La Cátedra de Psiquiatría infanto juvenil de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNR cumplió 102 años, siendo la primera de su tipo en el mundo. Fue fundada por el psiquiatra italiano Lanfranco Ciampi quien en 1922 abre la primera escuela del país para niños con enfermedades mentales y un año después dicta el primer curso de psiquiatría infantil en la Facultad.

Luego se crea el Instituto Psiquiátrico de Rosario que dispone de consultorios para la atención de niños y adultos. El mismo se conforma con las cátedras de Psiquiatría, Neuropsiquiatría Infantil y Psicología Experimental, la Escuela y un “Hospital de Alienados”, actualmente llamado “Agudo Avila”.

Ciampi adhería al “higienismo mental”, un movimiento que le da importancia a la detección precoz y el tratamiento ambulatorio de la patología mental y considera que estas enfermedades pueden evitarse si se mejoran las condiciones ambientales. Asimismo planteaba que la reacción del cerebro de un niño es diferente al adulto por lo que requería un tratamiento con una psiquiatría específica. Y justificaba la necesidad de usar los métodos de la psicología experimental porque entendía que no todos los fenómenos psíquicos podían ser reducidos a cuestiones biológicas.

Esta concepción de la psiquiatría que se fue construyendo en nuestra ciudad no fue sólo una especialidad médica sino que su práctica se insertó en lo social. Proponía una psiquiatría independiente de la neurología, recostada en la psicología, la clínica general y la acción social. Esta originalidad en el planteo la hacía poco creíble científicamente y en ese momento hubo ciertas resistencias.

El compromiso que se reclamaba al Estado se concreta años más tarde, en 1945, cuando el Ministro de Salud Pública de la provincia de Santa Fe Carlos Lambruschini oficializa las clínicas de orientación infantil. Y tres años después se dicta la clase inaugural de la cátedra Clínica Psiquiátrica de Niños, nombre que reemplaza a la primera denominada Neuropsiquiatría infantil.

En la escuela los niños recibían enseñanzas elementales a través de procedimientos especiales con el objetivo de reeducarlos. Otro recurso era el trabajo manual pre profesional y para ello se armaban talleres de impresión, encuadernación, alfombrería, escobería, cepillería y costura, entre otros.

El Taller Tutelado como extensión de la Escuela era para que los niños que egresaban a los doce años tuvieran un lugar durante la adolescencia. Lo novedoso del proyecto, pionero en el país por su criterio de formación y capacitación laboral, consistía en la administración de los haberes de los adolescentes discapacitados por parte del Juzgado de Menores. Eran los jueces quienes resguardaban el dinero de los menores con el sistema de libreta de ahorro, hasta que ellos cumplían los 18 años y podían disponer de sus fondos.

En el siglo XX se concibe a los infantes y adolescentes como sujetos plenos de derecho. Nuevas legislaciones y convenciones internacionales modificaron prácticas, sumaron especialidades y cambiaron los paradigmas. También en lo jurídico se modificó al sistema de protección integral de los derechos de niños, niñas y adolescentes.

Hoy la Cátedra continúa desplegándose en los ámbitos que dieron origen al primer dispositivo de la psiquiatría en Rosario que “en su ADN lleva el servicio asistencial”, afirma su actual titular Psicóloga Marcela Salvai y destaca que todos los profesionales trabajan desde una perspectiva abierta a las necesidades de la comunidad. “Estamos comprometidos con el mandato de su origen que es cumplir con la función social inherente a la Universidad Pública”.

Actualmente funciona un Servicio Asistencial coordinado por la Dra. Marisa Odone. Allí se atienden los casos que deriva la Dirección Provincial de Justicia Penal Juvenil para el abordaje de la salud mental de jóvenes en conflicto con la ley. Se tratan mayormente problemáticas como violencia familiar y revinculación.

Además, existe un programa de orientación al estudiante que atiende a alumnos de Medicina, Enfermería y Fonoaudiología que llegan de forma espontánea o a través de interconsulta con los docentes por alguna problemática en el desarrollo de la carrera. En estos casos se brinda apoyo pedagógico y atención psicológica.

La escuelita

Un espacio que se sigue sosteniendo es el Centro de día o “la escuelita” como muchos la llaman, bajo la coordinación de la Licenciada en Educación Especial Lorena Manoni y el compromiso de los docentes especiales Grisela Scriffignano y Aureliano Ferraro. Se trata del único servicio de psiquiatría infanto juvenil gratuito en Rosario destinado a chicos de 0 a 18 años que no tienen obra social.

Es un lugar donde asisten el tiempo necesario para lograr la autonomía, desarrollar sus potencialidades al máximo e incluirse de la mejor manera a la escuela común. Allí llegan niños con autismo, psicosis o trastornos por déficit de atención e hiperactividad que no tienen aún un diagnóstico. Entonces, en primer lugar se les hace una evaluación para ver que tratamiento necesitan: fonoaudiológico, psicopedagógico y reciben atención psicológica. Además hay talleres de arte, huerta, pintura, carpintería y juegos según los intereses y posibilidades. A esto se suman las comidas porque los niños desayunan y almuerzan en el espacio de comedor.

En este Centro de día se realiza un trabajo interdisciplinario con las psicólogas, psicopedagogas, fonoaudiólogas, con la maestra común de la escuela y si los niños toman medicación, con el psiquiatra que los atiende. Se pone énfasis en la expresión verbal, los gestos, la autonomía, las normas de convivencia, la colaboración, los hábitos de higiene, compartiendo experiencias con otros niños y con los adultos para lograr así una relación de respeto y afecto.

La meta es “que puedan utilizar la palabra” frente a tanta agresividad y violencia que los rodea, según explican las maestras. “Los chicos que vienen acá son de muy bajos recursos, viven en condiciones precarias y vienen con muchas dificultades, no sólo por la discapacidad, sino económicas, culturales y sociales. Es todo muy escaso”. Y destacan: “En otras épocas el mayor problema de los niños que llegaban era su discapacidad, pero ahora es el entorno desfavorable”.

 

También se realizan talleres para padres considerados fundamentales para acompañar el crecimiento y desarrollo de sus hijos y recientemente se incorporó un espacio a las familias de pacientes que padecen enfermedades poco frecuentes. Allí se comparte conocimiento, información y se brinda la oportunidad de hablar sobre los problemas que los afectan haciéndoles saber que “no están solos”.