La próxima reunión del MERCOSUR, que se llevará a cabo en Montevideo entre 5 y el 6 de diciembre, volverá a poner en evidencia la soledad del presidente argentino, quien “llegó” el último jueves a la tapa del semanario The Economist en una entrevista en la cual lo caracterizan como un sujeto ególatra que se dispone a dar lecciones de gobierno a Donald Trump. La recepción en la cumbre que se realizará en Uruguay lo mostrará, sin embargo, asilado e incluso ridiculizado por el resto de los mandatarios. La humillación padecida por Javier Milei ante Gustavo Petro y Gabriel Borich probablemente se reitere, desgarrando su imagen pública a nivel internacional.
Lula ya ha acordado con los mandatarios el confinamiento diplomático de quien declaró ante The Economist que su “desprecio por el Estado es infinito”, sin reparar que en Latinoamérica la estatalidad ha sido la generadora –a diferencia de Europa– de la sociedad civil. La publicación británica, opuesta a las políticas proteccionistas y populistas de Donald Trump, puso en tela de juicio la coherencia interna del pensamiento del argentino al exhibirlo como un personaje que porta “un ego inmenso y una capacidad de gobernar muy pequeña”. De hecho, la publicación advirtió que “el experimento de Milei puede salir mal: la austeridad impulsada por su gobierno ha provocado un incremento de la tasa de pobreza, que saltó al 53 por ciento en el primer semestre, incrementándose 14 puntos respecto a 2023.”
El último viernes, mientras se conocía la entrevista en el semanario británico, el presidente electo de Uruguay, Yamandú Orsi, se encontraba con el mandatario brasileño, exhibiendo un alineamiento de cara a la cumbre mercosuriana, de la cual participará por invitación expresa del presidente saliente Luis Lacalle Pou, decisión que fue recibida con hostilidad por los diplomáticos argentinos.
El embajador en Uruguay, Martín García Moritán, comunicó su preocupación por los señalamientos de la delegación paraguaya, la única en la que podía confiar Milei: El mandatario guaraní Santiago Peña propondrá que Lula lidere el MERCOSUR y advirtió que no tolerará la reiteración de las “declaraciones ofensivas de Milei contra el presidente Lula”.
Por otra parte, los sherpas argentinos explicaron que la confianza entre los presidentes paraguayo y brasileño se debe a que ambos llegaron a un acuerdo de tarifas en relación a la energía brindada por la Represa de Itaipú. Dicho convenio fue viabilizado por Lula y caracterizado por Peña como “de vital importancia [y motivo] de una enorme satisfacción” porque nos ha permitido llegar (…) a resultados que consideramos históricos”. Incluye, para Asunción, 280 millones de dólares por regalías, 650 millones para inversión por año, 265 millones por compensación de energía y 53 millones en utilidades.
Para ahondar el mal clima con el que recibirán a Milei, la delegación paraguaya recordó que el presidente argentino fue el único ausente en la última cumbre del Mercosur, en Asunción. En aquel momento, el anarcocapitalista despreció a Peña y se reunió con Jair Bolsonaro, ya entonces investigado por su participación en un golpe de Estado. Dichos funcionaros evocaron además que Peña visitó ocho veces Argentina sin que el mandatario argentino pisara nunca Paraguay.
Las malas noticias se acumulan para Milei en el contexto internacional: Lula, Orsi y Peña se complotarán contra Milei. Este último simplemente por privilegiar la relación energética con Brasil y los negocios que devienen de compartir las vías navegables mesopotámicas. Además, Lula es el nexo con los BRICS+ donde se concentran gran parte del comercio extrarregional y dos de los socios comerciales más importantes de Argentina. Para darle un tono más embarazoso al lugar que ocupará Milei en la Cumbre, se espera que la delegación argentina amenace con abandonar el acuerdo regional si no se avanza en el libre comercio con Estados Unidos. El regreso del ALCA, que tuvo su fecha de defunción en Mar del Plata en 2005, volverá a postularse de la mano de quien reconoce su odio al Estado y prioriza los intereses de Washington.
La recepción al ex panelista televisivo incluirá el pase de facturas por la ausencia en la conmemoración del 40 aniversario del Tratado de Paz sobre el Canal de Beagle, el pedido de detención de su asesor por su complicidad en el intento golpista en Brasil –Fernando Cerimedo– y el fastidio de los industriales domésticos en relación al Tratado de Libre Comercio con Unión Europea, que supone intercambiar “autos por granos”. Por último, algunos de sus colegas le advertirán sobre las consecuencias de las políticas proteccionistas de Donald Trump, que lejos de contribuir a sostener su programa financiarista, producirá la apreciación del dólar, contribuyendo a la fuga de capitales (golondrina), el sustento que blinda la actual fantasmagoría doméstica. La crisis de la imagen de Milei tiene un derrotero centrípeto: la tempestad se inicia desde afuera.