“¿Cómo podemos hacer para subirte las defensas, mamá?”. Ella contestó sin esperanza: “Necesito las drogas, y no las tengo, no me las dan” (...) Claudia insiste, necesita las drogas. Hoy. Pero el gobierno no las entrega. No la ven a Claudia. No ven a los cientos de Claudias que hacen cola todos los días en Lima 340 para retirar medicación que no está. ¿Cuántas veces puede ser esto noticia en el diario? ¿Cuántas veces se puede hacer la misma denuncia?”

Este fragmento es parte de Vivir con Virus, las columnas que Marta Dillon escribía para este diario semanalmente hace casi 30 años. La voz de Claudia, anclada en plenos noventa vuelve como un cielo espeso que anuncia la tormenta. Desde abril que en la Argentina de Javier Milei, los hospitales públicos no cuentan con los esquemas necesarios de medicación para VIH: “Hace dos años estábamos festejando que habíamos logrado sacar la mejor ley de la región en términos de derechos, identidad de género y protección social. Ahora no sabemos si va a haber medicación mañana”, dice Mariana Iaccono, coordinadora nacional de la Comunidad Argentina de mujeres con VIH. La Ley a la que hace referencia es la 27.675 de respuesta integral al vih, hepatitis virales, otras infecciones de transmisión sexual y tuberculosis, plantea un enfoque de protección social y estatal. La perspectiva de la ley es entre otras cosas poder tener algo en el estómago antes de tomar la medicación, pensar en una calidad de vida integral de calidad y por supuesto garantizar los tratamientos en el ámbito público. 

Desde la sanción de la Ley hasta ahora el panorama se volvió alarmante, no es solo la falta de medicación, los preservativos para la prevención y los tratamientos para personas gestantes con VIH, es la incertidumbre de no saber qué va a suceder al momento de presentarse en la ventanilla del sistema público para solicitar la medicación mensual. A la precariedad de la vida y la sobrecarga de trabajo se le suma el estrés que corroe la salud mental de las personas que venían sosteniendo tratamientos que ahora se ven afectados por el enorme recorte presupuestario en políticas de salud pública.

Veintitrés millones de pesos es el presupuesto 2025 proyectado para la Dirección de Respuesta al VIH que este año funcionó con el presupuesto 2023 que era de 21 millones.  Se trata de un incremento de 2 millones de pesos, casi lo que sale un aire acondicionado frío calor de 6000 frigorías.

VIH y tareas de cuidado

“Cuando Milei ganó en balotaje yo entré en una gran crisis”, dice Celeste, vive en Tucumán y está embarazada. Le dieron el diagnóstico hace cuatro años pero a los tres meses ya tenía el virus indetectable. El año pasado estaba tomando una medicación que le producía osteoporosis: “Me la cambiaron por lo que se conoce como biterapia y yo venía bastante bien, el problema es que empezó a haber faltantes y entonces volvieron a la medicación que me hacía mal. Sé que la consecuencia de tomar esta medicación es la toxicidad de los huesos”, dice. Otro de los faltantes es la Zidovudina (AZT) EV, medicamento indispensable para que las personas gestantes puedan prevenir la transmisión vertical a sus bebés: “Lo que me afecta de este gobierno es no saber que va a pasar, con cuánta medicación vamos a contar, si voy a tener la medicación para mi hije cuando nazca el mes que viene. El problema no es solo nuestra salud, esto afecta a todo nuestro entorno” dice Celeste. 

Celeste Guzmán tiene 37 años y le diagnosticaron VIH en mayo del 2020. Vive en Tucumán y actualmente está cursando un embarazo.
 

Disminuir y recortar el presupuesto es una forma de matar lentamente a las personas con VIH que requieren atención integral, causa estragos en la salud mental y pone en el centro la descartabilidad con la que gobierno trata el espectro de lo público.

“En Argentina hay mas de 46 mil mujeres, lesbianas, trans y bisexuales con VIH”, dice Mariana iaccono. "Estamos aún mas jodidas con las tareas de cuidado y el cuidado personal. ¿Cuántas veces no vas al médico porque estas cuidando a alguien, o por los horarios de la escuela o si tenés cuatro pibes y tenés que ir al hospital? La discusión feminista que hay que darle al tema del VIH tiene que ver con esto”, explica.

Cuando se habla de VIH las mujeres quedamos bastante invisibilizadas y por lo tanto las tareas de cuidado también” dice Graciela, vive en Puerto Madryn, tiene 59 años y fue diagnosticada hace 15: “Yo cuido a mi mama, a mi papá, a mis hijos y a mis nietos teniendo VIH. Y eso hace que muchas veces vos te dejes para lo último. Suponte que tengo que ir a buscar a mi nieto al jardín, y no llego a buscar la medicación, la paso para el día siguiente y al día siguiente tengo que cuidar a mi mamá, y eso se transforma en muchos días”, explica.

¿Qué es lo que está mal?

“En las provincias y en los lugares chicos es muy difícil la visibilización de las mujeres con VIH. En Chubut seremos alrededor de 1200 y sólo tres somos visibles”, dice Graciela. Cuando le diagnosticaron VIH trabajaba de preceptora en una escuela, le dijeron que pensara en los chicos y renunciara: “Yo no sabía de qué se trataba todo esto y decidí renunciar, fue una época muy difícil, cuando yo contaba que tenía VIH nadie me quería dar trabajo, viví de changas, limpiaba casas, daba clases particulares. Fue muy difícil hasta que conseguí un trabajo a través de una beca en una biblioteca”. Graciela comenzó a investigar a través de las redes sociales con una pregunta clave ¿Qué había hecho que estaba mal? Se conectó con la Red de Mujeres con VIH y allí comenzó su activismo.

Graciela tiene 59 años, a veces la sobrecarga en las tareas de cuidado hace que se olvide de tomar la medicación.
 

“Este año, cuando voy al hospital a buscar la mediación me dan otra que no era la que yo estaba tomando. Me negué y empecé un camino de reclamos que fue de mucho estrés. Me acuerdo de viajar a Buenos Aires y andar buscando por todos lados mi medicación, frente a eso terminaba tomando la pastilla un día y dos no para que me durara. Eso no es bueno para la adherencia, a eso te lleva la angustia de no saber que iba a pasar”. Finalmente la Secretaría de Salud de la provincia de Chubut garantizó que las personas con VIH  van a tener la medicación adecuada. Graciela explica que para ella no es una solución, tiene que ver con la misma tendencia a resolver cada quien con lo que tenga al alcance. ¿Qué pasa con las otras provincias? Se pregunta.

“Las dificultades que aparecen en este contexto están relacionadas al traslado hacia los espacios de salud, la alimentación, las ansiedades y angustias” dice Lidia Santa Cruz, Directora de VIH ITS Y HV del Ministerio de Salud de Provincia de Buenos Aires. Desde allí se está produciendo Nevirapina para tratar la transmisión vertical del VIH en niñxs expuestos prematuros. Hasta el año pasado la medicación era entregada por el gobierno nacional y ahora se empezó a resolver la situación desde la provincia. “Se están realizando compras de preservativos como herramienta fundamental para abordar la prevención de las infecciones de transmisión sexual, se lleva adelante el abastecimiento de insumos para lo que todos conocemos como acceso al diagnóstico rápido para VIH y sífilis y se están adquiriendo medicaciones para enfermedades oportunistas para personas que viven con VIH”, explica refiriéndose a los esfuerzos que vienen haciendo desde la Provincia de Buenos Aires para garantizar el derecho a la salud y la atención integral de personas con VIH o que transitan infecciones de trasmisión sexual.

Calidad de vida no es un lujo, es un derecho

“El gobierno nacional está manejando esto con una lógica de mercado, donde ven los tratamientos de VIH como un gasto y no como una inversión el material de salud y calidad de vida para el pueblo el cual gobiernan”, dice Franco Jorge, Coordinador Nacional de RAJAP (La Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos). “Recortar el acceso a medicamentos de calidad no solo es irresponsable desde el punto de vista sanitario, sino que también es una violación directa a nuestros derechos. Entendemos que los tratamientos no son lujos, ni algo que podamos suplantar tan fácilmente, son sinónimo de calidad de vida óptima y para prevenir la transmisión del virus”, explica. En su reflexión hay una clave que no debe pasar desapercibida, la calidad de vida de las personas con VIH no es solo el acceso a las medicaciones, sino a poder reducir al mínimo los efectos secundarios. Tener mediación de calidad no es un lujo sino un derecho. 

Franco Jorge es Coordinador Nacional de RAJAP, estudiante y trabajador de la salud.
 

“Cuando empezaron los comentarios de odio durante la campaña de LLA en 2023, se empezó a instalar que las personas con VIH debemos pagarnos nuestros propios medicamentos, se hizo evidente que con la victoria electoral de ese partido político íbamos a enfrentar un desabastecimiento”, dice Horacio Barreda, de RAJAP. Para él el peor estrés es que la sociedad se de cuenta que no es un problema de las personas con VIH: “El 1° de diciembre de 2023 decíamos lo mismo que ahora, vamos en camino directo a que existan argentines que vuelvan de los servicios de salud con bolsas de plástico con medicación racionalizada por 5 días en el mejor de los casos”, explica y agrega: “Nos estamos perdiendo la oportunidad de ampliar el acceso a insumos de tratamiento y prevención que están demostrando frenar el VIH en muchos países del mundo. Los auto test de VIH y los tratamientos inyectables son innovaciones que salvan vidas cuando les llegan a las personas en el marco de políticas públicas en conjunto a comunidades organizadas", dice en diálogo con Las12.

¿Cómo puede ser que un país que hace dos años celebraba una Ley modelo para la región hoy esté a un abismo de garantizarle a la población con VIH una vida digna? ¿Por qué no hay costos para un gobierno que evidencia su voluntad en volver ciertas vidas descartables? ¿Cómo se hace para evitar la indiferencia?