Más de un millón de ucranianos se quedaron este jueves sin electricidad tras un ataque aéreo masivo de Rusia contra infraestructuras energéticas civiles, unos bombardeos que según el Kremlin fueron en respuesta al lanzamiento de misiles de largo alcance de origen estadounidense contra el territorio ruso.

“Varias regiones han informado de ataques con misiles Kalibr con municiones de racimo dirigidas de forma deliberada a infraestructuras civiles”, afirmó el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, quien explicó que el uso de este tipo de munición prohibida --que está compuesta de multitud de submuniciones que se dispersan y expanden la superficie de daños-- complica el trabajo de los servicios de rescate y de los ingenieros eléctricos que reparan las infraestructuras alcanzadas.

El mandatario se refirió a este nuevo bombardeo ruso --el undécimo ataque masivo contra la red eléctrica ucraniana desde el pasado mes de marzo-- como “otra escalada especialmente perversa en las tácticas terroristas rusas”, en referencia al uso de munición de racimo.

Más de un millón de personas sin luz

Según las cifras presentadas tanto por Zelenski como por el Kremlin, el ejército ruso empleó en este nuevo ataque un centenar de misiles y más de 90 drones kamikaze. Ucrania ha logrado derribar 79 de estos misiles y 35 de los drones, según un parte militar. Pese este elevado porcentaje de interceptación de misiles, el bombardeo provocó de nuevo graves daños en el sistema eléctrico ucraniano.

Buena parte de los misiles tuvieron como objetivo la parte occidental de Ucrania. En las regiones de Leópolis, Volinia y Rivne, más de un millón de abonados se quedafon temporalmente sin luz debido a los destrozos causados por los misiles rusos. Las autoridades regionales también informaron de apagones en otras zonas del país como Zhitómir (centro) y Jersón (sur).

Aparte de los apagones provocados por los impactos en el equipamiento, las autoridades ucranianas aplicaron cortes de electricidad para minimizar daños en el sistema durante el ataque. Ucrania ya aplicaba antes de este hecho un régimen de racionamiento de energía por horas en todo el país a consecuencia del déficit de generación creado por el anterior gran bombardeo ruso contra el sistema energético del país, que tuvo lugar el pasado 17 de noviembre.

Ese bombardeo puso fin a dos meses sin cortes de electricidad en Ucrania. Durante los últimos meses, pueblos y ciudades del país sufrieron constantes apagones programados de hasta media jornada, provocados tanto por los efectos de anteriores ataques rusos como por la reducción de la producción en las centrales nucleares, que en ese entonces estaban en mantenimiento.

Ucrania ha advertido repetidamente de las intenciones de Rusia de dejar al país sin suficiente energía para afrontar el invierno, que es la época de mayor consumo debido a las bajas temperaturas y el mayor número de horas de oscuridad. Aún así, los ucranianos han conseguido minimizar los efectos de la destrucción causada con Rusia gracias a la electricidad que importan de países de la Unión Europea. Kiev también ha recibido apoyo exterior económico, técnico y material para reparar sus infraestructuras dañadas.

La palabra de Putin 

El presidente ruso, Vladímir Putin, reivindicó el ataque masivo y afirmó sin dar más detalles que fueron alcanzados 117 objetivos. "Por supuesto, responderemos a los ataques que se llevan a cabo contra el territorio ruso con misiles de largo alcance de fabricación occidental", indicó Putin desde Astaná, en Kazajistán, dónde asistió a la cumbre de la alianza militar postsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC).

El presidente ruso señaló también que Rusia podría volver a emplear el misil balístico hipersónico Oréshnik probado por primera vez hace una semana, del que dijo que ya ha comenzado su producción en serie. "El Ejército ruso está seleccionando objetivos para la destrucción en el territorio de Ucrania, que podrían ser instalaciones militares, empresas de la industria de defensa o centros de toma de decisiones en Kiev", añadió.

El jefe de Estado ruso volvió a ensalzar las virtudes de este misil balístico con capacidad nuclear de alcance medio, es decir, hasta 5.500 km, capaz de alcanzar cualquier objetivo en Europa e incluso la costa oeste estadounidense. En cuanto a la disposición de negociar la paz, Putin afirmó que la aparición del misil Oréshnik no ha cambiado nada. "Nuestra actitud fundamental hacia la solución de la situación en Ucrania no cambia: a) para el proceso de negociación y b) por supuesto, en los términos que establecí en mi discurso ante la jefatura del Ministerio de Asuntos Exteriores en junio de este año", afirmó.

En esa ocasión, Putin demandó la retirada de las tropas ucranianas de los territorios que pasaron a formar parte de Rusia, las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, las regiones de Zaporiyia y Jersón, así como el estatus de no alineado de Ucrania, la desnazificación y desmilitarización del país y la abolición de todas las sanciones occidentales.

Horas antes, durante la cumbre de la OTSC, el líder ruso aseguró que pese a las advertencias sobre el peligro de una escalada del conflicto ucraniano, continúan los ataques contra territorio ruso con armas occidentales. Así, tras el primer uso del Oréshnik contra una fábrica militar en Ucrania el pasado 21 de noviembre, Kiev atacó instalaciones militares rusas con misiles ATACMS en dos ocasiones, dijo.