El proyecto de investigación “La escritura en Ciencias de la Comunicación”, del Consejo de Investigación de la UNSa (CIUNSa), pretende reflexionar en torno al uso de la inteligencia artificial (IA) en el ámbito educativo, específicamente en la escritura académica y su impacto en estudiantes de secundaria y universitarios.

El director del proyecto, Sergio Gustavo Grabosky, recordó que a partir de 2022, cuando se abre el acceso a OpenAI, la empresa de tecnología que se especializa en inteligencia artificial (IA), también se abrió el acceso al Chat GPT. Entonces empezaron a "indagar sobre el uso de esta tecnología y de esta plataforma, o de lo que también podemos considerar como nueva interfaz”, contó.

En ese marco se indagó sobre cómo estaba siendo tomada esta herramienta para la escritura por los usuarios específicamente en el ámbito universitario y el nivel secundario.

"Lo primero que observamos en un público reducido, donde hacemos una investigación etnográfica, porque estamos situados con los profesores que son docentes de los distintos cursos, es que hay una utilización cada vez más cotidiana, pero no declarada, es decir, que se la ocultan a los docentes, y los docentes, en general, no están indagando sobre esta utilización", reveló Grabosky sobre los primeros resultados de su investigación.

Explicó que este uso no declarado provoca una situación en la que “los chicos no saben usarlo adecuadamente, y terminan presentando malos trabajos, de mala calidad". "Entonces surge la necesidad de tomarlo como problemática de formación docente”, indicó.

En cambio, en el ámbito universitaria se declara el uso de inteligencias artificiales. Grabosky, que es docente del área linquística, dijo que les sorprendió observar en las entrevistas y encuestas realizadas en 2023 y 2024 que se mencionan las inteligencias artificiales, "pero no tienen un peso fuerte o suficiente como para que sea relevante”.

Para Grabosky, el uso íntegro de las IA demanda que el ser humano “sea el que direccione la comunicación, el que tome las decisiones, el que plantee la cuestión retórica, es decir, el que marque el rumbo de lo que se quiere decir, cómo comunicar, a quién comunicar”. Esto es muy distinta a un plagio, “que es cuando el ser humano delega absolutamente todas las decisiones de la escritura en la inteligencia artificial generativa”.

El investigador dijo que por esto la investigación apunta a la necesidad de indagar sobre cómo se usan las IA en distintas prácticas y también pretende profundizar sobre la didáctica de la escritura, es decir, cómo se puede potenciar el aprendizaje de la escritura en la vida profesional. Señaló en este sentido que programas como Word ya incorpora "la IA con el copilot, que no sólo te monitorea la escritura, sino que te puede brindar un panorama de integridad en cuanto a porcentajes de cita online, al uso de un lenguaje respetuoso, que no discrimina, es decir, realmente es una herramienta que enriquece la escritura si es que la utilizás de manera adecuada”, afirmó.

El docente contó que un taller que dio en el Centro Cultural de España en Buenos Aires en el que pudo trabajar sobre lo que significaba la producción de escritura con el Chat GPT le permitió plantear, junto a su equipo de investigación, un abordaje de la escritura electrónica y cómo las prácticas de los usuarios se han visto interpeladas e incluso modificadas por esta nueva tecnología, en pos de garantizar un uso adecuado de las inteligencias artificiales.

En el taller, que fue con profesionales de la arquitectura, la fotografía, el arte de ficción y abogados que estaban problematizando la influencia del Chat GPT en sus profesiones, abordó una propuesta didáctica de escritura con esta herramienta, sobre cómo utilizarla de manera adecuada, con integridad académica, que permite resolver el problema del plagio. En ese sentido, Grabosky destacó que todos estos nuevos modos se están regulando de a poco, por ejemplo, las normas APA ya han incluido una plantilla para citar trabajos hechos con inteligencia artificial. Mientras que en el área de las tecnologías en humanidades, se está trabajando sobre el uso que se hace en cada disciplina.

“Nuestra indagación va sobre si habría un uso ético y un uso íntegro de la IA generativa para la producción escrita en el ámbito académico”, explicó. Como ejemplo, planteó que en las etapas de la escritura, “para generar la ruptura de la página en blanco, que es un problema del escritor, el Chat GPT puede ser una herramienta interesante para romper esa traba”. El GPT también “se ha visto como un interlocutor, como un alter ego del escritor con quien vos podés generar ideas de manera recíproca colaborativa”. 

Regular o no regular 

Grabosky se sumó al debate en torno a la regulación de las IA, las redes sociales y el uso de celulares en las aulas. Consideró que lo primero que se debe hacer es desterrar la idea de la regulación como prohibición, ya que “en realidad la regulación tiene que ver con la gobernanza, tiene que ver con el control”. 

“Es muy difícil que un Estado nacional pueda regular a empresas que son grandes corporaciones, que están por encima de los Estados nacionales, pero es necesario hacerlo”, sostuvo. Por caso, en Europa se está hablando sobre la necesidad de que la inteligencia artificial sea una inteligencia humana, es decir, que esté en función de los seres humanos, de valores éticos. En ese caso, “es fundamental que el Estado tome decisiones en relación a esto”, opinó. 

En cuanto a la escritura de manera puntual, dijo que “las universidades como centros de investigación y de escritura también están enfrentando la necesidad de generar regulación”. Por ejemplo, las normas editoriales tienen que incorporar pautas del uso de la inteligencia artificial en la producción académica. “Esa es una discusión necesaria, y desde el proyecto de investigación estamos por presentar ahora una propuesta al Rectorado que tiene como intención generar una comisión interdisciplinaria con todas las facultades para pensar estas normas de escritura académica dentro del campus universitario”, adelantó.

Quizás  “el miedo que genera hablar de IA o la posibilidad que genera la inteligencia artificial de modificar un trabajo o un desempeño profesional tiene que ser superado por el conocimiento”, reflexionó el investigador. 

Con este fin apeló a que se continúe indagando en saber cómo funciona la inteligencia artificial, cómo debe ser la interacción, cuál es la manera de procesar la información que tiene un “gran modelo de lenguaje” como es el Chat GPT. “El que no sabe, el que desconoce cómo funciona, por ahí tiene la fantasía de que se trataría de algo que viene a romper con todo lo humano o que viene a tirar por tierra las posibilidades humanas. Y al contrario, la mirada tiene que ser de que no se trata de algo ajeno al ser humano, sino que es algo que va a redundar, o que puede redundar en beneficio de toda la humanidad”, subrayó.