La inquebrantable moda de Kim Deal está bien documentada en la historia de la música. La canción de 1997 de los Dandy Warhols "Cool as Kim Deal" da fe de ello. Kurt Cobain admitió que "flasheó" al conocerla. El año pasado, la superestrella de la Generación Z Olivia Rodrigo dijo que Deal seguía siendo "La chica más copada del mundo".
Hay una buena razón para ello, que tiene tanto que ver con las canciones que escribió e interpretó en los años noventa con los Pixies y The Breeders como con el hecho de que solía soldar sus propios cables. También es sorprendentemente amable para ser un icono del rock alternativo. En cuestión de minutos, se disculpa por haber pospuesto la entrevista ("¡Olvidé mi pasaporte de camino al aeropuerto!") y bromea sobre los cuidados paliativos y la muerte ("¡Estoy jodiendo!").
Es extraño ver a Deal sin sus compañeros de banda, pero hay una buena razón para ello. A sus 63 años, publica su primer álbum solista, sorprendiendo a nadie más que a sí misma. "Me encantan las bandas", afirma con rotundidad. "Mientras crecía en el Medio Oeste, lo único que me gustaba eran los grupos de rock duro. Nunca me gustaron los cantautores; estaban bien o lo que fuera, pero no me importaban. Siempre me gustaron las bandas, ya sabés, imaginando que tenían... ¡drogas!". Se ríe a carcajadas.
El disco Nobody Loves You More no es tanto un cambio radical para Deal como una declaración de evolución. Sigue siendo la meticulosa obsesiva de la música, sólo que con una paleta más amplia: mezclando momentos de country y dulce doo-wop con ensoñaciones lastimeras, exuberante orquesta y rock con mucho cuerpo. El álbum, que lleva mucho tiempo gestándose, abarca un período de pérdida y cambio para Deal, cuando se puso sobria y se dedicó a cuidar de sus padres enfermos.
"Cuando llegó el final para mi madre, realmente fue el final porque estaba en un espacio en el que no le habría gustado estar", dice Deal, que se mudó a casa para cuidar de sus padres a tiempo completo hasta que su padre murió en 2019; su madre falleció menos de un año después. "Ella tenía un marcapasos", continúa Deal. "Hombre, fue realmente duro. Su corazón solo hacía bum, bum, bum, bum". Se lleva una mano al pecho y finge un latido violentamente automatizado. "Yo estaba como esto no puede seguir así. ¿Qué está pasando?" Se ríe, con los ojos horrorizados ante el recuerdo. "Dios, es difícil recordarlo ahora. Fue todo tan jodidamente asqueroso".
Describir una pérdida que te cambia la vida como una "jodida mierda" es un clásico de Deal. Como bajista de los Pixies, sonrió junto al líder Black Francis mientras suplicaba a una mujer que se cortara con un cactus y le enviara por correo el vestido ensangrentado en su balada de 1988 "Cactus". Pixies, que se basaban en las serpenteantes líneas de bajo de Deal, introdujeron el sonido "loud-quiet-loud" que definió la siguiente década de música rock y que Nirvana aprovechó de forma memorable. El propio Cobain insistía en que "Smells Like Teen Spirit" era una copia de Pixies.
Pero formar parte de un grupo legendario de alt-rock no era suficiente para Deal, tenía que fundar otro. Tras una polémica salida de Pixies (su tensa relación con Francis es casi tan antigua como el propio grupo), Deal encontró el éxito con The Breeders, que lidera con su hermana gemela, Kelley Deal. The Breeders redoblaron la sensualidad y la ironía que Deal aportó a Pixies, alimentando éxitos como "Cannonball"; la banda estuvo de gira el año pasado.
Hablar con Deal es un paseo. Es simpática, desarmante, y la conversación es fácil, aunque a un ritmo desconocido. Las pausas llegan cuando menos se esperan, las carcajadas estallan sin previo aviso. Es como subirse a una escalera mecánica que se ha parado y que, de repente, vuelve a rugir bajo tus pies, haciéndote perder el equilibrio.
El álbum tiene giros a la izquierda como éste. Por ejemplo, el ukelele que salta por las arenas calientes del sol de "Summerland". Eso, dice Deal, nunca habría entrado en un disco de los Breeders: "Josephine Wiggs habría dicho: '¡Absolutamente no!".
El pequeño instrumento de cuatro cuerdas fue un regalo del difunto Steve Albini, quien, entre los miles de álbumes que diseñó, produjo los de Pixies y The Breeders. Era, en muchos sentidos, el mayor fan de Deal. "Nunca pensé que tendría una canción en la que tocara el ukelele", dice. "Pensé: ¿qué voy a hacer contigo, enchufarlo a un Marshall?". Albini había trabajado en Nobody Loves You More antes de su inesperada muerte en mayo de este año.
Uno de los temas del álbum, "Coast", una zapada de surf-rock cautelosamente optimista, se inspiró en un viaje que hizo a Nantucket hacia 1999 para dejar de beber. "Soy del Medio Oeste y la gente de la costa piensa que es una zona de paso, así que hay una especie de esnobismo", dice. "¡Es merecido, créanme! Así que estaba allí secándome, mirando a esos chicos de la costa -son tan guapos, los chicos de la costa-, practicaban deportes acuáticos de día mientras que yo hacía mucho tiempo que ni siquiera salía de día."
Los problemas de las hermanas Deal con el abuso de sustancias eran bien conocidos en la época en que se produjeron: Kelley fue detenida por posesión de heroína en 1994, y aunque Deal no tocó fondo de la misma manera, reconoció que tenía un problema y se metió en rehabilitación en 2002. Desde entonces no ha vuelto a fumar porro ni a beber alcohol.
Deal volvió del precipicio, observó Albini felizmente en 2018. ¿Se sintió alguna vez como si estuviera, como dijo Albini, al borde del precipicio? "Hay muchos precipicios a lo largo de ese periodo de adicción, ¿no?". dice Deal. Albini sólo conocía los que vio de primera mano. "Una vez, mi padre vino al estudio porque Kelley se lo había exigido para que pudiéramos trabajar", recuerda (En la misma entrevista, Albini habló de la "poca fiabilidad" de Deal en esos momentos).
"Hablando contigo ahora mismo", continúa. "Creo que probablemente todo estaba arreglado entre ellos para que él pudiera ser esa presencia estabilizadora. Miro atrás y pienso que quizá deberían haberme dejado tambalear. Dejarme que me hundiera. ¿No es eso mejor para los adictos? Dejarlos enfrentar las consecuencias, y tal vez mejoren más rápido. No sé, todos nos esforzábamos al máximo". Para entonces, aclara Deal, ella sólo bebía y fumaba porro: "Nueva Jersey sobria o lo que fuera"».
Si tuviera la oportunidad, ¿reharía esos años? "Lo haría". Riendo, Deal agrega: "¡Sé que no debo decir eso! Se supone que debo decir: 'Vivir esos años me convirtió en la persona que soy...'", dice, imitando un correctísimo acento inglés. "Pero no, fue una jodida pérdida de tiempo". No sólo le gustaría volver a vivir sus años de adicción. "También hubo una época rara en medio de los ceros. No pasaba nada horrible, pero parecían rancios", dice. "De todos modos, es bueno haber durado lo suficiente como para contemplar el pasado de esta manera. No me morí a los 25 años".
Deal nació en la música, lo que no quiere decir que sus padres fueran músicos (su padre trabajaba como físico en la base aérea de Wright-Patterson; su madre era profesora), sino que eran de la región del carbón de Virginia Occidental. "Allí hay una tradición de mujeres que tocan la guitarra y cantan, así que era de esperar", dice Deal. "Les encantaba escucharnos cantar". Nunca impidieron que Kelley y ella se dedicaran a la música, pero tampoco creían que tuviera futuro. Decían: "Hacé lo que quieras, pero también descubrirás que no hay carrera ni dinero". Para sus padres, la celebridad de Deal alcanzó su punto álgido cuando Pixies salió en la revista People.
Dentro de la mitología del indie-rock, la historia de Kim Deal uniéndose a Pixies ha ascendido prácticamente al nivel de las sagradas escrituras. Una semana después de mudarse a Boston en 1986, Deal, que entonces tenía 25 años y trabajaba en un consultorio médico, fue la única persona que respondió a un anuncio publicado en un periódico en el que se buscaba un músico "aficionado a Hüsker Dü y Peter, Paul and Mary".
Los Pixies llegaron como un rayo y cambiaron la forma del rock alternativo. Tras el LP Come on Pilgrim, de 1987, llegó el mordaz debut Surfer Rosa, de 1988. Este último incluía "Gigantic", el raro tema de los Pixies co-escrito por Deal, en el que su voz solista se agitaba por encima de los espeluznantes aullidos de Black Francis.
En 1992, Kurt Cobain dijo que le hubiera gustado que "permitieran" a Deal escribir más canciones para los Pixies porque "Gigantic" era la mejor. Ese relato ha seguido a Deal a lo largo de su carrera. Según la tradición de los Pixies, formó el grupo femenino Breeders como refugio porque Black Francis la excluía del proceso de composición.
Sin embargo, Deal tiene claro que nunca se sintió limitada durante su etapa con Pixies. "Entiendo por qué la gente piensa eso", dice. "Pero lo que tenemos que recordar es que cuando yo estaba en esa banda, era bajista y cantante; Francis era el compositor, cantante y guitarrista. Yo toco la guitarra en mi casa, y escribo canciones en mi casa, pero en esa banda, yo soy la bajista".
"En cierto modo es como concentrar toda mi producción, todo, en estos cinco años en esta única banda en los ochenta", dice sobre esa narrativa. "Es como si pudiéramos mirar atrás y decidir cómo Pixies hace que eso tenga sentido cuando Pixies no tiene nada que ver con nada".
La idea de que Deal, una de las pocas mujeres visibles en el rock'n'roll de ese momento, se sintiera sofocada creativamente y formara su propia banda a su manera es atractiva. "Lo entiendo, pero siempre me dicen que no tengo poder de decisión y que soy una víctima de los Pixies, que debo haber sufrido en sus manos porque no me dejaban escribir nada", dice. "Seguía siendo guitarrista, seguía escribiendo cosas todo el tiempo a través de Pixies y Breeders". La vida no se mueve por capítulos; es solapada y ambigua. Ella no era Kim Deal de los Pixies un minuto y Kim Deal de The Breeders al siguiente.
Deal habla desde su casa de Dayton, donde vive desde hace diez años. Últimamente ha estado barajando la idea de mudarse, entre otras cosas por los recientes acontecimientos políticos. "Dayton se tiñó de rojo", grita, refiriéndose a las recientes elecciones estadounidenses. "A veces paso por delante de esos santuarios a Donald Trump en los jardines de la gente y pienso que no todos los lugares del país son así. Hay lugares donde podría ir y sentirme más feliz con mis compatriotas".
Dicho esto, ella tenía claro que Kamala Harris no iba a ganar. "¡Nunca iban a votar a una mujer!", se ríe Deal. "Que fuera negra no tenía nada que ver. Es una mujer". Desde luego, una mujer de la escena indie-rock de los noventa sabe un par de cosas al respecto.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.