El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una de sus últimas medidas antes de dejar la Casa Blanca: el perdón presidencial para su hijo Hunter Biden, quien fue hallado culpable de tres delitos relacionados con la posesión de armas en junio, además de los cargos por evasión fiscal de los que se declaró culpable en septiembre.

"Ninguna persona razonable que mire a los hechos en los casos de Hunter puede llegar a otra conclusión de que fue puesto en la mira solo porque es mi hijo", argumentó el mandatario saliente en un comunicado.

El presidente electo, Donald Trump, ya prometió que usará la misma medida para brindar perdón a sus aliados.

Hunter Biden, el único hijo vivo del presidente, fue condenado por ocultar su adicción a las drogas durante el trámite de la compra de un arma. El hecho, ocurrido en el estado de Delaware, desencadenó un juicio en el que el hijo de Biden argumentó que el arma sólo estuvo en su poder por 11 días y no fue utilizada en ningún hecho delictivo. 

"Un caso así casi nunca es llevado a juicio con cargos penales", sostuvo Biden en defensa de su hijo e insistió en que fue "imputado de manera selectiva e injusta".

En el pasado, el político demócrata había aseverado que no intervendría en los problemas legales de su hijo, de 54 años, incluso rechazando la idea de un indulto de forma explícita. "Voy a aceptar el resultado del caso y continuaré respetando el proceso judicial", había dicho el mandatario durante el juicio, en junio.

Con la ruptura de esta promesa, Biden se convierte en el primer presidente estadounidense en aplicar un indulto sobre un familiar directo. La medida es anunciada a un mes y medio del fin de su mandato, por lo que Biden se encargó de justificar su decisión: "Los cargos en su caso sólo surgieron después de varios de mis oponentes políticos en el Congreso instigaran ataques contra mí y en oposición a mi elección".

"Ha sido un intento de romper a Hunter, que lleva cinco años y medio de abstinencia, incluso enfrentándose a ataques sin descanso y persecución selectiva. Al intentar quebrar a Hunter también intentaban romperme a mí", valoró Biden durante su exposición.

"Creo en el sistema de justicia, pero como he luchado con esto, también creo que la política infectó este proceso e indujo a un error judicial", sentenció el presidente.

Diez años de perdón

Los problemas legales de Hunter Biden expusieron un oscuro período de la vida del hijo del presidente ante la opinión pública, debido a su profunda adicción a las drogas, particularmente después de la muerte de su hermano, el primogénito Beau Biden, en 2015.

El caso más serio para el último hijo del presidente era el de los nueve cargos por evasión fiscal de los que se declaró culpable en septiembre, por los que enfrentaba hasta 17 años de cárcel. La acusación de tenencia de armas en Delaware podía sumar a una sentencia de hasta 25 años en prisión.

Hunter pagó los impuestos atrasados, así como las multas impuestas por las autoridades, e incluso había llegado a un acuerdo de culpabilidad que lo mantendría fuera de la cárcel, pero el pacto se vino abajo.

El perdón presidencial que el presidente saliente emitió para su hijo, sin embargo, cubre cualquier delito "cometido o que pueda haber cometido o en el que haya participado" en los últimos 10 años, por lo que lo exime no sólo de los cargos relacionados con impuestos y armas, sino también de cualquier investigación adicional que podría venir con la vuelta de Trump a la Casa Blanca

Se cierra una puerta, se abre una ventana

Si bien la medida se anunció al cierre de la carrera política del presidente, un indulto de estas características le abre la posibilidad a Trump de cumplir una de sus promesas de campaña: indultar a los condenados por la invasión del Capitolio, en enero de 2021.

"¿Ese perdón otorgado por Joe a Hunter incluye a los rehenes del 6 de enero, que han estado en prisión durante años? ¡Qué abuso y fracaso de la Justicia!", reclamó Trump, a través de un posteo en su red social Truth Social. Más de 1.500 personas han sido imputadas por aquellos hechos, a las que el presidente electo prometió perdonar.

Además de ello, la medida provocó nuevos cuestionamientos sobre la independencia del sistema hudicial estadounidense, especialmente con la próxima asunción de Trump, el 20 de enero, de cara a la cual ha nombrado a leales colaboradores al frente del propio Departamento de Justicia y del FBI, en búsqueda de "retribución" contra sus adversarios políticos.

El republicano tiene un largo historial de denunciar el "uso como un arma" del sistema judicial en su contra, y se ha señalado como víctima de "procesamiento selectivo", una afirmación similar a los reclamos de Biden.

"Mal precedente"

El propio Hunter Biden fue el primero en reaccionar a la medida, en un mensaje en el que sostuvo la importancia del indulto. "Nunca daré por sentada la clemencia que se me ha otorgado hoy y dedicaré la vida que he reconstruido a ayudar a aquellos que todavía están enfermos y sufriendo.", dijo el hijo del presidente.

El gobernador de Colorado, el demócrata Jared Polis, se mostró decepcionado por la decisión de Biden, quien, para él, puso "a su familia por delante del país". En un mensaje en sus redes sociales, Polis calificó la medida como un "mal precedente que podría ser abusado por futuros presidentes".

Otros aliados del presidente, como el representante de Arizona, Greg Stanton, discreparon con el argumento de una persecución política contra el hijo del presidente. "Respeto al Presidente Biden, pero creo que en esta ocasión se equivocó. Esto no se trata de un proceso motivado por política. Hunter cometió delitos graves", detalló el gobernador en un mensaje en sus redes.

Sin embargo, algunos demócratas buscaron hacer una distinción entre las intenciones detrás del perdón de Biden y las de Trump. El ex fiscal general, Eric Holder Jr., dijo que ningún fiscal habría impulsado cargos contra Hunter Biden de no ser éste el hijo del presidente, por lo que el indulto estaba justificado.

Por su parte, los partidarios del presidente electo interpretaron que el indulto supone un uso partidista del sistema judicial, que tiene la intención de evitar la rendición de cuentas.

El representante por Kentucky, el republicano James Comer, consideró que Biden "mintió de principio a fin sobre las actividades de tráfico de influencias de su familia", por lo que la duración de casi una década del indulto implica la existencia de otros delitos. "Los cargos de Hunter sólo son la punta del iceberg", sentenció el funcionario.

Incluso aquellos opuestos al presidente electo sostuvieron que el perdón fue una mala decisión política, como fue el caso del ex representante por Illinois, Joe Walsh, quien apoyó a Biden (y luego a Harris) por sobre Trump en los comicios presidenciales. "Esto sólo incrementa el cinismo de la gente frente a la política", dijo Walsh en MSNB, agregando que la medida fue un "movimiento egoísta de Biden que sólo fortalece políticamente a Trump", quien podría usarla para justificar su propio accionar.

Una medida histórica

A pesar del revuelo, el perdón presidencial es una medida muy popular entre los jefes de Estado estadounidenses, quienes tienen una larga tradición de usar el indulto para favorecer a aliados políticos y familiares.

A 50 años del perdón presidencial de Ford a Richard Nixon por el escándalo de Watergate, el indulto es una disposición que mantiene dividida a la sociedad estadounidense. Desde el indulto de Carter a los desertores del ejército en la guerra de Vietnam, al indulto de Barack Obama a Chelsea Manning, ex soldado y analista de inteligencia que filtró información clasificada a WikiLeaks, la medida ha tenido múltiples aplicaciones.

El de Hunter Biden es el caso de indulto a un familiar de mayor cercanía, luego de que Bill Clinton indultara a su medio hermano, Roger, por cargos de posesión de cocaína. Previo al indulto de su hijo, Biden había aplicado la medida sobre acusados por posesión de marihuana, lo cual le generó gran aprobación pública.

Durante su primer mandato, el propio Trump perdonó a su consuegro, el ahora designado embajador en Francia Charles Kushner, por sus delitos de evasión fiscal, aunque el empresario ya había cumplido dos años de su condena. El día antes del fin de su primer término, el presidente electo también firmó el perdón de una larga lista de aliados políticos, entre ellos el estratega de su campaña, Steve Bannon, su exjefe de campaña, Paul Manafort, e incluso a su asistente personal, Roger Stone.

Según una encuesta de YouGov de agosto, el 51% de los estadounidenses aprueba el uso del perdón, frente a un 34% que lo desaprueba, si bien la medida es mejor recibida entre republicanos (66% de aprobación) que entre demócratas e independientes.