Dieciocho vainas servidas de calibre 22 contó en la medianoche del sábado la policía frente a una vivienda del pasaje Lorenzini al 4700, cerca de la avenida Grandoli a esa altura, en zona sur. Fue el mensaje que le prodigaron manos anónimas hacia el dueño de una casa sobre la que impactaron todos los disparos. Lo más inquietante fue el papel que uno de los pistoleros dejó al pie de la puerta: "Si no se van, se mueren", decía la esquela escrita antes de los balazos. Ni los policías de la comisaría 11ª ni los de Investigaciones revelaron indicios del origen de semejante ataque, pero en el barrio quedó flotando un comentario que se hace frecuente en algunos barrios: la costumbre de narcotraficantes de balear viviendas para forzar a sus moradores a mudarse y entonces tomarla por la fuerza y, generalmente, montar allí un punto de venta de drogas.