Después de tres años, las ventas de vehículos importados en el mercado interno volvieron a superar a las unidades de producción nacional. La vez anterior había ocurrido en julio de 2021, cuando se venía consolidando el proceso inverso. Es decir, se vendían cada vez más autos ensamblados en la Argentina y menos importados. El gobierno de Alberto Fernández retomó el esquema que rigió en los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner, de privilegiar a la industria nacional y relegar las importaciones, proceso que también encontró explicación en la insuficiencia relativa de dólares para traer autos. 

Con Mauricio Macri, como ahora con Javier Milei, la industria nacional se achichó y las unidades del exterior inundaron las concesionarias.

"BMW, por ejemplo, volvió a traer la gama completa de sus modelos. Ahora los clientes pueden elegir las mismas unidades que se ofrecen en otros países de la región, cuando hasta 2023 las opciones eran limitadas y los plazos de entrega indefinidos", explica Martín Simacourbe, editor del portal Autoweb.

"Está todo liberado", agrega. "Las importaciones que antes se pagaban a casi un año ahora se pagan a 30 días", precisa, lo cual está produciendo una verdadera revolución de containers en la Aduana.

"Es impresionante la cantidad de modelos que se presentaron los últimos tres meses. Hasta el año pasado la oferta estuvo muy restringida y eso generó una demanda insatisfecha que ahora se está evidenciando", detalla el especialista.

En el mercado de autos de lujo y de alta gama directamente se está armando un festival. Es un segmento de nicho que se encontraba muy limitado en su posibilidad de gastar dólares para lucirse con un Porche, un Alfa Romeo o un Corvette por las avenidas de Puerto Madero, como muestra la foto que ilustra esta nota. 

"A los importadores habituales de los modelos de alta gama se están sumando muchas marcas chinas, que vienen muy agresivas. Pero la mayor diferencia en cuanto a volumen de compras la hacen las propias terminales, que complementan su oferta con unidades del exterior", indica Simacourbe. "Eso lleva a que en muchos casos la producción nacional resulte desplazada", advierte.

Desde la fábrica

Javier García es secretario de Prensa de Smata Córdoba, el gremio de los mecánicos. Su mayor preocupación en este momento es por la suerte de 350 trabajadores de la autopartista Lear en la provincia. Se trata de una empresa importante, con 750 trabajadores, de los cuales poco menos de la mitad penden de un hilo. Tienen contratos transitorios próximos a vencer y no serían renovados, al caerse una operación de Lear como proveedora de Fiat.

El cuadro en materia productiva y de empleo fue difícil en Córdoba todo el año, lo mismo que en Santa Fe y Buenos Aires, las otras provincias con mayor radicación de fábricas de la cadena automotriz y autopartista.

"Renault bajó un turno de producción en abril, en julio redujo el horario de 8 horas a 6 y recién ahora volvió a trabajar las 8 horas, pero en un solo turno. Se desvincularon 270 trabajadores, la mayoría con contratos eventuales. Les ofrecieron tres sueldos extra al momento de terminar el contrato. Y también hubo retiros voluntarios de personal fijo con seis sueldos extra de indemnización", detalla García.

En Volkswagen hubo retiros voluntarios, con 90 desvinculaciones.

Iveco, que produce colectivos y camiones, también estaba complicada hasta que la intendencia de Córdoba salió en su rescate con la compra de unidades para el distrito. 

Fiat, del grupo Stellantis, que comparte con Peugeot, Citroën y Jeep, se vio afectada meses atrás por las inundaciones en Brasil que interrumpieron los envíos de autopartes, pero de a poco fue recuperando la producción. Ese holding anunció inversiones por 385 millones de dólares para nuevos proyectos en la planta de Fiat en Ferreyra, Córdoba, y de Peugeot en Palomar, Buenos Aires. La explicación es que el grupo tiene una mayor presencia exportadora y eso sostiene su producción.

Pero la industria automotriz en su conjunto terminará 2024 con caída de producción. Hasta octubre, último dato conocido, la baja es del 19,8 por ciento.

"Estamos muy preocupados porque vemos que se está dando un proceso como el de los '90, con cada vez más autos importados y menos de producción nacional. No sabemos con qué nos vamos a encontrar en 2025", se lamenta.

Desde la agencia

En julio se patentaron 33.043 vehículos, de los cuales 17.122 fueron importados y 16.221 de producción nacional. Fue el primer mes en tres años en el que se impusieron las unidades del exterior. El proceso se consolidó en septiembre y se amplió en octubre, cuando fueron 24.627 importados y 19.068 nacionales.

"En los próximos meses seguiremos viendo esa tendencia y el mercado seguramente se acomodará en una proporción 70/30 a favor de los importados", proyecta Simacourbe con información del mercado.

Los datos de patentamientos de noviembre publicados este viernes por Acara, la cámara de concesionarias de autos, confirman que las ventas se siguen recuperando y los agencieros proyectan que en 2025 se llegará a unas 500 mil unidades vendidas, contra las 410 mil que estiman para este año.

En cuanto a los precios, todavía están por las nubes, con el auto más barato del mercado en 17 mil dólares cuando en términos históricos se ubicaba en torno a los 13 mil. "Había muchas empresas cazando en el zoológico cuando las importaciones estaban trabadas", apunta el especialista de Autoweb.

La devaluación en Brasil es un factor adicional en ese proceso de un mercado con cada vez más autos importados, con ventas que también levantan por la reaparición del crédito, pero con producción y empleo nacional en baja y en peligro.