De miga y más
Con una sucursal que todavía huele a estreno, Dos Escudos ya es parte del paisaje de Caballito. Esta clásica confitería, favorita de cocineros y pasteleros, abrió en una esquina de Av. Pedro Goyena, para llevar brillo a un polo gastronómico que precisaba de un lugar así.
La historia de Dos Escudos se remonta a los años 70, cuando el asturiano Domingo Parrondo se hizo cargo de una panadería con este mismo nombre y la convirtió en un símbolo porteño. Manejada luego por Jorge, hijo de Domingo, Dos Escudos creció, sumó sucursales, abrió salón para cafetería, inauguró planta de producción, siempre fiel a sus principios: recetas tradicionales, una oferta amplia y calidad en las materias primas.
La nueva casa sobre Pedro Goyena cuenta con un deck con mesas en la vereda y otras pocas mesas dentro, donde desayunar o merendar por ejemplo café con leche y jugo de naranja exprimido, sumando dos facturas ($6200 el combo completo); scons con mermelada ($7800) o tostón con huevo revuelto y palta ($7800).
El fuerte de Dos Escudos es su mostrador: allí se exhiben tortas, macarones, brownie con dulce de leche y merengue italiano ($4500), lemon pie ($4500), bavarois de chocolate con frutos rojos ($4500). También, empanadas varias (desde $1900), pastel de papa ($8500), tartas como la de espinaca y queso ($5400). Se suma el catálogo completo de facturas (churrinches, medialunas, vigilantes y más), panes y varios etcéteras. Esto se elabora y viene cada día de la planta de producción que provee a las sucursales; pero los sándwiches se hacen en este mismo local, garantizando frescura. Los de miga ($1900) son excelentes: buena cantidad de relleno, rico pan, los sabores de siempre y alguna que otra innovación. El de apio y queso azul es una delicia, lo mismo el de atún, queso y aceitunas. Las opciones incluyen de queso, tomate, lechuga y huevo; de queso y lomito ahumado; de jamón y ananá; de crudo y queso, por mencionar algunas. Una novedad agridulce: además del fosforito con jamón y queso, acá hacen una tortita negra con crudo, queso y rúcula que promete mucho.
Dos Escudos queda en Av. Pedro Goyena 508. Horario de atención: todos los días de 7 a 20. Instagram: @confiteria.dosescudos.
Sábados de superacción
Un día a la semana, aprovechando los preciosos sábados de la primavera, la famosa esquina de Los Galgos suma a su carta de cocina porteña un menú que está dedicado en exclusiva al querido sándwich, con una propuesta que promete convertirse en clásica del barrio. A tono con su ideología gastronómica, acá también la cocinera Florencia Dragovetsky se mete con la tradición, buscando recetas emblemáticas a las que les aporta calidad y mirada. En total hay cinco opciones. Una favorita es el Club Sandwich, tan típico de la hotelería internacional, que en Los Galgos preparan con generoso pollo desmenuzado, panceta, lechuga crujiente, tomate, mayonesa ahumada, todo en un pan de miga blanco sin corteza: una delicia que, por $8500, es el best value del día. A esto se suma un lomito en pan francés, con cebolla caramelizada, buen queso Tybo derretido y ajíes en vinagre que aportan el toque fresco y ácido que precisa la carne ($14500). Del lado más localista, ahí está el locatelli de lomito: un sacramento apenas dulzón relleno de buen lomito ahumado, tomate confitado, albahaca y mostaza tipo Dijon (más pequeño que el Club Sándwich, sale $6500). Como opción bien contundente, se despega el clásico de milanesa de cuadril con lechuga, tomate y mostaza en pan francés ($13500); y claro que hay una opción a base de vegetales, con un sándwich de berenjena, zucchini, hongos y pasta de garbanzos a $11500.
A modo de guarnición se pueden sumar al pedido unas papas fritas en triple cocción, crujientes por fuera, cremosas por dentro (sale con emulsión de pimientos a $8900), ensalada rusa a $7900 o ensalada de hojas verdes a $7600.
El plan, entonces, es agarrar un sábado cualquiera, ideal que sea temprano, cuando están por sonar las doce del mediodía; enfilar para el lado de Tribunales, tal vez escuchando un tango en los auriculares; sentarse luego en una de las mesas junto al ventanal –o, mejor aún, en la lustrosa barra de madera–, y pedir entonces un sándwich con un vermú, una cerveza, copa de vino, unas papas fritas, y disfrutar de un almuerzo sabático.
Los Galgos queda en Av. Callao 501. Horario de atención: lunes a viernes de 8:30 al cierre; sábados de 10 al cierre. Domingos de 17 a 24. Instagram: @losgalgosbar.
Huellas de la colonia
Restos de la colonia francesa que ocupó Vietnam desde mediados de siglo XIX y hasta la Segunda Guerra Mundial; de eso se trata el Banh Mi, uno de los sándwiches asiáticos más replicados en el mundo, que une dos mundos mezclados por las armas.
Considerado hoy parte de la cocina callejera de todo Vietnam, popular, económico y muy rico, el Banh Mi es en realidad una categoría de sándwiches, donde el relleno puede cambiar. Lo que lo define es, primero, su pan: una baguette de estilo francesa, de costra crujiente, que en la pura tradición debería llevar mezcla de harinas de trigo y de arroz. Luego, lo que va dentro: el paté, también con su origen francés a cuestas; pickles repletos de sabor asiático; alguna charcutería, un jamón, un corte de cerdo, también pollo; y siempre cilantro, con su profundo perfume.
En Buenos Aires varios lugares ofrecieron u ofrecen cada tanto un Banh Mi, pero An es el primer local dedicado específicamente a este sándwich. Abierto este año en una esquina del bajo de Belgrano, su propietario vivió en Australia, donde probó del Banh Mi y decidió traerlo a la ciudad porteña.
La carta arranca con algunos piqueos: buñuelos de mandioca ($5600), unos nem de cerdo (empanaditas en papel de arroz fritas, $7500), sigue con un par de ensaladas como la Goi Tron Rau con hojas verdes, repollo, pickles, maní, aderezo a basa de salsa de pescado ($7500), para llegar a la especialidad de la casa. Todos los Banh Mi salen en pan francés con pickles, cilantro, pepino, mayonesa, un aderezo oriental, paté (salvo las versiones vegetarianas), y luego una proteína a elección entre churrasquito de cerdo, pollo, jamón y queso de cerdo, hongos o huevo (precios entre $7000 y $8000). Son todos sabrosos, distintos a lo usual, pero aún así fáciles de comer y disfrutar. Recomendado: ponerles alguna salsa picante que les levante más vuelo.
Hay café vietnamita para beber (con leche condensada, $3600), hay un té frío con miel y limón ($2400), así como algunas cervezas ($3600).
An es una sandwichería que apuesta por otro hemisferio y cultura, al alcance de la mano.
An Buenos Aires queda en Blanco Encalada 1402. Horario de atención: lunes a sábados de 9 a 19. Instagram: @an.buenosaires.