Suertudos aquellos que decidieron dedicarle la noche de su miércoles a la semifinal de Copa Argentina entre Boca y Vélez. Tremendo partidazo se llevaron. Pasó de todo en Córdoba: siete goles, actuaciones notables, otras de terror, festejos agónicos y, finalmente, un Fortín finalista. Fue 4 a 3 para los de Gustavo Quinteros para meterse en la definición del próximo 11 de diciembre ante Central Córdoba de Santiago del Estero en Mendoza y, de paso, ganar envión de cara al tramo final de la Liga Profesional.
Como si fuera una cuestión de karma, al Fortín se le dio en pocos minutos todo lo que se le venía negando en el campeonato local, donde sumó seis empates en sus últimos siete partidos y mostró una llamativa falta de gol. Cuando el reloj marcaba los 20 en Córdoba, ya estaba 2 a 0.
Contraintuitivamente, el que arrancó mejor fue Boca, plantándose en campo rival y hasta teniendo una chance muy clara que el Changuito Zeballos desperdició. Pero sólo era cuestión de que aparezca Claudio Aquino, acaso el mejor jugador de la gran temporada velezana. El experimentado volante de 33 años metió un pase increíble desde mitad de cancha para el pique de Pellegrini a las espaldas de Advíncula -no fue la noche del peruano- y ahí, donde no había nada, nació el 1-0.
Pellegrini -su titularidad fue un acierto gigante del DT luego de jugar poco y nada durante el semestre- no pudo con Brey pero el rebote le quedó a Elías Gómez que, con la paciencia de una costurera, no se apuró y ubicó a Pizzini para que este defina de cachetada. Boca no asumió bien el golpe y deambuló varios minutos hasta que finalmente el 2-0 cayó pero por culpa de uno de los suyos: Figal quiso despejar y la mandó a guardar en una jugada en la que encima arrancó habilitando a todos.
Dos goles abajo tempranamente y luego de un año poco feliz, los hinchas presentes en Córdoba se hicieron escuchar con el "movete Boca movete, dejá de joder". Pero la reacción recién llegó cuando se venía el entretiempo, con un cabezazo de Cavani digno de sus mejores épocas.
Si el primer tiempo fue tremendo, el segundo arrancó de manera inmejorable (al menos para el espectáculo y para Vélez) cuando Advíncula, quien ya se había salvado de la roja, le pegó un patadón a Pellegrini a los 47. Inexplicable lo del peruano, que hizo acordar a la roja precoz ante Cruzeiro y se fue chiflado.
Pero pesó más la necesidad de Boca que la doble ventaja de Vélez (el gol y el hombre de más). Los de Gago fueron al frente -limitaciones mediante- mientras los de Quinteros -algo inocentes en defensa- sólo apostaron a que pasen los minutos. A los 70, Zeballos igualó la historia con una gran jugada individual y, contra todo pronóstico, Belmonte puso el 3-2 tras una pelota parada desprolija a los 80.
La épica de Boca parecía cosa juzgada. Gago metió dos cambios defensivos mientras a Rojo se le escapaba alguna que otra cargada. Antes de tiempo, claro está. Vélez tendría la última palabra. O Bouzat, las últimas dos, mejor dicho. El exBoca, que ingresó desde el banco, apareció a los 85 y los 90 para darle un triunfo inolvidable a los de Linires y dejar a los de Gago sin nada y a las puertas de otro año sin Libertadores.