Por arte de sueños es la décima producción del Programa Comedia Municipal Norberto Campos, tuvo su estreno en el Festival Fontanarrosa, y continuará en cartel hasta el 14 de diciembre, los viernes y sábados a las 20.30 en Teatro La Comedia (Mitre 958), con entrada libre y gratuita, por orden de llegada, hasta agotar la capacidad de la sala. Por arte de sueños cuenta con dirección de Miranda Postiglione, a partir del texto de Miguel Kot, basado en el relato “Sueño de barrio” de Roberto Fontanarrosa. A partir de un sueño adolescente y en el marco de una escuela pública, acusaciones y deseos se reparten con el humor como lazo vincular. Una experiencia que tiene satisfecha a su directora. “Aunque una confía en la propuesta y estaba muy segura de lo que quería hacer, y tuvimos poco tiempo antes del estreno, el público lo recibió muy bien. La obra funciona visualmente, y no solo actoralmente, que es mi área más segura”, comenta Miranda Postiglione a Rosario/12.
-Hay un rasgo distintivo en las producciones del programa "Norberto Campos", respecto de una puesta en escena con protagonismo visual, ¿cómo te resultó?
-No lo pensé tanto desde ese lugar, porque como espectadora y como artista, sentí muchas veces que La Comedia pecaba de tener una gran producción visual, y eso se llevaba mucha más importancia que, a lo mejor, el texto, la dirección o las actuaciones cuando son cosas que me parece deberían ir de la mano. Entonces, no sé si lo pensé tanto desde el lugar de tener que llegar a cierta cuestión escenográfica, visual o plástica; pero a nivel vestuario y escenografía, ya desde el principio trabajé con Carolina Cairo en diseño escenográfico y Ramiro Sorrequieta en diseño de vestuario. Obviamente, una vez que el proyecto fue elegido, nos dedicamos a profundizar mucho más lo que habíamos pensado.
-¿Qué es para vos el humor de Fontanarrosa?
-El texto original de Miguel Kot, que ganó el Concurso de Dramaturgia, era bastante parecido a “Sueño de barrio”, si bien elegía como escenario una escuela y algunas otras cosas; pero lo que pasa es que “Sueño de barrio” está escrito en otra coyuntura, en otro momento histórico y cultural, en donde, para mí, Fontanarrosa hablaba de la amistad, del amor, del fútbol y del barrio. Entonces, ¿cómo encausar esos ejes dentro de esta obra? La escuela pasó a ser una escuela pública, para así hablar de lo que significan ciertos vacíos del Estado que hacen que las escuelas públicas no tengan ciertas condiciones resueltas; quiero decir, hay un chiste simple, por ejemplo, en el que se dice: “Bueno, no había luz, agua, gas. Como acá, que no hay nada”. Ese tipo de cosas permiten exponer, desde el humor, ciertas cuestiones que yo relaciono al barrio y a lo cultural. Todo el tiempo está el humor, exponiéndose transversalmente. Y hay un vínculo muy fuerte entre los adolescentes, tanto amorosamente como de amistad, eso es algo que para mí lo significaba el Negro. También en el amor; en este sentido, hay un cambio de género que yo planteo desde el principio en el texto. El texto original de Miguel Kot presentaba un director varón y una madre, y yo los cambié por una directora mujer y un padre, algo que tiene que ver un poco con una cuestión personal y política. Desde un principio, tuve bien en claro los perfiles y qué es lo que me interesaba de cada uno de los personajes, y cuando tuve los cuerpos con los que iba a trabajar, se fueron armando un poco entre lo que ellos me daban y lo que yo había imaginado. Lo que siento es que hay que hablarles un poco más a los adolescentes. Si la idea de La Comedia Municipal es que pueda recorrer Rosario, ir los barrios y llenar de escuelas la sala, tenemos que empezar a hablarles también a los adolescentes y a las juventudes, tenemos que empezar a hablar diversas formas de amor y diversas formas de encontrarnos.
-¿Pudiste hablar con Miguel Kot luego del estreno?
-Le gustó mucho, estaba muy contento. Me dijo que él había escrito una comedia un poco más liviana y que yo la había vuelto una obra más profunda y conmovedora. Yo sentía que el conflicto de la obra es el sueño de un adolescente, y eso trae una problemática inmensa. Lo que más me interesó, también por mi trabajo docente y demás, eran las contradicciones internas que tenían los personajes, lo que no se decía. Para mí, el texto hablaba del deseo y no hablaba del sueño de un adolescente. En el texto, los adolescentes eran los que tenían menor resistencia al deseo, por eso eran los que podían ponerlo en palabras y podían expresarse, mientras que los adultos estaban todo el tiempo en “lo que debo”, “lo que puedo”, “lo que quiero”, con cierto muro y cierta resistencia para poder disfrutar y reconocer sus deseos. Es un poco lo que yo siento desde el rol docente, gracias a lo que me devuelven mis alumnes, todos los días; me permiten reencontrarme con mi motivación, con mi deseo; quiero decir, es una profesión bastante dura, y todos los días me pregunto por qué estamos trabajando por un sueldo miserable o en ciertos lugares. Quienes no me hacen dudar de seguir estando ahí, son los pibes.
-Fue un trabajo de ensayo apurado; es decir, toda una experiencia y todo un desafío.
-Tuvimos un mes y dos semanas para hacer la obra, fue bastante álgido, pero fue un proceso muy fructífero. Yo estoy muy contenta con el elenco. En las audiciones hubo más de 200 personas y se conformó una grupalidad impresionante, en tiempos tan cortos. En un mes y medio no tenés el mismo poder que en cuatro o cinco meses de ensayo, y fueron muchos aciertos. Tuvieron que ver más que nada con el elenco, con el vestuario y con la escenografía. Con todos nos entendimos muy bien. Siento que ellos se metieron en mi cabeza, porque yo ni siquiera les mostré referencias de imágenes, y en muy poco tiempo crearon mucho más de lo que yo me podría haber imaginado.
Por arte de sueños cuenta con dramaturgia de Miguel Kot; dirección de Miranda Postiglione; asistencia de Germán Lucatti; y elenco integrado por Elena Guillén, Mumo Oviedo, María Belén Ocampo, David Zoela, Graciana Tucat y Leny Federico.