El Gobierno francés del conservador Michel Barnier perdió este miércoles en una moción de censura que reunió 331 votos procedentes de la izquierda y la extrema derecha (bastaba con 288), tres meses después de su nombramiento para el cargo.

En su alocución previa, el primer ministro francés, Michel Barnier, había asegurado que Francia "atraviesa una realidad" difícil en términos económicos "que no desaparecerá con una moción de censura", y avanzó que esta "hará que todo sea más grave y más difícil".

En un marcado tono de adiós, en el que ha llegado incluso a despedirse del personal de la Asamblea pese a que restaban unos minutos para el inicio de la votación, Barnier ha hecho un último llamamiento a la "responsabilidad" y ha alertado de los peligros que corre el país en caso de que caiga su Gobierno.

"No me resigno a la idea de que la desestabilización institucional pueda ser el objetivo que una en esta cámara a una mayoría de diputados", ha dicho el exnegociador europeo del Brexit, que caerá previsiblemente por la unión de los votos de la izquierda y de la extrema derecha.

El todavía jefe del Gobierno ha negado que haya presentado unos presupuestos de austeridad, aunque ha reconocido que le hubiera gustado "repartir más dinero, pero no lo había".

Con una deuda de 3,2 billones de euros, ha dicho, Francia debe pagar cada año 60.000 millones de euros de reembolso de su deuda, una factura que puede crecer si, como ha augurado, los tipos de interés suben por la inestabilidad del país.

Le Pen: "Vamos a acabar con un Gobierno de apariencias"

La líder de la extrema derecha francesa, Marine Le Pen, ha justificado su voto favorable a la moción de censura para acabar "con un Gobierno de apariencias" que ha querido "prolongar las políticas" del presidente, Emmanuel Macron, y que "por intransigencia, dogmatismo y sectarismo ha impedido la más mínima concesión" a la oposición.

"La política del caos sería no acabar con este Gobierno", ha llegado a esgrimir ante el pleno de la Asamblea Nacional Le Pen. La líder ultraderechista ha acusado al primer ministro de apoyarse en las mismas recetas que Macron ,"desautorizadas en las urnas" en las pasadas elecciones legislativas, lo que le convirtió en "un Gobierno desprovisto de bases democráticas".

Le Pen ha asegurado que Barnier rechazó las exigencias de su grupo en materia de inmigración, de lucha contra la inseguridad y de protección del poder adquisitivo, y le ha acusado de aplicar "una contabilidad fría, ideada en despachos burocráticos sin ponerse en el lugar de los ciudadanos" a la hora de elaborar el proyecto de presupuesto.

"Este presupuesto va contra los franceses, sobre todo los más débiles, los que tienen una pequeña pensión, los enfermos, los trabajadores pobres, esos considerados demasiado ricos para ser ayudados y no lo suficientemente pobres como para ahorrarles la apisonadora fiscal", ha denunciado.

Attal: "Cometen un error ante la historia"

"Cometen un error ante la historia", ha afirmado el macronista Gabriel Attal, al defender el Gobierno del conservador Michel Barnier. "Francia necesita estabilidad y el mundo necesita una Francia estable", ha manifestado Attal, al subir a la tribuna de la Asamblea Nacional como líder del grupo parlamentario centrista Ensemble pour la République (Unidos por la República), durante el debate previo a la votación de la moción de censura.

El que fuera el predecesor de Barnier en el palacio de Matignon ha asegurado que Francia está "enferma" pero no encontrará el antídoto ni en las recetas de la extrema izquierda –en referencia a La Francia Insumisa, el partido de Jean-Luc Mélenchon– ni en la extrema derecha de Marine Le Pen, que son los dos bloques que han interpuesto mociones de censura contra Barnier.

Por eso, aunque sean de partidos diferentes, sus diputados respaldarán a Michel Barnier –quien pese a venir de la derecha tradicional fue nombrado por el presidente, Emmanuel Macron– y no precipitarán a Francia a "lo desconocido", ha afirmado Attal.