Arte, vida y militancia. Sobre esos tres pilares se creó el Premio Juan Carlos Romero cuya primera edición se llevará a cabo este miércoles a las 18 en el espacio Gloria Gráfica (Av. Elcano 4015). Hilda Paz, Hugo Vidal, Paula Doberti y el grupo Artistas Solidarios serán reconocidos por la comunidad de artistas visuales en virtud de sus trayectorias. Juan Pablo Pérez, licenciado en Artes, coordinador y curador del Departamento de Ideas Visuales del Centro Cultural de la Cooperación Floreal Gorini, sostiene que hoy "existe un lugar vacante para otorgar mayor visibilidad a prácticas del arte vinculadas a los activismos artísticos que no encuentran un canal claro de vehiculización en el circuito del arte, ya que suelen ocupar e intervenir de manera disruptiva y críticamente museos e instituciones".

Desde su perspectiva, ese tipo de prácticas asumen "una dimensión política en experiencias estéticas que son situadas en el espacio público" y, en muchos casos, se trata de proyectos colectivos efímeros que responden a coyunturas inmediatas y que se disuelven en la vida social: un ejemplo muy claro es el Siluetazo durante la tercera marcha de la resistencia de Madres de Plaza de Mayo y organismos de derechos humanos realizada en septiembre de 1983. El espíritu de este premio apunta a revalorizar aquellas producciones que apuestan a un vínculo "con las mayorías, con los de abajo, con quienes no tienen voz en el acceso a lo sensible en la lucha de los derechos arrebatados por las políticas neoliberales y los poderes tecno-culturales de medios y redes, que imponen la agenda geopolítica de desocupación, hambre, endeudamiento y negacionismo".

Juan Carlos Romero (1931-2017) fue artista conceptual, militante sindical, performer, poeta visual, archivista y curador. Según Pérez, su legado "abre y desborda la noción de 'arte burgués' hacia un espectro más amplio de trabajo solidario, político, sensible y poético entre las instituciones del arte y la calle, al margen de cualquier registro formal y de toda autonomía del arte". Por esta razón –y por la fusión virtuosa de esas tres líneas de trabajo: arte, vida, militancia– el premio lleva su nombre.

"Nos interesa que el Premio Romero posea un registro diferente a otros galardones", asegura el curador. En este sentido, se trata de un premio "alternativo, con fulgor", que viene a subrayar no sólo trayectoria, calidad y excelencia artística sino también una dimensión afectiva, a partir de la valoración y jerarquización de la producción de artistas y colectivos que encarnan la potencia de esos tres pilares. Es un reconocimiento al trabajo desplegado en diversos espacios e instituciones artísticas pero también "en la calle, con otros, en grupo, de manera colectiva, junto a movimientos sociales, poniendo el cuerpo en cada coyuntura".