Antes de quedar en el centro de la escena política y policial por viajar a Paraguay con 200 mil dólares no declarados, el senador “peronista” Edgardo Kueider había sido protagonista de varios episodios que lo dejaron en el blanco de las críticas por su transfuguismo en favor del gobierno de Javier Milei y que echan sombras sobre su perfil empresario.
Kueider, de 52 años, fue el senador que junto con su par correntino Carlos “Camau” Espínola se escindió de la postura del bloque justicialista en el Senado y en junio pasado votó a favor de la Ley Bases impulsada por el oficialismo de La Libertad Avanza (LLA).
El cierre de filas con el mileísmo y el PRO le valió a Kueider el mote de “traidor” por parte de sus pares del peronismo. Es que en sus inicios en la administración pública fue secretario General de la gobernación del entonces mandatario entrerriano Gustavo Bordet y en 2019 llegó a ocupar una banca en el Senado como candidato del Frente de Todos (FdT), que luego mutó a Unión por la Patria (UxP).
Por su votación a favor de la Ley Ómnibus también fue cuestionado por la expresidenta Cristina Kirchner, a través de un mensaje en sus redes sociales que criticó su candidatura a senador. Pero él negó ser un “traidor” y en un intento de defensa se autodefinió como “peronista, pero antes que todo entrerriano”.
“Soy peronista, pero antes que eso, soy entrerriano y quiero lo mejor para la provincia que represento. Por eso apoyé la Ley del gobierno nacional - en general - con modificaciones y exclusiones en todos sus capítulos, que logramos a través del diálogo", dijo.
Sin embargo, en la Cámara Alta no sólo apoyó la ley de desguace del Estado y de eliminación de derechos laborales, dos hitos a contramano de los legados del peronismo, sino que también levantó la mano a favor del DNU que otorgaba frescos fondos reservados para la SIDE.
De hecho estuvo a un tris de encabezar la Comisión Bicameral de Inteligencia, por propuesta de la Casa Rosada. Desde su autoproclamación como “dialoguista”, el senador entrerriano se convirtió en una de las figuras favoritas del oficialismo en el Senado.
Incluso participó junto a otros de sus colegas de la Cámara Alta -Luis Juez, Juan Carlos Romero, Ezequiel Atauche, Eduardo Vischi, "Camau" Espínola, Beatriz Ávila y Lucila Crexell de una reunión que encabezó el Presidente en Casa Rosada el 11 de septiembre.
Su detención en la frontera supera todos los escándalos, es cierto. Pero su historial echa sombras de ilegalidad desde hace mucho. A poco de convertirse en uno de los senadores preferidos del mileísmo, la Justicia Federal de Entre Ríos ya lo investigaba por presunto enriquecimiento ilícito a través de Betail SA, una empresa de la que es accionista.
Entre las propiedades de la firma hay cocheras y departamentos que superarían los montos que Kueider incluyó en su declaración jurada ante la Oficina Anticorrupción.
Por el caso fueron detenidos dos empresarios de apellido Tortul, desarrolladores de edificios y acusados de ser parte de un esquema de sobornos a Enersa, la estatal energética entrerriana. Lo que intenta establecer la Justicia de San Isidro, lugar donde fue reabierta la causa, es si existen vínculos entre los hermanos Tortul y Kueider.