Amenazas. Intrigas. Ruptura de códigos. Una denuncia penal en los tribunales de Comodoro Py. Todos esos ingredientes se combinan en el último escándalo que estalló en el seno de las Fuerzas Armadas mientras el ministro de Defensa, Luis Petri, está de viaje en Israel –aliado clave para la gestión de Javier Milei. El comando operacional del Estado Mayor Conjunto (EMCo) quedó acéfalo después de que su titular denunciara al segundo jefe del Ejército por coacción. La crisis en el mundo castrense llega tan solo una semana después de que fuera eyectado el jefe de la Fuerza Aérea Argentina (FAA) en medio de acusaciones de malos tratos, abusos y uso de los aviones militares para visitar a su pareja.
Jorge Fabián Berredo ocupó hasta esta semana el comando operacional del EMCo –que es la bisagra entre las Fuerzas Armadas y el poder político. El suyo es el quinto cargo militar en importancia después de los jefes de cada una de las fuerzas y del EMCo. Él ostentaba ese lugar antes de que Milei llegara al gobierno. Muchos lo describen como un militar que estuvo alineado con la administración del Frente de Todos (FdT) y a quien le atribuyen haber realizado un "trabajo excelente" durante la pandemia.
Después de asumir, el Presidente eligió a Carlos Alberto Presti para conducir el Ejército. La elección desató un tembladeral, ya que ésta supuso el pase a retiro de 22 generales. Para tratar de calmar los ánimos, Petri buscó la forma de que algunos de ellos se quedaran. Berredo fue uno de los que quiso quedarse y lo hizo en el EMCo –que técnicamente está por encima del Ejército. De esta forma, no estaba subordinado a un general más moderno en la fuerza que él. Su jefe directo allí es el brigadier Xavier Isaac.
El pliego de Berredo para ascender de general de brigada a división se envió al Senado, donde reina Victoria Villarruel –abanderada de un sector de la familia militar. La vicepresidenta decidió congelar el tratamiento del nombramiento de Berredo. Distintas fuentes atribuyen esa maniobra a un pedido directo de Presti, que no siente demasiada estima por Berredo.
El viernes pasado, el gobierno directamente retiró el pliego de Berredo del Senado. Para entonces, ya venía macerándose un escándalo sin precedentes dentro del Ejército. Según publicó Clarín, Berredo había denunciado el 18 de octubre al segundo jefe de la fuerza, Carlos Carugno, en los tribunales federales de Retiro.
“Nunca había pasado en el Ejército una cosa así”, dicen dos retirados a partir de la consulta de este diario. La denuncia recayó en el juzgado de Daniel Rafecas –un magistrado que conoce bien a las fuerzas porque lleva adelante la investigación sobre los crímenes cometidos en el Primer Cuerpo de Ejército durante los años del terrorismo de Estado. Berredo ratificó la denuncia y, según pudo reconstruir este diario, la fiscalía entendió que había mérito suficiente para investigar si Carugno lo coaccionó.
La amenaza
Según se publicó, Carugno le habría mandado un mensaje intimidatorio a Berredo para que se fuera. “Decile al general Berredo que si, para antes del 10 de julio, no solicita el pase a retiro, le saco el pase del Hospital Militar Central a su señora”. El emisario habría sido el coronel mayor Jorge Mariano López Stanic, director general de administración del EMCo.
Berredo está casado con la coronel médica Claudia Barros, que se desempeña en el Departamento de Medicina Interna del Hospital Militar Central. Barros sí depende del Ejército, a diferencia de su marido –que estaba en el EMCo.
“Las internas en las fuerzas suelen ser feroces, pero hay códigos. Nunca se meten con las familias. Esta maniobra fue muy berreta y tiene que ver con la no conducción de Petri”, dice un exfuncionario del Ministerio de Defensa.
A Berredo le pareció un destrato extra que le mandaran a un coronel a decirle que se fuera. Sumó bronca por la decisión de Villarruel de frenar el pliego. Hizo denuncias internas. Según dijo en una entrevista con Radio Mitre, tanto Petri como Isaac sabían de la situación. De acuerdo con una fuente que habló con el general, le había hecho llegar el 11 de noviembre pasado –cinco días después de ratificar su denuncia penal--una carta directamente a Milei.
El martes, Berredo le envió una nota al Presidente con su renuncia indeclinable y el pedido de pase a retiro. “Los militares no renunciamos a nada”, dice un retirado, a quien le pareció una sobreactuación lo de Berredo. Hay otros que también están molestos porque el Ejército está abocado a la búsqueda de un oficial que desapareció en un ejercicio en Paraná.
Más allá cómo cayó su actuación dentro de las Fuerzas, Berredo no cree que Carugno haya actuado por cuenta propia. En todo caso, cree que estaba actuando por orden de Presti –al mismo que le atribuye las gestiones ante Villarruel para que el Senado no examinara su ascenso.
Un mundo de internas
En el Ejército, Presti dejó un tendal de heridos con la purga que ocasionó su llegada a la cima. Hay quienes dicen que le falta prestigio y ascendencia. Otros sostienen que esta crisis no debió haber sucedido, que debieron haberla frenado en el Ministerio de Defensa. A Petri le atribuyen responsabilidades políticas, pero las miradas se enfocan con más insistencia en Claudio Pasqualini, su número dos. Pasqualini no es solo el actual secretario de estrategia y asuntos militares (SEAM) sino que fue el jefe del Ejército durante el gobierno de Macri. Es también uno de los impulsores de la agenda de la “memoria completa” que pregonan Villarruel y Petri.
Berredo hizo denuncias administrativas por la “sugerencia” de Carugno. De acuerdo con Perfil, las investigaciones no llegaron a nada. “¿Qué tienen para decir Petri e Isaac de todo esto?”, se pregunta un exfuncionario de Defensa. “¿No sabía Isaac que a Berredo lo estaban apretando y también se enteró por un periodista que el jefe de la Fuerza Aérea usaba los aviones?”, añade.
Lo cierto es que en un plazo de ocho días las Fuerzas Armadas estuvieron en boca de todos. El jueves 21, Petri anunció en su cuenta de X que había decidido desplazar al jefe de la FAA, Fernando Luis Mengo, porque habían detectado que usaba los aviones de la Aeronáutica para ir hasta Paraná, donde está destinada su pareja, y para regresar a Buenos Aires. Según la información que dio el ministro, un periodista habría detectado 32 vuelos irregulares.
Lo curioso, según la versión del ministro, es que el mismo comunicador les informó de media docena de casos de abuso o acoso por parte del brigadier Mengo. Aparentemente no se habían enterado en la FAA ni en el EMCo –que estaría a cargo de las investigaciones sobre la conducta del jefe de la Aeronáutica.
“Hay cosas que evidentemente se están haciendo mal”, dice un jefe militar retirado. “Hubo un apuro del ministro por relevar al jefe de la FAA. La salida debió haber sido más delicada”, opina.