Desde Mar del Plata
“El submarino tiene que llegar esta semana a Mar del Plata y yo lo voy a estar esperando”. Oscar Vallejos nació en el Chaco y vivió muchos años acá, ya que estuvo más de una década cumpliendo servicio como suboficial en la Base Naval de esta ciudad. Vallejos, veterano de guerra de Malvinas, cree que los regresos imposibles son posibles, como el suyo, luego de la contienda bélica con Gran Bretaña. Vallejos es el padre de Celso, de 38 años, tripulante del submarino que es buscado dese hace más de una semana.
“Desde chico Mino (así llama a su hijo desde que era un niño) nos decía que quería ser submarinista en un buque de la Armada”, afirma Oscar sin querer disimular su orgullo. “Cuando le comunicó a su madre que quería ser tripulante de un submarino, le dijo que si se tenía que morir iba a ser cruzando la calle, en el submarino o en un buque”. Milo está casado con Paola y es padre de dos niñas y un niño. El tripulante del ARA San Juan nació y vivió hasta los cinco años en el Chaco, otros 12 en Punta Alta y después se afincó con su familia en Mar del Plata.
“Todavía no caigo en la depresión anímica que debería sucederme por todo lo que está pasando”, sostuvo Omar. Cuando se le preguntó si estaba disconforme con el manejo del tema por parte de las autoridades de la fuerza a la sigue perteneciendo como retirado, afirmó que “a la Marina no le puedo echar ninguna culpa porque lo que está ocurriendo es cosa del destino”.
Vallejos padre señaló que su hijo está en el submarino “por una decisión que tomó él, para ser lo que siempre quiso ser y como yo soy optimista, pienso que el submarino tiene que llegar a Mar del Plata el 27 (hoy lunes) o en esta semana, y voy estar acá esperando a ver lo que pasa”. Reconoció que no puede saber lo que va a suceder en definitiva, pero de todos modos recalcó que “pase lo que pase, yo voy a estar acá, esperando”.
Aunque antes había dicho que no tenía reproches que hacerle a la institución, afirmó de todos modos que “la Armada se tiene que hacer cargo de que el submarino aparezca, no sé cómo pero tiene que hacerlo, como sea. Acá hay 44 familias que están esperando la llegada de sus seres queridos. Somos una gran familia esperándolos”.
El padre de Celso señaló que fue tripulante de varios buques de la Armada, pero reconoció que con su hijo nunca hablaron sobre “cómo es la vida en un submarino” y agregó que nunca estuvo adentro de una nave de esas características. Era común que padre e hijo se juntaran en la Base Naval a tomar mate. También navegaron juntos, en una ocasión, en una corbeta en la que hicieron desde la base de Puerto Belgrano, cuando Celso tenía 10 años.