Sergio "Negro" Altieri está vinculado al mundo de la radio desde que era un niño, primero como oyente apasionado y luego como periodista. Se define como un “apasionado por el mundo de la radio” y ha construido una carrera que refleja ese amor por el medio. Ya trabajando en radio, estudió la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y también se recibió como técnico en operación de radio en el ISER. Actualmente sigue brillando en el éter desde la AM 750, donde participa en La García y en la mañana de Víctor Hugo Morales, además de integrar el equipo de Relatores, cubriendo los partidos tanto por la radio como en la plataforma de YouTube. También es parte de la Radio de la Universidad Nacional de Lanús y ha dado un paso hacia la docencia, dictando un seminario de introducción a la radio y a los podcasts. En esta entrevista exclusiva para Negrx, Altieri comparte sus inicios, su búsqueda constante de un enfoque renovador en el deporte y los proyectos que lo mantienen en movimiento.

¿Desde el arranque sentiste una conexión con lo que querías hacer profesionalmente?

Desde el inicio, no sé por qué, pero siempre me gustó. Con mi hermana jugábamos a la radio en casa, y era la voz, la música, la musicalidad (…). En el escuchar estoy mucho, más que en el hablar. Porque uno escuchando, aprende, ve y empieza a conocerse. Y creo que, a través de eso, de escuchar mucha radio, música, empecé a hacerme preguntas a mí mismo también, y encontré ese camino, con lo auditivo, lo audiovisual. Pero más lo auditivo que lo visual.

¿Desde cuándo te reconoces afroargentino?

Prácticamente de chico, siempre supe que era algo más que la descendencia italiana del apellido, de parte de mi viejo. Mi vieja era peruana, y yo siempre ahí. Pero yo no lo podía vincular con eso. Para mí era más algo que tenía que ver con lo originario, con lo autóctono de Perú. Si querés, una raíz inca. Por ese lado, de chico empecé en esta búsqueda, en este sueño adolescente de Latinoamérica, de cheguevarear, como dicen, de recorrer Latinoamérica, o también del conocimiento de África, pero nunca lo vinculé. Hasta que, en un momento, hablando con mi mamá, supe que mi tía, allá en Perú, iba a las reuniones de Los Campos. Campos es el apellido materno de mi abuela. Y que Los Campos eran afrodescendientes. Y ahí descubrí, ya de grande, cerca de los 20 años, que tenía una raíz afro en mi vida. Y ahí empecé a entender muchas cosas, más allá de que yo ya me apropié del negro, ya lo tenía apropiado desde la adolescencia, a los 20 empecé a conocer y me empecé a interiorizar mucho más de esta raíz africana. Bueno, conocí, gracias a mi hermana, que me dijo, -Che mirá, hay un seminario en Espacio Malcolm- , y ahí, entonces, me interioricé mucho más de lo afro en mi sangre.

Más allá de tu raíz afrodescendiente, ¿Cómo ves a esos negros, en el amplio sentido de la palabra, afrodescendientes y descendientes de indígenas en tu mundo? ¿Hay negros en el deporte? ¿Hay negros en el periodismo?

Mucho más de los que se creen, o por lo menos de los que se identifican como tales. Tanto colegas como deportistas. También esta idea de tanta invisibilización durante siglos, es difícil la autopercepción como tal. Entonces, en ese recorrido, en ese camino, yo vislumbro que hay muchísimo, pero es un trabajo arduo, y más cuando uno lo siente como un insulto, más que como una cuestión de orgullo. No sé si es insulto el término adecuado, pero me parece que debería ser al revés. Me parece que somos muchos más los que estamos ahí, y los que nos levantamos día a día para sacar esto adelante, y los que buscamos poder generar con nuestro laburo, con nuestro disfrute, con nuestras voces, el hecho de construir, siendo Argentina un país tan importante con el término de identidad, siendo Argentina un lugar donde durante mucho tiempo se robó la identidad, donde muchos siguen luchando por la identidad. Poder conocer esa identidad afro en el lugar donde estés, sea a través del deporte, a través de los medios, o en el día a día, me parece que es importante identificar. Creo que se ha logrado un avance, ha crecido, está el tema, pero falta mucho.

Hay evidentemente una conexión entre tu trabajo y las causas sociales.

Sí, es que no concibo el deporte por afuera, como algo inmaculado, el cielo del deporte, el cielo de la política, la economía, el espectáculo, está todo vinculado y está entramado, es un entramado social que es complejo, y ahí está lo bueno, en la complejidad de la discusión, no en lo binario, no en lo bueno o malo. Entonces lo social y lo político, mixturado con lo deportivo es, me parece, donde está la raíz de todo. Es interesante analizar la táctica en cualquier deporte, la técnica, disfrutar de un caño, de una jugada, de un enceste en el aro, no sé, es disfrutable.

Pero también todo eso atrás tiene un vínculo político. No es lo mismo que Riquelme sea presidente de Boca que lo sea Macri. No es lo mismo que el River se defina como una sociedad civil y colabore con un montón de cuestiones o que reivindique su colegio y la educación que, no es lo mismo el Racing fundado por los conservadores de un lado que el Racing Club Asociación Civil que le ganó un gerenciamiento y volvió a ser popular y te puede contar la historia con su propia voz de lo que sufrió cuando un empresario quiso manejar el fútbol. No es lo mismo un independiente fundado también por obreros y la palabra independiente con lo que significa que este independiente que te quiere vender la imagen del PRO porque vinieron ellos y nos sacaron todo.

Reivindicar un San Lorenzo que pudo pelear contra los poderosos, reivindicar un Huracán en el barrio de Parque Patricios en el sur de Buenos Aires, lo mismo San Lorenzo en Boedo. Hay un montón de cosas que vinculan a lo que son los clubes, a lo que es un equipo de fútbol con la identidad de cada uno, con la identidad popular, porque si bien las reglas del fútbol las inventaron los varones ingleses, el fútbol era un deporte popular, el fútbol se jugaba en las calles y me parece que eso es importante siempre saberlo.

Hay una bandera que estuvo en un estadio, creo que francés, que yo la tengo en mis redes sociales, qué dice -El fútbol creado por los pobres robado por los ricos-. Entonces me parece que va por ese lado. El fútbol acá en Argentina fue practicado por un profesor inglés y fue impuesto, pero después cuando fue apropiado por la calle cambió de deporte, cambió. Y eso es una lógica, y eso es algo realmente por lo que viene, porque eso es negocio, porque cuando se dieron cuenta que vendían muchas camisetas a mujeres y empezaron a hacer la ropa femenina en el fútbol, la FIFA y la CONMEBOL, no el deporte en sí, no las mujeres jugando, la FIFA y la CONMEBOL y la UEFA pusieron la obligatoriedad que los equipos tenían que tener un equipo de fútbol femenino. Pero mientras tanto hubo pioneras desde los 70, los 90, que salieron a jugar al fútbol, a pesar de todo. Inclusive hoy siguen jugando, a pesar de la poca bola que le dan, inclusive con la obligatoriedad de las instituciones a los equipos que deben tener.

Entonces me parece que está muy vinculado. Bueno, podés no ver un equipo sacado de contexto. Hay algo que tengo como objetivo hacer para el año que viene que es un libro sobre Alejandro de los Santos. Él es nacido en Entre Ríos, afrodescendiente, afroargentino, fue campeón de la Copa América en 1925. Cuando se preguntan por qué en Argentina no hay jugadores negros, en Argentina hubo jugadores negros. Y aquí me parece importante también en un contexto en donde en Brasil, por ejemplo, estaban prohibidos los jugadores negros y les hacían pintar la cara con polvo de arroz para enblanquecerlos.

Chile denunciaba a Uruguay porque tenía jugadores negros y decían que eran jugadores africanos y no nacidos en Uruguay. En ese contexto Argentina salió campeón con los jugadores negros en su selección. Entonces, digo, no podemos sacar de contexto las cosas que suceden. No se puede leer al deporte sin ese contexto. Y por eso me parece importante y por eso me involucro y trato de hablar desde ese lugar cuando hago mi columna.

Que haya debutado un Spreen, en riestra, no se puede leer solo como el debut de un instagramer o como algo de marketing. Atrás hay un montón de cosas que vinculan lo que pasan los pibes para llegar a primera, que vinculan los negocios que hay en el fútbol, sean asociaciones civiles o sociedades anónimas deportivas, que vinculan que el deporte está cambiando. Se sigue jugando 11 contra 11 en una cancha con una longitud determinada, la pasión sigue siendo la misma, pero hay algo ahí atrás que hay que verlo. Y no es simple, no está en la superficie, está algo complejo. Y a mí es lo que me gusta ver.

Está claro que en nuestro país el fútbol tiene un peso muy importante, sobre todo en estas mayorías racializadas. ¿Por qué el fútbol es tan popular en esas mayorías?

Bueno, el hecho de que cualquiera lo pueda practicar es uno. No necesitas más que una pelota. Una pelota y un terreno. Porque después los arcos se pueden hacer con los buzos. Con la propia ropa, con remeras. Las pelotas se pueden hacer conjuntando telas. Y esa posibilidad, esa democratización de que cualquiera pueda jugar, de que cualquiera pueda ser elegido en un pan y queso. Bueno, no importa cómo sea, no importa dónde vengas, vos podés elegir, es lo que le da la posibilidad de que el fútbol sea tan popular. Y que sea tan popular en todo el mundo.

El fútbol es popular en todo el mundo. No es casualidad que Gianni Infantino sea invitado a las reuniones del G20. No es casualidad que la FIFA tenga más organizaciones miembros que la ONU. El poder del fútbol es mucho. El negocio del fútbol es mucho. Lo que mueve el fútbol es mucho. Y es interesante cómo, a pesar de todo eso, no pueden sacarle lo popular. No pueden sacarle lo lúdico. Lo que a la gente le gusta. La gente sigue festejando un caño, sigue festejando un gol. Más allá de que hoy venden que ganar es lo único, la gente sigue disfrutando otras cosas.

Y me parece que el vínculo con lo popular es que cualquiera tiene acceso, cualquiera puede llegar, a pesar de los negocios, de los tongos, de las apuestas, cualquiera puede llegar, o por lo menos cualquiera puede tener la ilusión de llegar. Después llega un momento que jugás solo para divertirte con amigos y después ya no jugas más [Ríe]. Pero digo, la posibilidad de llegar, la posibilidad de acceder. Eso nadie lo puede cambiar.

En la actualidad se habla mucho de las SAD (sociedades anónimas deportivas), ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Cuando te hablan de las sociedades anónimas deportivas, te hablan de aportes privados, digo, los clubes surgieron de aportes privados, cada socio hizo un aporte para que surgiera el club. El problema es lo que se quieren llevar. Y ahí está la sociedad de las sociedades anónimas deportivas, porque no va a venir ninguno de afuera, bueno, bondadoso, a donarte. Por ahí te donan diez tarros de pintura para que pintes la tribuna, pero nadie te va a donar millonadas de dólares, sin nada a cambio. Y el gran problema es perder el ser socio, para transformarte en ser accionista, porque no todos pueden ser accionistas, porque no todos tienen dinero para comprar acciones, y porque ya perdés la posibilidad de elegir a tus autoridades, de poder participar de los clubes, de ser parte de los clubes.

Yo digo no a las SAD, pero no como algo romántico, porque uno tiene que participar de los clubes, tiene que estar, tiene que conocer el día a día, tiene que poder llegar a hacer los deportes amateurs a los clubes, tiene que tener vida en los clubes. Y la vida social de los clubes en la Argentina existe mucho, hay mucha cultura del club, por eso no creo que avance esta idea de la sociedad anónima deportiva, porque no está dado eso, pero la posibilidad que surjan de hacer negocios sigue existiendo. Por eso la participación de los socios en los clubes es muy importante, porque no es lo mismo un club gerenciado, que una asociación civil con el socio involucrado interviniendo en las decisiones de los clubes, interviniendo en los deportes amateurs, ayudando en cuanto a cuestiones sociales, formando parte del grupo, abriéndole las puertas a la comunidad para que conozcan el club, para que formen parte.

En la pandemia los clubes fueron muy importantes, porque abrieron sus puertas para vacunación, para centros de internación, muchas veces de aislamiento de los que tuvieron COVID-19, y fueron los clubes los que abrieron sus puertas, no fueron las entidades privadas, no fueron las empresas las que dijeron vengan acá. Entonces me parece que ese vínculo del club hoy tiene que volver a ser, volver a nacer y que se tiene que conocer que los clubes son todo, no son solo hacer un gol dentro de un arco, tienen mucho más que eso.

Sergio Altieri en las mañanas de AM750. Imagen: Nicolás Parodi.

Es muy difícil hablar de racismo en el deporte. Un caso muy notorio fue el de Enzo Fernández.

Era muy difícil para muchos entender esa lógica de que hubo un acto racista, hubo gente que no le gustó, pero hubo una persona que pidió perdón que fue Enzo Fernández. Todo el resto del circo, el de no fue para tanto, pero los franceses esto, como nos van a decir a nosotros, la vicepresidenta tuiteando, el secretario de deporte echando a quien estaba en la agencia de deporte por decir no, como le vas a decir a Messi que tiene que pedir perdón, el presidente pidiendo la renuncia.

Todo ese circo que vino después no tiene sentido, pero no tiene sentido porque nadie supo explicar o decir por qué era un acto racista. Y eso es lo que hace falta, tratar de entender que hubo una invisibilización tal que decís, como me vas a decir racista, racista sos vos, a mí no. Faltó tratar de entender lo que pasa ahí, tratar de entender que no es gratis decir negro, africano, camerúnes, tu vieja esto, tu papá eso otro, no es gratis. -Pero no le dijo nada, fue una cantito-, si se puede todo en la cancha, eran todos memes, mismo dentro de los medios de comunicación, no solo las redes sociales. Entonces me parece que ahí hace falta un poco.

¿No ves un avance de tus colegas en estos temas, un avance de la conciencia?

Hay un término que es tokenismo. El tokenismo que habla mucho de esto, de bueno, tenemos que tener un negro, tenemos que tener un negro, y ahí nos limpiamos. Como las campañas contra el racismo, -hiciste el gesto de mono, multa-, pero después no cuidás a la gente que va a las canchas, a que la policía las reprima, a que puedan viajar bien, a que no se coman un palazo en algún lugar. Yo entiendo que Vinicius realiza todo esto por su conciencia como negro. Muchos los han criticado, no le creo a Real Madrid cuando me dicen -no al racismo-, y después deja a sus ultras vociferar cantos racistas. Le creo más a los bucaneros de Rayo Vallecano que tienen a uno de sus máximos ídolos que era un arquero negro, y que luchaba contra el racismo realmente. No le creo a la FIFA su lucha contra el racismo, o a Infantino cuando viene a decir -Nosotros somos la salvación de todos los africanos que cruzan el Mediterráneo- Me cuesta creer eso y no verlo como marketing.

En 2022 hubo un logro muy importante para tu carrera, el Martín Fierro de Radio a la Mejor Labor Periodística Deportiva ¿Qué tenés para decir de ese momento? ¿Cómo lo viviste?

Primero fue una gran sorpresa porque no lo esperaba, más allá de todo el laburo que hago día a día, no lo esperaba porque estaba con otros dos colegas que quizás tienen más repercusión mediática que yo. Fue algo lindo, pero después fue una carga, una carga en este sentido de uno no está acostumbrado y además por lo que pasó después, digo, por las repercusiones, si bien mis compañeros me felicitaron, tuve muchísimas muestras de respeto, el hecho de que me hayan dicho que no lo merecía otros colegas o que lo había robado de alguna manera, no me pareció justo, me dolió en su momento, me costó mucho tenerlo ahí, de hecho, cada vez que me dicen ganaste Martín Fierro me pone medio raro. Me trajo más disgusto que satisfacciones. No cambió nada, yo sigo trabajando como el día uno, es un lindo reconocimiento pero también me trae recuerdos dolorosos todavía por todo lo que se dijo y las dudas que me dejaron que evidentemente no tienen que ver conmigo o sí, no lo sé, pero que hieren, que molestan y que duelen. Pero yo no le robé nada a nadie, lo gané por mi laburo. No hice nada y la verdad que fue doloroso, más porque yo vengo de abajo, vengo de laburar, perfil bajo, perfil de laburo y que ocurran estas cosas duele bastante.

¿Cómo vivís esa convivencia de los medios tradicionales con las nuevas plataformas donde la gente lo puede hacer desde su casa?

Yo creo que el lenguaje es el mismo del medio tradicional, más parecido a la radio que a la tele, pero los consumos son distintos. No por la demanda del consumidor si no porque se dio de esa manera, creo que hay una atención muy dispersa por el scrolleo de ver videos de un minuto y no mucho más, pero me parece que el lenguaje sigue siendo el mismo es más que interesante y es mucho más a demanda y para nicho. Me parece que hay una lógica más de antes vos tenías un momento -para-, ahora es -cuando puedo- y todo eso se va modificando, pero no creo que hayan cambiado mucho las formas y los lenguajes, quienes los manejan y quienes los digitan y de lo que se habla. Eso me parece que sigue siendo lo mismo, por eso las temáticas siempre son tales o cuales, siempre sigue siendo lo hegemónico de lo que se habla más allá que haya otros nichos y otras posibilidades de encontrar otros discursos. Lo bueno es que todos podemos tener una pequeña voz, pero los grandes emprendimientos siguen siendo los mismos. Me interesa mucho el espacio del podcast por lo auditivo porque a mi es lo que me gusta y creo que se pueden contar lindas historias y hay más maneras de contar historias y de profundizarlas que antes quizás no había tanto. Pero me gusta que haya más medios para hacer cosas.

Lo hace más accesible.

Viste que antes se decía lo popular es milanesa con papas fritas, así que dale milanesas con papas fritas, bueno se descubrió que no, la gente come de todo, y consume lo que quiere, no lo que le obligan a ver. Está bien, hay mecanismos, estudios, que indican la propensión de la gente, pero cuando la oferta es variada la gente consume variado.