977, torturado y posteriormente vigilado por el aparato represivo. Durante esta época Pérez Esquivel ayudó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo con la difusión de las atrocidades. Además, es autor de varios libros y recibió múltiples reconocimientos, incluidos doctorados honoris causa.
El vínculo de Pérez Esquivel con General Rodríguez está arraigado en la creación, en 1995, de la Aldea Jóvenes para la Paz, un proyecto socioeducativo que él mismo fundó y lideró junto a su familia como un faro de inclusión bonaerense. Esta iniciativa, concebida bajo el marco del Servicio de Paz y Justicia, ayudó en la vida de cientos de adolescentes al ofrecer talleres y cursos en áreas como apicultura, huerta, panadería, electricidad y computación. Actualmente, la Aldea cuenta con 110 alumnos inscritos, que cursan talleres agropecuarios como apicultura, tambo, quesería y huerta. También oficios como electricidad, plomería, panadería y conservación de alimentos. Además, cuenta con espacios de lectoescritura, matemáticas, computación y educación física.
--¿Cómo surgió el proyecto para declarar a Adolfo Pérez Esquivel como ciudadano ilustre de General Rodríguez?
-Durante estos meses hemos realizado varios reconocimientos a personalidades y vecinos y vecinas destacados de nuestra ciudad. --explica Agnistein--. En este caso, Pérez Esquivel es distinguido no como vecino, sino como ciudadano ilustre, ya que no es habitante de nuestra ciudad, pero más allá de su trayectoria y prestigio internacional, el reconocimiento se debe su construcción territorial con “Aldea Jóvenes para la Paz”, organización con sede en nuestra localidad y perteneciente al SERPAJ que forma parte del movimiento por la paz y los Derechos Humanos (DDHH) desde la No Violencia Activa (NOVA) en Latinoamérica y que preside Adolfo Pérez Esquivel.
--¿Cuál fue el impacto de la Aldea Jóvenes para la Paz en la comunidad local a lo largo de sus casi 30 años de funcionamiento?
--La Aldea Jóvenes para la Paz del Servicio Paz y Justicia es un proyecto formativo que parte desde una mirada inclusiva, en un mundo y particularmente en una región, donde los jóvenes y adolescentes tienen una pelea constante para no ser expulsados del sistema. Es el primer Centro de Formación Profesional orientado a niños y adolescentes de la provincia de Buenos Aires y cumple la doble función educativo/productiva, brindando herramientas para las y los jóvenes, en su mayoría provenientes de sectores vulnerables, en su capacitación profesional, pero abordando a los niños y adolescentes desde una perspectiva integral que incluye la lucha por la restitución de sus derechos y la construcción colectiva. En un país con una distribución cada vez más desigual de la riqueza, el papel de las instituciones intermedias como Aldea es fundamental para la contención de los niños y niñas y para generar esperanza en las y los jóvenes en un contexto económico y social absolutamente adverso a nivel nacional.
--Pérez Esquivel dice que "los niños no son el futuro, sino el presente".
-Creo que la frase que suele utilizarse sobre los niños como que son “el futuro” esconde consciente o inconscientemente la postergación de posibles soluciones de las problemáticas actuales para ellos y ellas. En este caso, Aldea Jóvenes para la Paz plantea justamente lo contrario, que es intervenir sobre la situación actual de los niños y niñas, modificando su realidad y la de su entorno aquí y ahora. Desde el Concejo Deliberante y también en compañía del intendente Mauro García, hemos visitado varias veces la sede de Aldea, incluso con la presencia de Adolfo en alguna oportunidad, donde se puede ver el profundo trabajo realizado por la organización. Aldea desarrolla su función gracias a un convenio con la DGCyE (Dirección General de Cultura y Educación) de la Provincia desde el año 1995. Hemos acompañado iniciativas de Aldea como el viaje a Chapadmalal, para el Encuentro final del Programa Jóvenes y Memoria. Los talleres les dan a los adolescentes la capacidad de proyector su vida a mediano y largo plazo sobre la base de su propio trabajo y en armonía con la comunidad.
--Dado que este año los alumnos de la Aldea participaron en el Encuentro Jóvenes y Memoria, ¿cómo se evalúa la relevancia de actividades culturales y educativas en la formación de identidad de los jóvenes?
-Me parece que la participación de los jóvenes en actividades relacionadas a la identidad y la memoria son fundamentales para mantener viva una lucha que tiene una historia única en nuestro país y en nuestra región. En nuestra ciudad las políticas públicas y la visibilización de los derechos humanos se comenzaron a ver a partir de la llegada de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner a nivel nacional. A partir de la llegada del actual intendente Mauro García, en el año 2019, se fortalecieron las políticas de derechos humanos y el abordaje local de Memoria, Verdad y Justicia. La participación de la juventud es clave para que las luchas sigan su curso y tengan una continuidad a lo largo del tiempo ya que, como se puede observar, el negacionismo, la vulnerabilidad de las libertades individuales y los derechos humanos nunca se dan por vencido y es importante mantener viva la lucha por la memoria, la verdad y la justicia
--¿Eso choca con la postura del Gobierno nacional?
-Absolutamente. Hay que tener presente que en algún momento se intentó banalizar la lucha por los derechos humanos, catalogándola como “curro”, pero no es ni más ni menos que artimañas para dejar en el olvido los pasados más oscuros de nuestra historia. Por eso, es nuestra responsabilidad sostener de manera activa la lucha por los derechos humanos y levantar las banderas de Memoria, Verdad y justicia y este tipo de reconocimientos funcionan también para entender que no son causas lejanas ni vacías, sino que son personas de carne y hueso que han decidido con coraje y valentía atravesar toda una vida de lucha.
--¿Considerás que con esta postura se busca crear una “nueva versión” sobre los derechos humanos y lo que pasó durante la dictadura?
-Estamos atravesando un momento político y social muy delicado a nivel nacional, dónde tenemos un gobierno con un discurso negacionista sobre la última dictadura cívico militar y qué también se presenta como un destructor del Estado y de las instituciones intermedias que puedan favorecer a una comunidad organizada. Organizaciones como Aldea y el trabajo de Adolfo son indispensables en este momento, ya que es falso que el progreso individual dependa únicamente de un criterio meritocrático, sino que en un país donde existe una distribución desigual de la riqueza y no existen la igualdad de oportunidades, estas se deben generar desde el trabajo colectivo. Es importante entender que las luchas por los derechos humanos por la libertad por la paz, por la igualdad, no pueden estar disociadas ni en el tiempo, ni en la distancia. Cuando hablamos de etapas en las que se vulneraron los derechos humanos sabemos que no fue un hecho aislado de nuestro país, sino que se dio, en mayor o menor medida en toda nuestra región. Con los retrocesos que son evidentes en la actualidad, en materia de derechos humanos, de justicia, de paz, de igualdad, es muy importante que proyectos como el de Aldea estén contenidos por un organismo como SERPAJ, con sede en casi todos los países de Latinoamérica y con una figura a la cabeza de la envergadura de Adolfo Pérez Esquivel. Contar con una de las dos sedes de Aldea de la provincia de Buenos Aires es muy importante para nuestra ciudad, por los logros ya mencionados en materia de formación de jóvenes, pero también desde lo simbólico, ya que es una expresión directa y concreta de lo que implica el trabajo de Adolfo Pérez Esquivel en toda la región. Eso transforma a nuestra ciudad y le aumenta la responsabilidad de no abandonar la lucha por los derechos humanos. General Rodríguez, cuenta con una historia muy particular en este sentido, que durante muchos años fue ninguneada y ocultada por el discurso oficial, y que solo se sostuvo por la militancia del campo popular. Nuestra ciudad cuenta con 15 desaparecidos en la época de la dictadura cívico-militar que, como dije anteriormente, comenzaron a recuperar su identidad a partir de que se comenzó a hablar de ellos, en un contexto de restauración de la memoria, que al igual que en el resto del país, se dio a partir de implementarse la lucha por los derechos humanos como política de Estado, gracias a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. Esos avances en memoria, verdad y justicia se fortalecieron gracias a la mirada de nuestro actual intendente.
--¿Qué mensaje esperan transmitir a los vecinos de General Rodríguez con este homenaje a Pérez Esquivel?
-El mensaje es entender que el compromiso social y la lucha por las causas nobles a la larga son siempre reconocidos. En épocas donde el discurso dominante intenta imponer qué el éxito está ligado a lo material, reconocimientos al trabajo como el de Aldea y el de Adolfo Pérez Esquivel son contra hegemónicos y sirven para romper con la idea del individualismo reinante, de la meritocracia, del sálvese quien pueda y del abandono del otro. El poder tiene muchas herramientas para sostener un sistema totalmente injusto, pero que siempre está la organización colectiva y popular para contrarrestar esa fuerza.