El examen de Boca era doble. El líder de la Superliga no sólo buscaba revalidar su condición de equipo consolidado, después de su primera caída en el torneo, sino que también tenía que reinventarse sin otra pieza determinante: a Gago se le sumó Benedetto y, para colmo, no pudo contar con Bou. En ese contexto, Central lo madrugó de local y se puso rápido en ventaja. El partido mostró a los pocos segundos lo difícil que se le presentaba al puntero del campeonato y sus características: caliente, peleado en cada sector, y muy cortado. Antes del minuto, Peruzzi cometió una falta insólita sobre la raya del córner que lo llenó de dudas, y un minuto después Gil sacudió de una patada a Pavón. El árbitro consideró que fue solamente una amarilla.
En medio de ese fervor, Central se puso en ventaja por el oportunismo de Ruben. Federico Carrizo ejecutó el córner, Mauricio Martínez improvisó un tacazo fallido, y el goleador metió la cabeza entre muchos defensores visitantes para convertir. Como en aquel cruce de la Copa Argentina en el que los rosarinos terminaron festejando por el gol de Martínez, en septiembre pasado, Central se abroqueló tras la ventaja y complicó el juego de Boca.
Carrizo volvió a profundizar con una acción detenida, a los 36 minutos, y un cabezazo de Ruben. La pelota se fue apenas al lado del palo izquierdo de Agustín Rossi. Pero si la falta de juego y la pelea que proponía Central no hubiesen sido suficientes problemas para Boca, su defensor más experimentado, Goltz, mostró su peor cara y cometió una acción que le valió la tarjeta roja. El ex Huracán había recibido una amarilla unos minutos antes y, a los 37 minutos, a instancias del cuarto árbitro, Loustau le sacó la segunda por una patada sin pelota al autor del gol. También podría haber sido roja directa.
La mejor llegada de Boca en la primera parte fue un blooper de Central que terminó sacando el arquero arriba del travesaño. En tiempo de descuento, Fabra metió la pelota al área con un cabezazo, Camacho cabeceó contra su arco y Ledesma la sacó esforzándose hacia atrás cuando se le metía.
El desarrollo no cambió en el segundo tiempo. Boca seguía con más fuerza que fútbol, y ese exceso provocaba mucha vehemencia cuando sus jugadores cruzaban a sus rivales.
Los rosarinos tuvieron tres situaciones muy claras para aumentar la diferencia, pero Rossi respondió bien en esas ocasiones. La única posibilidad que tenía Boca de llegar a la igualdad era a través de una jugada detenida. Cardona ejecutó una falta desde la izquierda, y Ledesma pudo reaccionar a tiempo rechazando con los puños.
El ingresado Espinoza llegó con peligro luego de una buena habilitación de Peruzzi, y el remate se fue apenas al lado del palo derecho.
Boca cortó una racha exitosa como visitante: sumaba 18 partidos sin derrotas. Su última caída había sido en agosto de 2016 frente a Lanús.