La expresidenta Cristina Kirchner consideró que el sistema político argentino debería atravesar por una nueva reforma constitucional que “modifique el período de elecciones” cada cuatro años en vez de dos, y que también “modifique el sistema judicial”, de modo tal que no haya magistrados a perpetuidad y que además se puedan elegir a través del voto popular.
La exmandataria rechazó también las versiones sobre un supuesto acuerdo entre Unión por la Patria (UxP) y el gobierno nacional respecto del tratamiento de algunos temas en el ámbito parlamentario. “Cuando escucho decir eso me pregunto ‘¿esta gente me está tomando el pelo?’”
“No pudimos conseguir que Diputados derogue el DNU 70/2023. En el Senado se lo derogamos pero en la Cámara baja no podemos juntar el número”, planteó y explicó: “¿Quienes le dieron los números para que aprobaran el RIGI? Los dialoguistas y el PRO. ¿Quiénes votaron en contra? Unión por la Patria. Pero resulta que los que acordamos con Milei somos nosotros?”
La reforma Constitucional de 1994
Durante una entrevista publicada en el podcast Generación 94, Cristina Kirchner recordó que su participación en esa Convención Constituyente fue la que disparó la necesidad política de presentarse como senadora por Santa Cruz para “pasar del plano provincial al nacional. Fue una decisión que tomamos con Néstor”.
Por esos días “no pensaba ser senadora, como tampoco pensé ser presidenta; nunca tuve un plan, se fueron dando circunstancias”, añadió.
Respecto de la reforma, sostuvo que las modificaciones que se hicieron ese año tras el Pacto de Olivos “quedaron acotadas al tema de la reelección” del entonces presidente Carlos Menem, mientras que Raúl Alfonsín “intentó introducir parte de otras reformas”.
“Fue un acuerdo de gente que se desconfiaba entre sí”, definió. Eso sí, concedió que “en el capítulo federal hubo cuestiones muy importantes”, aunque reconoció que no hubo cambios sustanciales en el tema de la coparticipación federal. “Fue importante incorporar algunas cláusulas pero lo que Alfonsín buscaba era reformismo y atenuar el sistema presidencialista. ¿Lo logró? A mi criterio, no. La Argentina es hiperpresidencialista y a los resultados me remito”.
“La elección de cuatro años le da al presidente una intensidad muy fuerte, la incorporación de los DNU (que antes eran excepcionales) ya adquirieron un trámite parlamentario más”.
Además cuestionó que la creación del Consejo de la Magistratura “no hizo más que politizar la Justicia como nunca se vio en la historia”. “El grado de mala politización que tiene hoy el Poder Judicial es producto de la introducción del Consejo de la Magistratura”, sentenció.
“Hay que reformar la Constitución”
Para la expresidenta, en la reforma del ’94 debió introducirse un sistema de enmiendas, como la Constitución de Estados Unidos. “Que cada vez que se quiera reformar la Constitución haya que lograr los dos tercios del Congreso para convocar a una convención y a elecciones para convencionales, es algo que no pasa en ninguna parte del mundo”, dijo.
“Hoy, Brasil, México y Estados Unidos tienen un sistema de enmiendas, que es un sistema que no se introdujo en ese momento”. Por eso, agregó, “yo creo que hay que reformar la Constitución”.
“Hoy los números (para una reforma constitucional) no están pero la necesidad de reformarla, sí”, enfatizó.
En su opinión, lo que habría que modificar es el período de elecciones. “No puede haber elecciones cada dos años. Tiene que haber elecciones cada cuatro años, acomodar los mandatos en ese tiempo”.
“Creo que también hay que modificar el Consejo de la Magistratura y el sistema judicial. El sistema presidencialista no fue atenuado y tampoco el Poder Judicial actúa en su función específica para los excesos del Poder Ejecutivo”, argumentó y puso como ejemplo “lo que está pasando con el decreto de necesidad y urgencia 70/2023 que Javier Milei lanzó a días de haber asumido.
“No hay en la historia un DNU que derogue 80 leyes y que modifique otras 300 (…) ¿Qué dijo la Justicia? Absolutamente nada”, y el planteo que hizo la oposición en la Corte Suprema “duerme el sueño de los justos”, criticó.
Como ejemplo de reacción del Poder Judicial, Cristina recordó lo que el máximo tribunal hizo cuando durante su último gobierno planteó “la democratización de la Justicia”. Luego de ser aprobada por el Congreso, “en menos de 40 días la Corte se abocó y la declaró inconstitucional”.
Reforma del Poder Judicial
Para CFK, otra de las modificaciones que debería hacerse en la Constitución Nacional tiene que ver con la elección de jueces y la duración en sus cargos. “¿Es moderno que alguien que puede decidir sobre tu vida, tu libertad y tu patrimonio, una vez que es nombrado dure toda la vida?”, se preguntó.
En este sentido la comparó con lo que ocurrió con las Fuerzas Armadas antes del retorno de la democracia, en 1983. “¿Te acordás lo que ocurría con las Fuerzas Armadas que se juzgaban a sí mismas? Eso ya no pasa. Pero esto pasa en el Poder Judicial. (Los jueces) se juzgan a sí mismos. Es algo muy corporativo”.
Además, propuso que también sea modificado el modo de elección del Procurador General y puso como ejemplo lo que ocurre en Estados Unidos, donde “el fiscal general es elegido por el presidente y se va con el presidente. Acá, con la legislación vigente (hace que ese cargo) dure de por vida”, cuestionó.
“Tenemos una rémora monárquica en uno de lo poderes del Estado, que además es el que tiene que equilibrar y morigerar los excesos que pueden cometer los poderes Ejecutivo y Legislativo”.
Para CFK, la durabilidad de los cargos judiciales es sinónimo de “estabilidad para un sistema económico donde los que tienen plata tengan cada vez más plata, y los que tienen menos plata, tengan menos”.
“Un Estado sobredimensionado”
En otro tramo de la entrevista, la exmandataria se refirió a la necesidad de “replantear” el Estado a partir de la “sobredimensión” que llegó a tener.
“Hay una necesidad de replantearnos y ver qué Estado necesitamos, cuál es el Estado necesario para que sea eficiente y la gente no lo vea al empleado público como un enemigo o un privilegiado, que es lo que le han planteado” desde los discursos de odio del gobierno actual, analizó.
“Cuando la gente ve que el Estado no le da una educación y una salud como la que necesita, termina visualizando al empleado público como un privilegiado y ahí es donde tienen clivaje esos discursos que se solazan de que se eche gente a la calle”, interpretó.
“Avasallamiento del Poder Ejecutivo”
Cristina afirmó que en la actualidad hay “un avasallamiento del Poder Ejecutivo sobre atributos propios del Legislativo” y en este sentido aludió a la doble vara con que son afrontadas cuestiones como el DNU 70/23, que derogó 70 leyes y modificó otras 300.
“Imagínate que lo hubiera hecho yo. Con títulos catástrofe estarían denunciándome a la ONU. Pero como es un DNU que es marcadamente anticonstitucional pero a favor de los sectores concentrados de la Argentina, nadie dice nada”.
También citó como ejemplo el trato del Gobierno hacia la prensa. “Mirá si yo le hubiera dicho las cosas que Milei le dice a los periodistas. Me hubieran cortado la lengua”, arriesgó.
Por otra parte, la presidenta del PJ rechazó cualquier tipo de comparación entre la coyuntura política que recibió Néstor Kirchner respecto de cuando asumió Javier Milei. “Nada que ver”, aseguró.
También descartó cualquier comparación con su propia presidencia. “El grado de ataque que tuve como presidenta se debe a las medidas que tomábamos” y de su condición de mujer. “Los hombre tienen un problema muy grande con las jefaturas femeninas, y en política más aún”.
¿Por qué ganó Milei?
CFK habló en términos autocríticos a la hora de referirse a los motivos por los cuales Javier Milei llegó al gobierno en 2023. Sostuvo que una de las razones fue “la gran apuesta que hizo el no peronismo y el antiperonismo con Macri, que le fue mal”.
La segunda cuestión, agregó, tuvo que ver “con el fracaso” del gobierno de Alberto Fernández, que no satisfizo “la expectativa” de la población en reeditar las políticas de los gobiernos kirchneristas.
“Milei ganó por la expectativa que se generó con respecto a lo que se había vivido entre 2003 y 2015 en una suerte de poder reeditarlo en el Frente de Todos, y que notoriamente fracasó”, reconoció.
Sin pacto
También rechazó de plano las versiones que hablan de un pacto Kirchnerismo-Milei: “Cuando escucho decir eso, digo ‘esta gente está tomándome el pelo’. No pudimos conseguir que diputados derogue el decreto 70. En el Senado lo derogamos pero en Diputados no podemos juntar los números”.
“¿Quiénes no se juntan? Los dialoguistas y los del PRO. ¿Quiénes le dieron los números para que aprobaran el RIGI y todo lo que hicieron? Los dialoguistas y el PRO. ¿Y quiénes son los que no permiten que se derogue el DNU de las condiciones para reestructurar la deuda? Los dialoguistas y los del PRO. Y ¿quiénes son votan en contra de todo eso? El bloque de Unión por la Patria. ¿Y resulta que los que acordamos con Milei somos nosotros? La verdad, son muy caraduras. Son ellos el PRO y los bloques dialoguistas los que le están permitiendo a Milei hacer cualquier cosa”
Definiciones
Durante la charla, la expresidenta dio una serie de definiciones políticas que ofrecen una lectura de la realidad. Consideró que lo que entró en crisis tras el menemismo fue “el agotamiento del modelo económico que proponía la convertibilidad”.
“Una dirigencia política no se agota en sí misma si no se agota el modelo político y económico que le dio su sustento. La generación del ‘94 fue la que sostuvo el neoliberalismo en la Argentina y eso se hizo pedazos en 2001. No hay una generación política escindida del modelo económico.”
“Yo a la política no la explico desde el consenso y el no consenso. Yo lo veo desde el sostenimiento de un modelo económico”, agregó.
Como ejemplo citó la caída de Alfonsín en 1989. El expresidente radical “no pudo administrar el desastre que dejó la dictadura y terminó en un proceso hiperinflacionario que empezó a incubarse en 1976”, con el inicio de la dictadura y “un proceso de endeudamiento fenomenal”.
“Menem acepta el modelo neoliberal a partir de la caída del Muro de Berlín y la globalización”, pero luego el modelo neoliberal y la convertibilidad que impuso duró sin tambalear sólo cinco años, hasta 1995, aunque luego el modelo se cayó en 2001. “Es como que políticamente el neoliberalismo banca cinco años, y después ¡pumba! Empieza el declive”.