"Creo que para los próximos Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 podemos soñar con una medalla olímpica. Tenemos a unos atletas que están en un muy buen rendimiento , que son todavía muy jóvenes pero que ya le están peleando a los que están más maduros a nivel mundial", afirmó Sebastián Crismanich en diálogo con Página/12 en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard) del barrio porteño de Núñez. El exdeportista, que tiene junto con su hermano una academia de taekwondo en su provincia, es el presidente de la Federación Correntina de Taekwondo y recorre el país en búsqueda de nuevos talentos. Medalla de oro en Londres 2012 –la primera de la disciplina en la historia olímpica argentina–, Crismanich ganó además en su carrera la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 y fue medalla de oro también en los Juegos Odesur de Buenos Aires 2006 y Santiago de Chile 2014 y de plata en Medellín 2010. 

–Te retiraste en 2016 por lesiones. ¿Tuviste algún tipo de bajón anímico, depresión?

–Es muy buena tu pregunta. Creo que recién hoy puedo responderla con una mirada más clara de todo lo que vino sucediendo luego del retiro. Tuve una lesión importantísima que me dejó bastante machucado. Volví, traté de clasificar a los Juegos Olímpicos de Río 2016 y sabía que después de esa lesión el rendimiento que podía alcanzar no iba a ser el mismo que cuando estuve en mi plenitud. Fue algo muy duro pero más duro fue transitar un camino de empezar de cero. Intenté llevar una vida más tranquila, con objetivos como el común de la gente pero fue una etapa en la que no me sentí yo, no me sentí bien, más allá de que no fue mal en las cosas que hacía. Regresé al tatami hace un año y medio, con el retorno de un atleta que se había retirado, el neuquino José Luis Acuña; hablamos y quiso volver a la competencia, se fue a vivir a Corrientes y me metió, de alguna manera, en el compromiso de volver al tatami, volver a entrenar, algo que cada vez que lo había intentado en ese lapso largo de tiempo me traía mas bajones anímicos que otra cosa y recién después de esa experiencia volví a sentir de una manera limpia, sana, el hecho de volver a pelear aunque sea en los entrenamientos. Lo estoy viviendo y disfrutando muchísimo, ya sabiendo que mi lugar es otro. Logré en mi mente sanar, cerrar un capítulo, hacer el duelo, y hoy puedo decir que sigo en este deporte pero desde otro lado.

–¿Cuánto tiempo te llevó ese duelo?

–Muchísimos años. Del 2016 que me retiré hasta principios del 2023. Recién ahí logré vencer esta etapa. Era consciente de que era algo que lo iba a atravesar, no es algo que tampoco busqué esquivarlo. Busqué los caminos de mi nueva etapa, los fui cerrando y de alguna manera volví a la esencia, a la base, no porque sea una zona de confort, sino porque es el lugar en el que me siento productivo, pleno y al máximo. En esta etapa el propósito de mi vida es esto.

–¿Te gusta este nuevo rol de entrenador?

–Sí, me da paz. Me siento muy contento y feliz de poder contribuir. Más allá de que no me queda otra como competidor, encontré este formato diferente: entrenador desde adentro. Me pongo como sparring, estoy haciéndole el aguante a los chicos, viendo los defectos y virtudes, si la parte física está dando resultados, la velocidad en la que desarrollan sus técnicas. En ese formato, lo disfruto; no del típico entrenador que está con la planilla desde afuera. No quiero decir que es mejor o peor sino que disfruta que me da el cuerpo y las ganas de seguir ahí adentro, sentir el choque y el impacto. Me preparo para estar a la altura de estos atletas que son de selección, que están yendo a los preolímpicos, a competir a Europa, que están peleando con los mejores del mundo.

–¿Cómo calificás la actuación de Lucas Guzmán –múltiple medallista panamericano– en los Juegos Olímpicos de París?

–Lucas hizo casi un milagro con el sistema de clasificación que hay actualmente para acceder a los Juegos Olímpicos en una categoría liviana donde prevalecen los chicos muy jovencitos. El sistema de combate te pide algo muy energético, de desgaste impresionante. El clasificarse tras haberse lesionado muy mal previos a los Juegos –con casi 30 años– fue muy bueno, además creo que hizo muchísimo por la selección y el taekwondo. Todos le estamos muy agradecidos. Hoy el taekwondo es muy demandante, físicamente el circuito es bastante destructivo para el cuerpo de un atleta porque para poder clasificar necesitas competencias de muy alto nivel muy seguidas; a veces, hasta dos o tres por mes, haciendo seis o siete combates en cada torneo con poco tiempo de recuperación.

–¿Dejó un vacío con su retiro?

–Lo vamos a extrañar, obviamente, pero hay muchos jóvenes que quieren ser los próximo héroes de este deporte. Hoy puedo decir que no deja un vacío porque hay atletas y un equipo bastante homogéneo, inclusive en la categoría que él lideró y en otras más avanzadas en peso. Veo deportistas que vienen con una ambición importante. Todos quieren ser un Lucas Guzmán, lo que logré en su momento o José Zamorano, con sus dos medallas olímpicas en parataekwondo.

–¿El taekwondo nacional goza de buena salud? ¿Qué futuro le avizorás?

–Creo que para los próximos Juegos Olímpicos de Los Ángeles podemos soñar con una medalla olímpica. Tenemos a unos atletas que están en un muy buen rendimiento, que son todavía muy jóvenes pero que ya le están peleando a los que están más maduros a nivel mundial. Creo que tenemos chances reales de lograr una medalla olímpica en Los Ángeles. Lo baso en el conocimiento de lo que están haciendo hoy en la selección. A dos de ellos los veo muy fuertes, uno de ellos, José Luis Acuña, de 21 años, estuvo muy cerca de clasificar a París. Le ganó al último campeón mundial, a medallistas olímpicos. Sabemos que con un par de años más de madurez y trabajo va a llegar en su esplendor. Y tenemos otros jóvenes con los que tuve la posibilidad de entrenar: Santino Policelli e Ignacio Espínola Serial, de 16 años, que es el gran, gran proyecto que hay.

–¿Son suficientes los apoyos con los que cuenta el taekwondo nacional para su desarrollo?

–No, creo que nunca son suficientes porque siempre vamos a estar comparando con los países potencia como Brasil, Colombia, Chile. Algunos logran más o menos resultados pero tienen un caudal de recursos que superan ampliamente a los que hoy tienen el taekwondo argentino.

–¿Cómo está Argentina en relación el resto de los países de Sudamérica?

–En Sudamérica hoy encontrás países muy fuertes. Brasil, Colombia. Argentina está en un tercer o cuarto escalón.

–¿ Y a nivel continental?

–Quintos. Están también México, Cuba, Estados Unidos, Canadá, que se acomodaron muy bien.