“Como consecuencia del mal reparto de la coparticipación, en las tres décadas que van de 1994 a 2024, la provincia acumuló un déficit de infraestructura de 70 mil millones de dólares”, cuenta a Buenos Aires/12 Lucas Luciano, presidente de la delegación Buenos Aires de la Cámara Argentina de la Construcción (Camarco).
Luciano define a Buenos Aires como "la gran perdedora" con el actual sistema de reparto de coparticipación, que data de 1988, cuando se sancionó la ley Nro 23548, popularmente conocida como "ley Cafiero", por lo que al cálculo le faltan todavía los años comprendidos entre 1988 y 1994. Buenos Aires es la que más aporta, alrededor de 40 puntos, y recibe la mitad.
El dato es parte de un informe que verá la luz próximamente, como el primer trabajo de una suerte de “mesa productiva”, que conformaron recientemente representantes de la Unión Industrial bonaerense (Uipba), Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap), y sectores relacionados con el ruralismo, el comercio y el sector del desarrollo inmobiliario. “Una suerte de G6 provincial, pero sin bancos, porque el banco provincial es el Bapro, que ya ayuda bastante”, aclara Luciano.
El titular de la para bonaerense de Camarco es nicoleño, tercera generación de empresarios al frente de Luciano Sociedad Anónima, que lleva medio siglo dedicada a obras viales y civiles. La delegación que presiden desde hace dos años es la más importante del país, porque nuclea a más de 120 empresas.
El déficit de infraestructura que expone Luciano viene a desmentir el relato oficial según el cuál la obra privada reemplazará a la pública, totalmente paralizada en todo el país desde diciembre pasado, en tanto dinamizador de la economía.
Luciano dice que los capitales privados, entre otras condiciones, necesitan y reclaman cierto nivel de infraestructura. "Si no hay rutas ni puertos o están en malas condiciones por falta de mantenimiento, como ocurre ahora, se van para otro lado, porque esos problemas encarecen cualquier operación", explica y agrega que una obra descuidada o deteriorada "es capital que se pierde".
En el país, aproximadamente el 60 por ciento de las empresas se dedica a obra privada y el 40 restante a obra pública, pero en la provincia de Buenos Aires esa proporción hoy está invertida. “Cada rama de obras, sean viales como hidráulicas o escuelas, tiene un plan en ejecución, y por eso es importante tener un presupuesto", describe Luciano que recuerda que, en estos momentos, la hoja de ruta para el año que viene se encuentra en debate en la Legislatura.
"Se nota una gran voluntad política de hacer, pero está claro que una provincia, sola, con fondos propios, es decir los que le quedan después de pagar sueldos y garantizar salud y educación, puede hacer poco”, se lamenta.
En la crítica que apunta al corrimiento del Estado nacional en materia de obra pública, Luciano describe: “En diciembre, la Nación dejó de pagar todos los certificados. En abril la Provincia consiguió fondos, comenzó a regularizar los pagos y las obras se retomaron, con fondos bonaerenses. Pero la escala es otra. De los 120 mil empleos que perdió UOCRA en lo que va del año, el 40 por ciento son de acá, de Buenos Aires”.
El debate sobre la estabilidad
Consultado acerca de la estabilidad financiera, tan pregonada por el oficialismo libertario, y las posibilidades de que vuelva el crédito hipotecario, que a su vez permita reactivar la construcción de viviendas familiares, Luciano se muestra escéptico.
Afirma que en la actualidad no hay incentivos para realizar obra nueva de vivienda y lo explica desde una mirada en los dos extremos: "Por un lado, el piso es bajo, porque los costos constructivos están caros en dólares por la política cambiaria. Por otro, el techo es bajo, porque hay unidades usadas a precios competitivos que le ponen un límite a las viviendas nuevas”.
Para completar el panorama, agrega que el blanqueo, por ejemplo, alimentó la demanda de propiedades usadas, no de construcción. "Por eso los que estaban en obra hacen un esfuerzo para tratar de terminar y entregar lo antes posible, pero no se ven nuevos proyectos”, dice y sostiene que "sería aventurado decir que no es negocio, pero sí que hoy es un negocio de alto riesgo".
Ese es el panorama para 2025, luego de que meses atrás el titular nacional de Camarco, Gustavo Weiss, calificara el 2024 como "un año perdido para el sector".
¿Impactará la apertura de importaciones en algunos insumos clave del sector? En algunos rubros muy específicos como cables, revestimientos, asfalto con polímeros y chapas especiales, existe competencia entre productos nacionales e importados. El dirigente cree que, si la importación genera un ahorro, no será sustancial. La preocupación, en cambio, es otra.
Para los constructores es central que los materiales lleguen a las obras en tiempo y forma. De lo contrario, cualquier problema logístico, más factible con productos importados, se traduce en demoras y en aumentos de costos.
El endurecimiento industrial
Las declaraciones de Luciano fueron casi simultáneas a la intervención de Martín Rapallini en la conferencia anual de la Unión Industrial Argentina (UIA), a la que no asistieron ni el presidente Javier Milei ni su ministro de Economía, Luis Caputo. Rapallini, titular de Cerámica Alberdi, es hoy presidente de Uipba y muchos lo señalan como el sucesor de Daniel Funes de Rioja en la central fabril nacional.
"Los industriales no hemos tenido, ni tenemos, ni queremos privilegios. Necesitamos igualdad de condiciones para competir con el resto del mundo", sostiene el parte de prensa que la entidad se encargó de difundir, en lo que pareció una respuesta a la frase del Presidente, que dijo que "la industria le ha robado al campo".
"Hay que defender al sector industrial de países y sistemas que no cumplen con las reglas del comercio internacional establecidas subsidiando la producción, insumos y exportaciones, pero el Estado debe nivelarle la cancha a la industria nacional", afirma también, en una alusión bastante clara a China, cuyo acero es la preocupación central de Paolo Rocca por estos días. No en vano Rapallini es, según distintas fuentes del sector, el candidato a presidente de la UIA del Grupo Techint.