Después de abrirle un concierto a Mercedes Sosa en 2003, la cantora y compositora colombiana Marta Gómez no solo dio un salto clave en su camino musical, sino que selló para siempre un vínculo genuino con el público argentino y la cultura de estas tierras. “Abrir el concierto de Mercedes Sosa fue el sueño de mi vida, el momento más importante de mi carrera hasta ahora. Mercedes es para mí un faro a seguir, un canto perfecto, una coherencia en su ser que espero yo algún día lograr”, sostiene Gómez. “Y la Argentina está dentro de mí. Conozco más la Argentina que mi país. No lo digo con orgullo pero es así. La guerra en Colombia nos impidió viajar y conocer muchos rincones”, completa sobre su vínculo con este país en el que tiene tantos amigos y amigas artistas, como Georgina Hassan, Jorge Fandermole, Juan Quintero o Piero. Ahora, la artista radicada en Barcelona regresa al país para presentar su reciente disco, Seré guitarra (2024), inspirado en las infancias y la maternidad. Lo hará este jueves 5 de diciembre a las 21 en el Coliseo (Marcelo T. de Alvear 1125), con invitados como Maggie Cullen, Carlos Aguirre y Alan Sutton; y repetirá el domingo a las 21 en el Teatro Ópera (C. 58 770, La Plata).

“Hace años que no grababa un disco infantil”, resalta la cantora y compositora colombiana sobre este trabajo acústico, cálido, profundo, con sabor latinoamericano, que contó con la producción del guitarrista colombiano Beto Ojeda. “Entonces, tenía como abandonado ese público que tanto me quiere y yo tanto quiero. Después de hacer los discos Filarmónico (2022) y Bajo y Voz (2023), que eran para público adulto, me puse en la tarea de componer canciones para la infancia. Mi idea es que fuera un disco infantil, como fue Coloreando (2013) y Canciones de sol y de luna (2016), pero cuando fuimos a grabar el disco los músicos y los ingenieros del estudio me decían: ‘Pero esto no es un disco infantil, es un disco de cantautor, muy triste y muy nostálgico’. Entonces, me quedé fría porque seguía pensando que era un disco infantil y sigo pensándolo ahora. Pero he decidido cambiar un poco la idea del disco. Más bien, es un disco inspirado en las infancias. Nunca calculo de qué van a hablar mis canciones, voy componiendo según lo que vaya sintiendo”, dice.

Y continúa Gómez: “Cuando hice los primeros discos infantiles estaba en la primera etapa de infancia de mi hijo, en el embarazo y la lactancia, entonces, las canciones eran inspiradas en estos temas. Ahora que ya mi hijo está mayor, lo que tengo es miedo del paso del tiempo, y miedo del planeta que le estamos dejando a nuestros niños y niñas. Creo que en este disco están muy presentes esos miedos, pero como siempre fue un disco pensando en que ellos lo iban a escuchar entonces fui disfrazando esos miedos con otro lenguaje mucho más amigable para ellos. En vez de decir que tengo miedo de la polución y el cambio climático, digo: ‘Yo quiero tiempo para ver atardeceres, tiempo pa' saber si tú me quieres/ Y para ti agua y para ti aire/ para elevar una cometa junto al mar’”.

-¿Qué cosas tenés en cuenta para cantarle a las infancias? ¿La música se aborda de manera distinta?

-La forma de hablar se aborda diferente. Entonces, si fuera un disco de cantautor pensado para adultos, si tengo miedo del paso del tiempo puedo ser mucho más directa. Pero como es un disco para niños, ya no es al tiempo al que le canto sino al "Señor Tiempo": "Señor Tiempo, mi abuela dice que usted sí que vuela, ¿Con qué alas? Yo no sé/ ¿Por qué cuando me río el tiempo se pasa volando?”. Entonces, es desde esa ternura. Pero el resto del proceso del disco es igual: la misma rigurosidad a la hora de hacer arreglos, la misma exigencia en los músicos y en mí al cantar. Me interesa que el disco se oiga perfecto, que haya una claridad en las voces y en los instrumentos.

-¿Cómo surgió la idea de invitar a Piero a cantar en "Señor tiempo"?

-Piero es un referente para mí como para toda mi generación, desde su "Sinfonía inconclusa" hasta "Mi viejo". Además, es un gran amigo que tuve la suerte de conocer hace unos diez años cuando vine aquí. Nos hemos visto en diferentes partes del mundo, en Barcelona, Colombia y la Argentina. Hemos compartido con su familia, y estoy orgullosa de esa amistad porque lo admiro y lo quiero. "Señor Tiempo" fue una canción que le dediqué a él. En uno de mis viajes a Buenos Aires tenía planeado verlo, pero Piero se enfermó y no pudimos encontrarnos. Y entró en mi de nuevo ese miedo: ¿qué pasa si no vuelvo a verlo y abrazarlo? Entonces, fue toda la canción pensando en Piero y en que la cantara él, pero como estaba enfermo no pudo cantarla. Pero le pedí que me hablara y me contara qué pensaba del tiempo. Y le metió su propia canción al final: la canción de los por qué.

-¿Por qué te interesaba abordar la masculinidad en la canción “Lobo”?

-"Lobo" es una canción muy bella que surgió por una campaña de financiamiento colectivo que siempre hago para mis discos. Una persona de Israel me pidió que le compusiera esta canción a su nieto como consejos para la vida y el nieto se llama Lobo. Pero ahora le di otra vuelta y se la canto a los niños del mundo, para que sepan que podemos ser frágiles y que entiendan que la masculinidad también se vive desde el miedo. Creo que ya estamos un poco enfocados en el feminismo, en el consentimiento y la ausencia de violencia, aunque creo que nos falta enfocarnos en nuestros niños varones. Como en mi caso, que estoy criando un niño. Porque seguimos con esa imagen de que el niño tiene que ser fuerte, pero cuando son violentos, ahí nos quejamos. Pero no los hemos dejado llorar, romperse, abrazarse, porque esas son "cosas de niñas". Entonces, "Lobo" está dedicado a una manada, pero de las buenas, no de las terribles. Una manada que se necesita para crear una comunidad.

-¿Creés que hay una función social en la canción?

-Creo fundamentalmente que las canciones cambian el mundo y a las personas. Así que si uno tiene un arma tan poderosa como las redes, un disco o un micrófono, así te oigan dos personas o dos millones, sí deberíamos tener una responsabilidad social. Esa responsabilidad social no tiene que ser educar a todo el mundo y hacer poesía maravillosa. También hay espacio para divertirse o para canciones graciosas que no enseñen nada sino que nos hagan reír. En lo que no estoy de acuerdo es en que haya canciones que inciten a la violencia contra niñas, contra adolescentes y mujeres; eso para mí tendría que ser un delito y estar regulado, al menos, como está la pornografía. Por ejemplo, lo que está pasando en Colombia con la canción "+ 57" (de los artistas urbanos Karol G, J Balvin, Feid, Maluma y otros), que tuvieron que rectificar la edad de la protagonista, que era una "mamacita desde los 14" y que se emborrachaba para ir a las discotecas. Ahora tuvieron que cambiar la letra a los 18 por razones legales y porque la gente afortunadamente se alzó en protesta. Eso para mí debería ser condenable, debería ser un delito o por lo menos ser regulado, como lo están las películas para adultos. Entonces, es muy triste cuando hay tantos artistas que nos enfocamos en tratar de hacer música bonita y que protejan a las infancias, y hay otros que ganan millones y se burlan de la sexualización en las niñas y adolescentes.