Volaron papelitos de colores en el WiZink Center de Madrid. Entre las más de 15 mil personas que colmaron la arena y los millones que seguían el evento por YouTube este sábado, había una sola persona que sabía que algo raro estaba pasando, y que era cuestión de tiempo para que el resto lo notara.

Dozer todavía intentaba dominar el movimiento anárquico de sus manos, que intercambian y mezclaban los carteles de votación como si de naipes se tratase, hasta que finalmente se deshizo de ellos y pudo cruzar los brazos en señal de “réplica”, uno de los tres resultados disponibles para cualquier jurado. Era tarde. Bekaesh, uno de los hosts de la Red Bull Batalla Internacional 2024, tenía su mano alzada y agarrada bien fuerte a la de Chuty, declarándolo campeón mundial de freestyle por segunda vez consecutiva.

La siguiente intervención fue la de la otra host, Marina Vinyals, que apoyó la mano derecha sobre su cabellera trenzada y después la sacudió como exclamando “¡Ufff!”, mientras su mirada parecía estar acompañada de un shot de transpiración fría.

¿El motivo de tal conmoción? La matemática de los votos de los cinco jurados, tal como se planteó en ese instante, no daba para proclamar a ningún ganador. Tendría que haber sido réplica entre Chuty y Gazir para dirimir el título de campeón mundial. En ese preciso momento, nadie más se enteró. El madrileño se sacó las fotos de rutina con el cinturón que acababa de poner en juego, dijo unas palabras y se retiró dispuesto a festejar. Por su lado, Gazir, que se había creído con chances, sintió frustrado nuevamente su sueño de ganar esa competencia por primera vez.

Hasta ahí la lista de protagonistas de esta trama en la internacional 2024, que fue la historia de una maquinaria enorme consignada a declarar un campeón que no fue, comprobando que lo inesperado no sólo puede salir de la boca de los freestylers. Minutos después de la coronación, empezó a correr por redes y canales de streaming la noticia de que a Chuty le había faltado un voto del jurado para ganar y, en ese tejido que también conforma al universo del freestyle, la vascularización fue brutal.

La propia organización ratificó la sacudida al convocar a una reunión entre las partes en medio de la madrugada, como cuando se agitan los pasillos del palacio o cuando las pizzerías de Washington registran más actividad que la habitual. Una cuestión de Estado. Nunca había pasado algo así en una Red Bull y, probablemente, entre todas las cosas que pueden fallar en un evento de esta índole, nadie tenía en sus cálculos que fuera esta.

Tras la reunión de la organización con los dos MCs finalistas, los hosts y el jurado Dozer, la organización resolvió que, ante el problema del empate, la mejor solución no era reeditar la batalla o buscar el momento de llevar a cabo el desempate, sino una de corte salomónico: dispuso que ambos compartirían el título de campeón, en una situación inédita.

Chuty y Gazir emitieron comunicados poco después. Los dos se ratificaron ajenos al problema en sí. La voz de Chuty fue representada por su productora, que asegura haber propuesto soluciones alternativas a la salomónica: volver a disputar la final con los 16 competidores o bien declarar nulo el torneo. “Creemos que es entendible que esta situación ha sobrepasado los límites y ha afectado a nivel personal”, publicaron. “En este momento, desde Nunca Piso Freno no se puede asegurar la participación de Chuty en los próximos eventos, ya que se necesita tomar unos días para reflexionar y decidir cómo cerrar el año, priorizando ante todo el bienestar mental de Sergio. Pronto se darán más noticias”.

Gazir, en cambio, rechazó el título abiertamente. “Por otra parte, así como el veredicto oficial es de empate, tampoco me siento perdedor, por lo que ojalá en el futuro sea posible disputar dicho título en un escenario como creo que el freestyle merece”, afirmó y felicitó a su rival por el desempeño, para concluir con un: “Seré campeón mundial y lo seré en el escenario”.

La discusión más corrosiva explotó en paralelo entre los otros protagonistas, quienes ahora bracean en un barrial en disputa de “la verdad”. Marina Vinyals asegura que, cuando bajó a la zona del jurado para que le soplen los votos de cada uno, Dozer le anticipó que votaría por Chuty. Con los votos de otros dos jurados que le habían comunicado lo mismo, el campeonato estaba sentenciado. Ella se lo trasladó a su compañero Bekaesh, que debía alzar la mano del ganador. Dozer, en cambio, dice haberle soplado que él votaría “réplica”. Con ese voto, la batalla se debería haber extendido una ronda más.

Nadie más que ellos sabe lo que realmente pasó. El primero en hacer pública algún tipo de posición fue Dozer, al mandarle un audio de WhatsApp a Papo, que estaba en vivo en stream. Ahí sostuvo que para él siempre había sido réplica. Marina Vinyals publicó en X un video de descargo poco después, en el que sostiene que Dozer dijo que votaría por Chuty. Ya de regreso a su casa, Dozer subió un video a YouTube en el que se extendía un poco más y hasta mostraba su cuaderno de puntuaciones como prueba. Alguno no dice la verdad, o sólo dice una parte. O simplemente fue todo una gran confusión exacerbada por la magnitud del evento.

En su video, Vinyals resaltó además que el gesto de tomarse la cabeza al ver la votación del jurado no había sido en señal de preocupación por lo que se venía, sino porque le molestaban las trenzas. Dozer, que poco después de votar “réplica” terminó alzando el cartel de Chuty -lo que generó aún más confusión-, dijo haberlo hecho como una señal de impotencia.

El universo del freestyle promovió en los últimos años una masa crítica de apocalípticos e integrados. Los canales de stream especializados, reaccionadores, comentadores en redes sociales y quienes conforman su organismo endogámico, tuvieron la inyección de dopamina más alta en mucho tiempo. Incluso el tema convocó a gente ajena que arrojó análisis de comunicación no verbal sobre los testimonios del jurado argentino y la host española.

Los apocalípticos entraron en fase de aceleración. En ese terreno hubo quienes aseguraron haber visto clavarse “el último clavo en el ataúd del freestyle”, quienes aprovecharon para pedir la abolición de las mujeres en este tipo de torneos, y quienes afirmaron que este accidente había arruinado la carrera de dos de los MCs más talentosos de la disciplina.

También hubo quienes vieron en esto una nueva oportunidad. Papo, por ejemplo, ofertó en vivo en stream con Dtoke 30 mil dólares para cada competidor, en caso de que quisieran dirimir el título en el contexto de Liga Bazooka. Otros disfrutaron de la ironía de que la prepotencia técnica de un evento híper tecnologizado en la era de la comunicación total, trastabillara a causa de un simple teléfono descompuesto.

A todo esto, durante la ceremonia se había anunciado la realización en 2025 de Red Bull Batalla: Nueva Historia, una edición especial conmemorativa de los 20 años de la primera internacional, a concretarse el 29 de noviembre en Tecnópolis. Los primeros MCs confirmados son Frescolate, Dtoke, Exe, Azuki, Skone y Fat N. Lo que no va a faltar con seguridad, será una nueva narrativa vinculada a este entuerto que, al momento, no parece haber llegado a su fin.


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