Javier Milei suele reivindicar la posibilidad de que Argentina se convierta en un polo regional de innovación. Para ello, dice que el país posee todas las características necesarias para impulsar a la Inteligencia Artificial: recursos humanos, energía y clima frío en la Patagonia. Al mismo tiempo, desfinancia a los organismos científicos y tecnológicos, cuestiona a los investigadores y los invita, una vez más, al éxodo. Su apuesta, tal vez, se concentre en las inversiones que puedan llegar del sector privado a través de actores extranjeros estrella como Elon Musk. Emmanuel Iarussi, investigador del Conicet en el Laboratorio de IA de la Universidad Torcuato Di Tella, ofrece su perspectiva al respecto.

-Milei apoya a la IA y al mismo tiempo desfinancia a la ciencia, ¿cómo se explica esta contradicción?

-La contradicción puede entenderse si consideramos que Milei cree en un modelo de desarrollo tecnológico únicamente impulsado por el sector privado. Sin embargo, basta mirar un poco las experiencias de los países con sectores tecnológicos muy desarrollados para darse cuenta que ese impulso privado es solo un componente en una ecuación más grande.

-¿Esa ecuación más grande incluye al Estado?

-Por supuesto, los ejemplos virtuosos cuentan con una base sólida de apoyo estatal a la ciencia. El agravante principal de la situación actual es la desinversión en educación: no solo se expulsa al talento argentino, sino que también limita la capacidad del país para formar a los profesionales necesarios para construir un ecosistema tecnológico.

-Si todo el tiempo ataca a universitarios y científicos, ¿quién impulsará la IA en Argentina? 

-Actualmente, en Argentina hay desarrollos de inteligencia artificial en empresas de tecnología locales, como aplicaciones en fintech, marketing o análisis de datos. Son proyectos valiosos porque resuelven problemas concretos y generan impacto económico, pero tienen un límite.

-¿Cuál?

-Que dependen del conocimiento y las tecnologías que ya fueron desarrolladas muchas veces en otros países. Sin ciencia no se generan nuevos avances ni se exploran los problemas más complejos o disruptivos que podrían cambiar las reglas del juego. Para ser un polo de la IA nivel global se necesitan nuevas ideas e investigaciones originales, y esto es algo que nace de los laboratorios y universidades porque la ciencia permite tomar riesgos que la industria no suele asumir.

-Quizás el presidente piense que todos sus problemas pueden resolverse con Musk. 

-Pensar que Elon Musk puede, por sí solo, impulsar la IA en Argentina es absurdo. Musk es un empresario, no un Estado. Su objetivo es ganar dinero y avanzar en sus proyectos, no construir un sistema educativo ni fortalecer el país. Si invierte en IA en Argentina, va a ser en función de sus propios intereses estratégicos, no de nuestras prioridades. Incluso si Musk decidiera invertir fuertemente acá: ¿de dónde saldrían esos profesionales si no contamos con un sistema educativo sólido que los forme? Sin presupuesto en las universidades ni centros de investigación que generen conocimiento y capaciten a especialistas, el país no puede garantizar las condiciones mínimas para que esas inversiones prosperen. 

-¿Es caro investigar en IA?

-Investigar en inteligencia artificial puede ser muy caro si hablamos de entrenar modelos grandes desde cero. Para eso se necesitan computadoras súper potentes, mucha energía y equipos que cuestan millones de dólares. Pero no todo en IA tiene que ver con construir estos modelos enormes. Hay muchas investigaciones de alto impacto que se hacen y se pueden seguir haciendo con presupuestos más modestos.

-Según Milei, Argentina tiene recursos humanos, energía y el clima frío de la Patagonia. ¿Es cierto que el frío influye?

-No, no es cierto que los climas fríos sean una condición necesaria para desarrollar inteligencia artificial. Los algoritmos no son un centro de esquí. Me resulta gracioso este argumento porque ignora los hechos: la soleada California, hogar de Silicon Valley, es la 4ta o 5ta economía del mundo gracias a la tecnología que se desarrolla en el área de la bahía. Allí, el clima no fue un obstáculo para que Google o Apple revolucionaran la industria.

-¿Será que lo plantea porque los centros en dónde se entrena a las IA generan mucho calor?

-Entiendo que debe ser por eso, y porque enfriar esos servidores es una parte importante del costo operativo. En climas fríos, este enfriamiento puede ser más barato al aprovechar el aire del entorno, pero no es una condición indispensable porque ya existen tecnologías avanzadas de enfriamiento. Lo que realmente importa no es la temperatura, sino contar con el talento humano, la infraestructura adecuada y las políticas que fomenten la innovación. Además, instalar servidores puede no ser el segmento más estratégico o rentable de la cadena de valor de la IA. Lo que genera riqueza es desarrollar tecnología y soluciones que aprovechen esos recursos, y eso depende de tener ideas y capacidad de innovación local.