El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, llegó a Angola este lunes, para impulsar el desarrollo del Corredor de Lobito, un tramo ferroviario que conectará el puerto angoleño de Lobito, en el océano Atlántico, con las minas de cobalto en Zambia y el sur de la República Democrática del Congo (RDC), un proyecto clave para reducir la dependencia de China en materia minerales.
Así, el mandatario demócrata se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en visitar de forma oficial el país africano desde su independencia oficial de Portugal, en 1975. También es el primero en viajar a África subsahariana desde 2015, cuando Barack Obama visitó Kenia y Etiopía.
Agenda de conciliación
El avión presidencial aterrizó en el Aeropuerto Internacional de la capital angoleña, Luanda, alrededor de las 17.40 de la hora local. Al descender, Biden fue recibido por el ministro local de Asuntos Exteriores, Tete António, y a los miembros de la embajada estadounidense en Luanda.
El martes, Biden se reunirá con su homólogo angoleño, João Lourenço, con quien ya se encontró en 2021 y 2023. Se espera que ambos discutan temas ligados a la infraestructura, economía, el cambio climático, la seguridad regional y el fortalecimiento de la democracia, según adelantó la asesora de Biden para el continente africano, Frances Brown, la semana pasada.
El encuentro también busca resaltar la evolución de la relación entre ambos países, que en el pasado sostuvieron un vínculo tenso en medio de la Guerra Fría, cuando la potencia norteamericana apoyó al movimiento rebelde Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (UNITA) en su lucha contra el Gobierno electo del Movimiento Popular de Liberación de Angola (MPLA), respaldado por la Unión Soviética y Cuba.
El país emergió de la devastadora guerra civil en 2002, con su gobierno pidiendo apoyo a naciones establecidas para ayudar con su reconstrucción. Estados Unidos no accedió, China sí lo hizo. A raíz de ello, Angola ha desarrollado lazos más estrechos con Rusia y China que con los Estados Unidos. Desde 2002, Angola ha acumulado más de 42.000 millones de dólares en deuda con China, más que cualquier otro país africano
Sin embargo, en 2017, Lourenço, quien entonces oficiaba como ministro de Defensa, visitó Washington y firmó un memorándum de entendimiento con Estados Unidos, abriendo el camino hacia una asociación estratégica que ha convertido a Angola -uno de los principales productores petroleros de África- en uno de los grandes aliados estadounidenses en el continente.
Buscando minerales
El miércoles, último día de su visita, Biden se desplazará a la ciudad de Lobito, al oeste del país, para mostrar su apoyo al proyecto ferroviario conocido como Corredor de Lobito. Según la asesora de Biden, el presidente promoverá el corredor como un modelo de desarrollo que podría aplicarse en otras regiones de África para contribuir al "progreso de las comunidades locales".
La iniciativa tiene un valor estratégico para Estados Unidos y sus aliados de Occidente, ya que les permitirá acceder a minerales imprescindibles para el desarrollo tecnológico, como el cobalto, grafito y litio, y así reducir su dependencia de China, que ha monopolizado los recursos durante décadas.
El proyecto, anunciado en el marco de la cumbre del G20 de Nueva Delhi en septiembre de 2023, se impulsa bajo la Asociación para la Infraestructura y la Inversión Global, una iniciativa del G7 creada en 2022 para contrarrestar la influencia de la Ruta de la Seda de China, que ha financiado grandes proyectos de infraestructura en todo el mundo.
Desde su anuncio, se han recaudado casi 5.000 millones de dólares para la primera fase de su desarrollo. Ahora, se dará comienzo a una segunda etapa que prevé 800 kilómetros adicionales de vía ferroviaria entre Angola, Zambia y la RDC, que sumarán a los 1.300 kilómetros ya existentes y en proceso de modernización, permitiendo reducir el tiempo de traslado de los minerales hasta el puerto de Lobito de forma significativa.
Ruido contra nueces
Aunque los oficiales estadounidenses afirman que la inversión privada, motivada por la creación del corredor, ayudará a impulsar la economía local además de mejorar el acceso a los minerales por parte de Occidente, el propio estado de China ya lleva décadas financiando proyectos en el país y el resto del continente.
Beijing se ha encargado de construir grandes edificaciones y caminos que han tenido un impacto directo sobre la vida de los angoleños y han sido fuentes importantes de trabajo. El proyecto estadounidense, en cambio, descansa en la creación de condiciones que atraigan inversiones privadas.
"Lo que es real, es real", dijo el portavoz de la Embajada de China en Luanda, Edu Xiong. "Hablar alto es fácil, pero hacerlo realidad es otra cosa", sentenció el funcionario.
Los angoleños arrastran una cuota de rechazo frente a la intervención y posterior abandono estadounidense en su guerra civil. Su presidente actual, en cambio, parece haber abandonado su resentimiento frente a los Estados Unidos.
En una entrevista, Lourenço dijo que su país debería ser como Japón y Vietnam. "Angola podría ser más de esos países que han dado vuelta a la página", dijo el mandatario. "Nos hemos integrado a la economía del mercado, y hoy no hay país en el mundo que se haya unido sin tener buenas relaciones con los Estados Unidos", valoró el presidente angoleño.