El mundo necesita 1.000 millones de dólares diarios para combatir la desertificación, la degradación de tierras y la sequía entre 2025 y 2030, según el último informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CNULD) publicado en el marco de la COP16, que se celebra en Riad (Arabia Saudí).

Hace falta invertir 2,6 billones de dólares de aquí a 2030 para restaurar más de 1.000 millones de hectáreas de tierras degradadas y aumentar la resiliencia a la sequía, de acuerdo al documento "Invertir en el futuro de la tierra: Evaluación de las necesidades financieras para la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación CNULD", presentado este martes.

Hasta el 40% de las tierras del mundo están degradadas, lo que afecta a más de 3.200 millones de personas, y los costes más elevados recaen sobre quienes menos pueden permitírselo: las comunidades indígenas, los hogares rurales, los pequeños agricultores y, especialmente, los jóvenes y las mujeres, según el informe.

La situación se ve agravada por el fuerte aumento de las sequías (un 29 % desde 2000) y las previsiones indican que en 2050 tres de cada cuatro personas en todo el mundo podrían verse afectadas.

Sin embargo, a pesar de esta crisis creciente, las inversiones necesarias para alcanzar los objetivos mundiales de recuperación de tierras y resiliencia ante la sequía se quedan cortas: 278.000 millones de dólares al año.

Según el secretario ejecutivo de la CNULD, Ibrahim Thiaw, "para proteger vidas y medios de subsistencia, debemos aumentar significativamente las inversiones en restauración de tierras".

"Los beneficios, tanto económicos como sociales, son innegables. Cada dólar invertido en tierras sanas es un dólar invertido en biodiversidad, clima y seguridad alimentaria", ha añadido.

Según las conclusiones del informe, la financiación para mejorar las tierras está aumentando pero "sigue habiendo grandes lagunas"; las inversiones mundiales para combatir la desertificación y la degradación de la tierra aumentaron de 37.000 millones de dólares en 2016 a 66.000 millones en 2022.

Sin embargo, se necesitan 355.000 millones de dólares anuales entre 2025 y 2030 para colmar el déficit de financiación, lo que se traduce en un déficit de 278.000 millones de dólares.

De acuerdo al documento, las pérdidas superan las inversiones necesarias; la desertificación, la degradación del suelo y la sequía ya cuestan a la economía mundial 878.000 millones de dólares al año, mucho más que las inversiones necesarias para hacer frente a estos problemas.

Estos costes incluyen la reducción de la productividad agrícola y de los servicios ecosistémicos, los costes sociales de las pérdidas de carbono y los daños causados por la sequía.

Según el documento, invertir en la restauración genera unos beneficios anuales estimados en 1,8 billones de dólares. Por cada dólar invertido, hay un retorno de hasta 8 dólares en beneficios sociales, medioambientales y económicos. Ello incluye la mejora de la productividad agrícola, el aumento de la resiliencia a la sequía y al clima, y la mejora de los servicios ecosistémicos.

Sin una ayuda financiera urgente, las repercusiones socioeconómicas de la degradación de tierras se agravarán, generando inestabilidad y migraciones forzosas, de acuerdo al informe. El rendimiento de los cultivos podría disminuir hasta un 50 % en algunas regiones de aquí a 2050, lo que puede disparar los precios de los alimentos un 30% y agravar la inseguridad alimentaria, especialmente en zonas vulnerables.

África se enfrenta al mayor déficit de financiación, ya que necesita 191.000 millones de dólares anuales para restaurar 600 millones de hectáreas de tierras degradadas.