El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó el nuevo golpe del Gobierno de Javier Milei a los jubilados con la quita de la cobertura gratuita de medicamentos para los afilados del PAMI y aseguró que “cuando el Estado se retira, los platos rotos lo pagan los jubilados y pensionados”. Además, lamentó que en este nuevo régimen se vean sometidos a la “indignidad de tener que ir a buscar el carnet de pobres” para poder acceder a sus medicamentos.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Escuchamos en el comienzo a Miguel Ángel Fernández Pastor, que fuera gerente de ANSES, una de las personalidades excepcionales que he tratado, entristece y nos abre la mirada ante lo que sucede con los jubilados, de los que ha sido un formidable defensor.

Vale la pena tomar datos que generosamente entrega el CEPA: los medicamentos que ahora deberán pagar los jubilados son un 322 por ciento más caros desde la asunción de Milei. Ayer se confirmaron cambios y solo recibirán quienes cobran menos de 389 mil, la indignidad de tener que ir a buscar el carnet de pobres.

Atacaron primero con el cambio de la fórmula previsional. Les congelaron los haberes en un poder muy bajo, sin posibilidad de recuperar. Congelaron el bono de 70 mil pesos. Y eliminaron el 30 por ciento de los medicamentos.

Desde que Milei ganó el balotaje, los medicamentos que las personas mayores utilizan habitualmente alcanzaron una inflación acumulada del 206 por ciento, superando en ese rango la inflación de ese mismo período, que fue del 195 por ciento.

Entre ellos hay medicamentos muy concedidos: el Ibupirac, que ya no se puede pedir. Como cuando subían los cigarrillos y ya no se podían mangar. Porque subieron un 259 por ciento. La aspirina subió 255 por ciento.

Ahora bien, si nos centramos en los medicamentos con cobertura PAMI, desde noviembre del 2023 a octubre del 2024 registraron una inflación del 322 por ciento. Esto te habla del abandono de la política de negociación. Cuando el Estado se retira, los platos rotos lo pagan los jubilados y pensionados.

El neoliberalismo mata, es un asesino que solo se diferencia de sí mismo cuando mata más rápido o más lento. Y no hay neoliberalismo sin traición, como dicen en su libro Gustavo Campana.

Esa traición de los gobernadores que se acomodaron con Milei y vendieron sus votos por plata. Vendieron todo para que le entregaran a ellos un dinero para tener el margen político que necesitan en la política de entre casa.

Y ese accionar, impulsado por los grandes capangas del país, se llamen círculo rojo o AEA o ADEPA o Ancham, reapareció hace un año, en un galope desenfrenado, un ataque de locura y odio como no se había padecido en democracia.