Blank generation
Ocho años atrás, después de la muerte de su madre, DB Burkeman volvió a su casa natal para hacer limpieza. Y en la mesa de luz de su antigua habitación encontró una bolsa con unos 20 rollos de película en blanco y negro de 35 mm sin revelar. Los llevó al mejor lugar de Nueva York y la desilusión fue grande porque gran parte del material se había perdido. “Pero luego vi la hoja de contacto para un show de los Ramones en el Rainbow, el día de Navidad de 1977, que se convirtió en su icónico álbum en vivo It’s Alive. Luego vi una imagen de The Cramps en el Mudd Club, un espectáculo en el que había olvidado por completo que estuve. No lo podía creer”, cuenta este fotógrafo británico, particularmente conocido por ser un pionero de la música electrónica. Sin embargo, tiene un gran pasado punk. Y ese material inédito se transformó en Crash Bang: Pictures from a Punk, que acaba de ser editado por Blurring Books. Se trata de más de cien fotografías inéditas de las escenas musicales punk y new wave en Londres, Nueva York y Los Ángeles. Fueron tomadas por Burkeman entre 1976 y 1982, cuando era un adolescente que había abandonado la escuela y se sumergía en el más descontrolado de los pogos. En esas fotos están todos (o varios) en momentos ascendentes: los Ramones, claro, pero también Syd Vicious y Nancy Spungen, Bryan Gregory de The Cramps, Howie Piro de D-Generation, Marianne Faitfhull, Debbie Harry o Annie Lennox y Dave Stewart antes de Eurythmics. “En primer lugar, quiero ser claro”, ha dicho Bukerman. “¡No me hago pasar por fotógrafo! Yo abandoné la escuela secundaria y reprobé el único examen que hice para entrar en una escuela de fotografía. Pero tenía ideas ridículas y grandiosas sobre ser el próximo David Bailey o Helmut Newton”. Lo interesante es que, finalmente, logró ser algo mejor que otros: ser él mismo. Y eso es llevar en alto el espíritu punk.
La cara de dios
La fama de Jeremy Allen White no para de crecer. Y mientras el actor está trabajando en la biopic de Bruce Springsteen, posa para la nueva campaña de Calvin Klein y sigue escalando en los ránkings de los hombres más sexys del mundo, un grupo de concursantes se reunieron en Chicago para una ocasión singular: competir para ver quién era más parecido a él. De manera específica, a “Carmy” Berzatto, ese chef torturado y encantador cubierto de tatuajes al que Jeremy le ha dado carnadura en la serie The bear. Entre los cincuenta postulantes, el ganador fue Ben Shabad, terapeuta de salud mental de 37 años, según informó el Chicago Sun Times. “Esto es lo más genial que me pasó en toda la semana”, dijo Shabad, quien fue levantado en el aire en medio de la multitud, con una corona sobre su cabeza y un paquete de cigarrillos en una mano. Esos cigarrillos son parte del premio (Carmy fuma como una chimenea), además de 50 dólares. La mayoría de los aspirantes a dobles eran hombres blancos, pero algunas mujeres y personas de diferentes procedencias étnicas se sumaron a la diversión, dijo el periódico. Incluso hubo un nenito que se llevó muchos aplausos porque, aseguran, su parecido con el actor era notable. Los organizadores quedaron sorprendidos por la gran convocatoria del concurso, que incluyó a Alexis Kline, uno de esos fans lo suficientemente destacado como para convertirse en personaje por derecho propio. “Para mí, él es como un dios”, dijo Kline.
El imperio contraataca
No existe una galaxia lo suficientemente lejana donde las mujeres puedan escapar de los haters. Eso es lo que le ocurrió a Emily Calandrelli, que se convirtió en la mujer número 100 en ir al espacio al unirse a un grupo de seis turistas espaciales en un lanzamiento liderado por Blue Origin. En Netflix se puede ver Emily's Wonder Lab, un programa para chicos porque Calandrelli es presentadora pero también, científica recibida en Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés). “Miré el planeta boca arriba, en una situación de ingravidez. Fue el mismo sentimiento que tuve cuando nacieron mis hijos y pensé: '¡Ese es mi bebé!'”, dijo Calandrelli en un video que publicó. Su asombro al ver la Tierra desde el espacio no fue bien recibida y el video recibió tantos comentarios odiosos y sexistas que Blue Origin decidió eliminarlo. De todos modos, algunos comentaristas no se la agarraron con Calandrelli sino con la empresa patrocinante, propiedad del magnate de Amazon, Jeff Brezos. Se trata de un empresario a quien las posibilidades de expansión no le importan tanto por la ciencia sino por la expansión de su imperio. Calandrelli, obviamente, omitió cualquier comentario en ese sentido pero reconoció que las reacciones frente a su video la entristecieron y enojaron. Pero aseguró que nada de eso empaña la alegría de compartir sus experiencias interplanetarias. “Enviar mujeres al espacio y que cuenten lo que ven es la posibilidad de que aparezcan nuevos relatos”, dijo.
Las distracciones
Desde fines de agosto, el Malba atesora una de las obras fundamentales de Leonora Carrington: “Las distracciones de Dagoberto”. Realizada en 1945, cuando la artista británico-mexicana tenía apenas 28 años, esta pintura al temple es una cita clara a El Bosco pero también, un despliegue fenomenal del mundo onírico de Leonora. No por nada, el fundador del museo, Eduardo Costantini, pagó 28 millones y medio de dólares por esta distracción. Este récord reimpulsó la obra Carrington. El problema es que muchos conocedores de su obra están comenzando a mirar con suspicacia una ingente cantidad de esculturas que se vienen exhibiendo y vendiendo a más de 400 mil dólares en distintos lugares del mundo. Estas esculturas habrían sido realizadas (o al menos, los moldes originales habrían sido realizados) en la última etapa de la vida de Leonora, que falleció en 2011, a los 94 años. “El Bailarín”, un bronce con cabeza y plumaje de pájaro, abrió el camino cuando apareció en la Theaterplatz de Basilea durante Art Basel en junio. La misma figura se encontraba en Regent's Park en Londres. Criaturas de bronce de menor escala se exhibieron en Sussex y siguen las firmas. La avalancha de iniciativas está organizada por Rossogranada, una startup de arte del Consejo Leonora Carrington, dirigido por el hijo menor del artista, Pablo Weisz Carrington. Otro de los hijos de Leonora, Gabriel Weisz Carrington, escritor y académico, ha criticado estas “monstruosidades de bronce” vendidas y exhibidas en México. “Las pocas esculturas que mi madre creó muestran elegancia y equilibrio artístico, cualidades que faltan por completo en estos vulgares montones de bronce”, alega. Y enfatiza que las esculturas nunca fueron parte de la obra predominante de Carrington. Es lo que también dice la marchante de arte de San Francisco Wendi Norris, que comenzó a trabajar con ella en 2004 y asegura que “no vio ningún trabajo en progreso ni evidencia de estos bronces a gran escala” durante múltiples visitas a su casa y estudio. Sin embargo, la biógrafa y prima de Carrington, Joanna Moorhead, aseguró lo contrario y argumentó que una serie de fotografías lo demuestran. En ese sentido, “la autenticidad es un concepto elástico en el mundo de la escultura”, explica el curador escocés Patrick Elliott. Y es que los bronces legalmente auténticos pueden ser fundidos mucho después de la muerte del artista por sus herederos y otros titulares de derechos.