El próximo 6 de diciembre, el silencio alrededor del suicidio de Lara Tolosa Chaneton Erretegui, se empezará a romper. Es sabido que la muerte auto provocada, y más aún de un/a adolescente está atravesada por tantos tabúes y una gran dosis de estupor que muchos quedan en silencio por muchos años. Pero el caso del Colegio Nacional de La Plata, como institución educativa, es curioso. Lara se suicidó en plena clase y tras varios días agonizando y su muerte, decidió no tocar el tema. Hasta ahora.
Imaginar por un momento volver a clase después del suicidio de una alumna, para sus docentes, para sus compañeros y compañeras, para aquellos que se la cruzaban en la escalera o el patio. Imaginar por un momento que hablar de eso sea prohibido (no explícitamente pero sí a través de gestos claros de silenciamiento), siendo que Lara eligió morirse en el aula, pegándose un tiro en la cabeza. Es difícil imaginarlo. Lo correcto y más cercano a un acto amoroso y mínimamente reparatorio hubiera sido convocar a todo aquel que quisiera a hablar sobre el tema, organizar charlas en torno al suicidio adolescente y al bullying, no para buscar culpables, sí para establecer cadenas de responsabilidades, pedidos de auxilio que se desoyeron.
Julissa Erretegui, mamá de Lara, quien fue entrevistada por Las12 en su momento, nota que nunca se publicó por la complejidad del caso y porque justamente ninguna instancia reparatoria aparecía en el horizonte (¿era tarea del periodismo denunciar a la escuela? creímos que no), está aliviada con esta noticia, que la tomó completamente por sorpresa.
La iniciativa para volver sobre el tema de Lara fue de Gisele Fernández (hermana de Cristina Fernández de Kirchner): ella conoció la historia y como también asistió al Colegio Nacional se sintió muy conmovida por el caso. Le escribió a Julissa, la mamá de Lara. "Nos reunimos en un café tradicional de acá de La Plata y conversamos casi por dos horas. Entonces ella me ofreció solicitar una reunión al Colegio para pedir que coloquen una placa en la puerta del aula de Lara con su nombre y se realice un acto en su honor (antes de fin de año). La idea es que sea una placa con su nombre y fecha y una frase. También para pedir y exigir que se comience a tratar el tema de Lara en el aula, que se incorpore como contenido en alguna materia para tratar el tema del hostigamiento escolar (es increíble que después de 7 años no se la nombre, y haya sido como que no sucedió nada)", cuenta Julissa a Las12.
Julissa no había vuelto a entrar al Colegio desde mediados de 2016 (un año antes del suicidio de Lara), cuando fue a pedir ayuda porque Lara no estaba bien. "Solicité una entrevista con la psicopedagoga (Lari hacía sólo medio año que asitía a 3er año, era nuevita) y ellos lo único que me ofrecieron fue cambiarla de división ya que había "figuritas terribles" : textuales palabras del preceptor y la pedagoga, y al año se disparó en el aula, y ya en esa ocasión ni entré al colegio porque me avisaron que vaya directo al Hospital que ya la habían trasladado. Fue muy fuerte todo. Fuimos con Gisele, mi hermano, Jorge (un abogado amigo de Gisele) y nos recibieron la directora actual (al parecer la vice, que fue la directora en el 2017 tuvo una reunión urgente y no pudo estar) y la secretaria académica. La directora se atajó bastante y hasta ella misma se disculpó por su frialdad, pero al menos aceptó nuestro pedido. Gisele dejó claro que este pedido es para que Lara se sienta un poco más tranquila, como que el Colegio le pida perdón de alguna manera, un acto de reparación".
ACTO VIERNES 6/12 - 17 hs en el Colegio Nacional.Convoca a quienes consideres. Jóvenes, comunidad educativa, asociaciones contra el bullyng...