Últimamente se suele afirmar que la agenda de la ultraderecha en América Latina no funciona, que el algoritmo no encuentra su vía de realización y que el partido de los mega millonarios no logra desplegar el soporte político adecuado. México, Brasil, Colombia, Chile y Uruguay escaparían, de momento, del oprobio. La excepción a este argumento sería Argentina, dada la irresponsabilidad de su clase p