El escritor Eduardo Sacheri recordó su conexión con Diego Maradona. En una extensa entrevista con Alejandro Apo en la 750, habló del vínculo que lo unió para siempre al astro del fútbol mundial y contó cómo vivió la Copa del Mundo 1986.

A fines de 1995, un joven Eduardo Sacheri, envió varios cuentos a Alejandro Apo, quien tenía su programa Todo con afecto. El periodista y conductor se “arriesgó” a leer uno de ellos: “Me van a tener que disculpar”, incluido tiempo después en la antología de Sacheri “Esperándolo a Tito”, que relata el agradecimiento de un tipo a la figura de Diego Maradona.

Consultado acerca de su relación con el Diez, el escritor recordó que lo “padeció” al no ser hincha ni de Argentinos o de Boca, pero con el tiempo “lo adoptó” porque “todos sabíamos que era maravilloso”.

“En el Mundial de 1986 tenía 18 años. El mundial del 86 es reparador en muchos sentidos, y Diego es la bandera de esa reparación. Parece cine. Lo vivimos. La vida no es tan pródiga en repararte de ese modo. Y es dificilísimo bajar de ese Olimpo. El mito no tiene tiempo, pero la vida sí”, afirmó.

“Años después, en el 95 cuando Diego vuelve a jugar en Boca, yo no podía evitar pensar en lo contento que me ponía verlo así, pero tenía miedo que se la pegara de nuevo; porque este pibe está destinado a la fatalidad y la tragedia. Cualquiera de esos sábados, me fui a jugar al futbol y cuando volví lo escribí (al cuento) en dos horas. Unos meses después te lo mandé a vos”, contó.

“Esta cosa trágica. Esta cosa de subir y bajar. Esta cosa del dolor junto con la gloria. La gloria y el triunfo son menos literarios. El dolor, la derrota, la desesperación nos atrapan porque nos representan a todos los seres humanos en lo chiquitos que somos. Creo que Diego, con esa cosa caótica, personal, individual, empujando lo colectivo, pero al mismo tiempo rebelde, contestatario, indisciplinado, lo sentimos como muy próximo a como nos sentimos muchas veces como país. No lo digo como modelo, sino como reflejo. Creo que Diego, su historia, su índole, nos refleja con una enorme profundidad”, concluyó.