El pensamiento occidental sobre el que se funda nuestra cultura se ha constituido como un molde para percibir, sentir y aprender a partir de imaginarios dominantes cuya influencia heredamos del paradigma modernista. Se configura así, una lógica de pensamiento binario con opuestos extremos: “objetivo-subjetivo”; “civilización-barbarie”; “animal-humano”; “realidad-ficción”; “naturaleza-cultura”; “cuerpo-alma” y otras categorizaciones condicionan nuestra relación con todo aquello que nos rodea.

Como un ensayo filosófico ilustrado, La fábula de la razón señala el lente que limita nuestro modo de habitar el mundo a través de categorías excluyentes y antagónicas, impidiendo de este modo vislumbrar toda la complejidad de lo que se nos presenta.

Las otras realidades posibles son las que, a partir de las obras de los artistas, invitan a nuestra imaginación a superar esos conceptos binarios, fundiéndolos para construir realidades alternativas y la idea de una pluralidad de mundos.

Modificar nuestras representaciones implica desmontar el carácter de universalidad categórica de las cosas para acercarnos a otros horizontes.

Los efectos de las supuestas verdades ancladas en nuestra mente se desconfiguran, y aquello que nos limita empieza a desvanecerse con contradicciones y vacíos, con ambigüedades y silencios, que trascienden la lógica racionalista y que sólo desde lo poético del arte podremos convertir en posibilidad.

En los muros exteriores de los ingresos a las salas se explicita un ensayo respecto al pasado y al futuro de la vida humana. En la sala 402, al inicio de la muestra, conviven obras de artistas que remiten a periodos temporales diversos y, articuladas, pueden constituir modos de narrar aspectos de la modernidad en sus distintos momentos. El racionalismo, corriente de la filosofía del pensamiento, constituye en la edad moderna un movimiento hacia la primacía de la razón y es la que desde sus parámetros posibilita conocer “la verdad”. Constituye parte de nuestro pasado y heredamos muchas de las máximas que atraviesan aquellos siglos cuyo auge lo encontramos a fines del siglo XIX.

[Artistas Sala 402: Gisela Banzer, Abril Barrado, Adriana Bustos, Nicola Costantino, Tomás Espina, Pablo La Padula, Eduardo Molinari y Tamara Stuby.]

Al ir transitando las salas, aparece una imposibilidad en la cual las obras de los artistas trascienden aquello que se pueda nombrar o las cosas que puedan existir. La importancia del lenguaje como elemento constitutivo de la cognición y su relación con la construcción del conocimiento es fundamental para organizar el mundo y procesar la información que de él nos llega pero no siempre poseemos palabras para percibir y comprender aquello que queda por fuera de las categorías establecidas.

[Artistas Sala 403: Mauro Guzmán, Damián Linossi y Verónica Gómez].

El recorrido también sucede como un eje temporal donde en la sala 404 aparece el futuro, fragmentos visionarios de una realidad distópica con máquinas, cuerpos y geografías irreconocibles e inquietantes.

El binomio Hombre-Máquina forma parte de nuestro imaginario acerca de lo que vendrá. Las explicaciones mecanicistas desde el comienzo de la modernidad sirvieron para dar cuenta de ciertos fenómenos naturales, por ejemplo, el caso del funcionamiento del universo como una gran maquinaria. La peculiar asociación entre cuerpo y máquina constituyó una posibilidad de pensar que los cuerpos individuales puedan ser adiestrados, ejercitados y disciplinados.

[Artistas Sala 404: Sofía Bohtlingk, Ángeles Ceruti y Daniel Leber.]

Esos hombres-máquina en la instalación “Futuros especulativos” de Joaquín Fargas (Sala 405) presenta una alternativa posible acerca de lo que acontecerá, un planteo que traza una posibilidad de trascendencia factible y constructiva. 24 robots componen una experiencia inmersiva que promete cierta esperanza en el porvenir cuando se los observa moviendo sus cabezas en señal de adoración al sol. Esta propuesta sobre el futuro, representa tal vez, un paso más de un ciclo. Estos seres se despliegan en grupo, en comunidad, refutando la idea de individualidades aisladas que podrían pensarse como el triunfo de las lógicas despersonalizadoras. La imagen de la devoción en este rito robótico, presenta un aspecto revelador y aporta cierta ilusión al recordarnos la importancia de la cosmogonía y la fuerza de las creencias que otorgan poder a los astros para la supervivencia y la posibilidad de protección y renovación.


La exposición concluye en la sala 406, que se presenta como la sala de un futuro como en una fase superadora en la estructura del relato que propone la exposición “La fábula de la razón y otras realidades posibles”. El sujeto quedó desplazado por el reino natural y, como si se despertara de un sueño ante la conciencia de lo hecho, comienza a percibir emerger la potente naturaleza, pasional, alejada de la medición científica y de las especulaciones racionalistas. Acaso, el retorno del ritual de adorar al sol, constituyó un antecedente para volver a creer en algo en lo cual el hombre ya no tiene ni tendrá dominio: la fuerza de la naturaleza y la capacidad para regenerarse y renacer fortalecida. “Resiliencia” es el término para señalar la capacidad de los ecosistemas para preservarse a pesar de las perturbaciones que el hombre, la ciencia, la civilización y la tecnología puedan hacer con ella.

[Artistas Sala 406: Florencia Bohtlingk, Ana Laura Cantera, Nicola Costantino, Alfredo Dufour, Emiliano Guerresi, Carlos Herrera, Laura Palavecino y Cristina Schiavi.]

El domingo 8 de diciembre a las 17 hs se hará la primera activación de la muestra. Se trata de “Meditación Robótica”, con el siguiente planteo. ¿Alguna vez meditaste con robots? Vení a fusionarte con la tecnología. "Meditación robótica" es un encuentro donde la tecnología se fusiona con la naturaleza de cara al futuro, al ritmo de cantos tibetanos y música en vivo hecha en código (live coding music). La meditación tiene una duración de 20 minutos aproximadamente, y estará a cargo de Javier Álvarez, maestro de yoga y meditación.

* Curadora de la exposición “La fábula de la razón y otras realidades posibles. Texto escrito especialmente para la muestra, que se exhibe en las salas del 4to piso del (ex) CCK, Sarmiento 151, de miércoles a domingo, de 14 a 20, con entrada gratuita, hasta mayo de 2025.

Artistas participantes: Gisela Banzer, Abril Barrado, Sofía Bohtlingk, Florencia Bohtlingk, Adriana Bustos, Ana Laura Cantera, Ángeles Ceruti, Nicola Costantino, Alfredo Dufour, Tomás Espina, Joaquín Fargas, Verónica Gómez, Emiliano Guerresi, Mauro Guzmán, Carlos Herrera, Pablo La Padula, Daniel Leber, Damián Linossi, Eduardo Molinari, Laura Palavecino, Cristina Schiavi y Tamara Stuby.