Flexatons & La Jazz Mambo

En sus inicios en el 2018 eran apenas seis músicos que hacían algo cercano al jazz latino y tenían ganas de explorar musicalmente. Pero, al repasar un viejo VHS con la clínica de Pocho Sánchez, --uno de los percusionistas actuales más reconocidos del Jazz latino--, estudiar acerca de bajo cubano o leer libros de la música afrolatina, empezaron a tirar de un hilo, a entender esos sonidos y algo se les fue quedando en el cuerpo. Para algunos toques, convencieron a otros amigos músicos y pasaron a ser 16, una Big Band latina. Les gustó, les dieron ganas de seguir y armaron lo que son hoy: una orquesta del Conurbano bonaerense que recorre diferentes géneros de la música afrocubana con composiciones propias y algunos clásicos del género. Su primer disco, grabado en los estudios de la Universidad de Lanús, es Estación Mambo (2022). Según Diego Vazquez, su contrabajista y director artístico, su sonido es el clásico de los años cuarenta, pero siempre mezclado con algo del conurbano (todos los músicos son de zona Sur). Un sonido tranquilo, sin un apuro por llegar a un clímax. Un tiempo que permite la claridad, que refleja el caminar con pausa y ver la vereda, levantar la vista, detallar las casas, los locales, saludar al vecino, disfrutar del camino.

La Cuarta Dimensión

Lo primero en la descripción de esta banda no es el género o el profesionalismo, lo primero es el compromiso social. Se ve en las letras de las canciones, en la diversidad de géneros e identidades de la banda y en los mensajes que comparten cada vez que tocan. Las composiciones, a lo Rubén Blades, cuentan la historia del conurbano o de toda esta América Latina en donde en los barrios, en las calles matan a jóvenes con poco futuro. En sus presentaciones recuerdan que hoy la Argentina pasa por un momento complejo y que por eso hay que juntarse, pese a todo, a darle espacio al goce. Para compartir con colegas la creación, para mostrarle eso a la gente. El sonido de esta banda armada por Santiago Aragón es una mezcla de lo urbano, de la ciudad, un poco del conurbano y la salsa brava. También se compone de las voces de Tilsa Llerena y de Fabricio Siquier. Tilsa es una morena alta, aguerrida, en ella parece habitar la fuerza de los doce músicos que conforman esta orquesta. Fabricio Siquier es como un hallazgo en medio del humo de la tarima, en un tiempo fue cantante de gospel, en otro rapeó y esas dos cosas las sube al escenario cuando canta salsa. Su cara y actitud tienen algo de Héctor Lavoe, y como rapea, le queda fácil sonear. La Cuarta es el barrio, es el Conurbano y la capital en una canción de salsa.

Pachito Melao

Ver a Pachito es el final de una tarde de viernes, cuando el día se fue y queda la duda de si se pudo hacer algo más, pero queda el finde por delante. Una sensación de melancolía, de incertidumbre, de felicidad. Esta banda es Bogotá, es Caracas, es Cali, es Neiva, es la ciudad. Es la convivencia perfecta entre lo duro de Pachito y lo erótico o lo dulzón del melao, pero nada empalagoso. La crearon en el 2022 entre Jabez Insuasty, pianista caleño, y Javier Tafur, trompetista huilense. Jabez tenía ganas de formar un proyecto para el que ya tenía nombre: Pachito. Después vino el melao que hoy se lo agradecen a Rubén Bellorini, un bajista venezolano al que le gusta la salsa rosa. Jabez es el que pone orden, Javier gestiona. Pero Pachito también es el maestro Gerson Aranda, una bestia de la percusión. No sabe con quién se formó más, si con Celia Cruz, si con Tito Rojas, con Naty y su Orquesta u Óscar de León. Con todos ellos tocó. Dirige, comanda, marca el compás. Es el mayor: dobla, casi triplica en edad al más joven, Lautaro Quipildor, trombonista porteño, que tiene 21, los demás están en los treintas. Banda joven y urbana, entre los cantantes Damel De la Vega, cubano, Manuela Altilio, porteña, cierran su estética. Algo pop, algo queer, su repertorio son covers de salsa dura, en un 70%, y salsa rosa, en un 30%. Actualmente adelantan un EP de canciones inéditas.

La Malanga All Stars

Se formó en 2009 gracias a la confluencia de diferentes culturas de América latina radicadas en Buenos Aires. Su música fusiona el sonido urbano porteño del rock y el tango, con la Salsa Brava de los años setenta en Nueva York. La creó el pianista argentino Augusto “el Gugu” Bouzas. En su familia hay ascendencia del Caribe colombiano, de ahí viene el oído salsero. Después viene el empeño de formar una banda, convencer a la gente y hacerlo, hacer conexiones. Alfredo De la Fe, el violinista de la legendaria Fania All Stars y ahijado de Celia Cruz, los eligió como la orquesta para acompañarlo en su show en Buenos Aires a finales de 2010. En el 2014 fueron banda sonora de Días extraños, una película presentada en el BAFICI y dirigida por un colombiano radicado en Buenos Aires: habla del hastío del estudiante migrante, que, a veces, no sabe qué hacer con el tiempo libre. Algunos hacen una fiesta como la de Fuego en el 23, hacen salsa, se refugian en la música. Otros otros se encierran en un espacio, en cuatro paredes, como negando la migración. En mayo de este año La Malanga se presentó en el CCK con un homenaje a Celia Cruz a sala llena, junto al intérprete venezolano Joseph Sanz. Hoy están grabando lo que será su primer disco, que tendrá versiones salseras de temas de tango y rock argentino, y también temas propios.

Mambo Influenciado

La Big Mambo es un espectáculo en el que uno no sabe si mirar atónito, escuchar con atención o bailar sabroso. Surgió de casualidad y sin el formato Big de once músicos, sino como sexteto. El pub Kowloon de Almagro es un sitio íntimo, en el que suelen presentarse orquestas chicas. Allí estaban la percusionista argentina Noe Sarkis y el cantante cubano Damel De La Vega cuando a Manu, el dueño del lugar, le canceló una orquesta y les dijo que se inventasen algo. Noe y Damel no se conocían, pero ahí mismo estaba Lautaro Quipildor, un trombonista porteño. Llamaron a otros músicos y formaron la Mambo Influenciado. El bautismo viene por una canción de Chucho Valdez, y las bases de la orquesta son la mezcla entre el mambo y el jazz. Por eso les sonó bien el adjetivo “influenciado”. Dice Noe que en la escena influyen varios actores, y para ella es un encuentro de varias disciplinas. Damel dice que lo de Mambo Influenciado fue idea de Edu, bajista de Cochabamba, porque él y el pianista quiteño Alejandro Rosero venían de tocar jazz y se encontraron con los otros que venían de la salsa. Damel llega a la conclusión de que la Mambo, la Big y el sexteto, son como una banda Indie pero de salsa. Buscan el sonido de la salsa brava de orquesta, de la época de los setenta, con un toque novedoso por la variedad de los proyectos en los que están los músicos de esta banda y por la migración.