River dio un paso clave para asegurarse su plaza para la Copa Libertadores 2025 gracias a su victoria 2-1 sobre Estudiantes, en un duelo que se sostuvo de principio a fin en las manos de Armani, que incluso le tapó un penal a Guido Carrillo. Facundo Colidio y Maxi Meza hicieron los tempraneros goles de River, que luego no jugó bien y aguantó el triunfo con lo justo.
El arranque del partido resulta difícil de explicar: a los 10 minutos, River ya ganaba 2-0, pero a la vez Armani era clave para que su equipo tuviera la valla invicta. Es que el arquero visitante se vistió de héroe antes del minuto para tapar una entrada de Palacios y un mano a mano sobre Manyoma. Gracias a su arquero, el equipo de Gallardo superó el mal momento sin consecuencias. Y del otro lado del campo, no perdonó. En la primera aproximación al área rival, Meza ganó de arriba entre los centrales y habilitó a Colidio, que aguantó la marca y definió cruzado para dejar sin chances a Mansilla.
El impacto resultó muy duro para Estudiantes, que antes de que pudiera reaccionar ya se encontraba con otro gol en contra. En una acción colectiva de alto vuelo, que empezó por Lanzini, siguió con Solari, continuó con Colidio y se resolvió por Meza, River duplicó la diferencia en un trámite que no lo ameritaba.
Si los equipos tenían sus estrategias pensadas, muy pronto debieron apelar a planes alternativos. Es que Estudiantes debió dejar de lado cualquier tipo de idea especulativa y se adelantó en el campo, con lo que se expuso a las réplicas de River, que también abandonó su proyecto ambicioso y se plantó cerca de Armani, para que su rival hiciera el gasto.
Entre la falta de ideas de Estudiantes y la tranquilidad por el resultado de River, el ritmo vertiginoso del comienzo se desvaneció rápido. El juego se hizo friccionado y sin claridad, desarrollo que favorecía al visitante. Y cuando parecía que Estudiantes podía volver al partido, el VAR le dio una mano: Zabala se durmió, Meza cedió a Palacios, que no pudo en primera instancia con Armani, pero sí lo hizo en el rebote. Era el descuento, pero el llamado a Penel le avisó que la pelota pegó en el brazo del autor del gol, por lo que la conquista fue anulada.
El trámite era monótono, con escasas emociones. Pero bastó el tanto de Carillo, con un cabezazo por el segundo palo, para que Estudiantes recuperara confianza y maniatara a un River que repetía errores y que se sostenía en Armani. Tanto que el arquero volvió a salvar a su equipo con la punta del pie ante un penal al medio ejecutado por el goleador pincha y con un mano a mano a Manyoma, que quiso picarla la pelota y se la regaló al pecho de la figura de la noche.