El Gobierno está a punto de implementar un decreto que habilitaría el autoservicio de combustibles en estaciones de servicio. El adelanto lo dio a conocer Federico Sturzenegger, ministro de Desregulación de la Nación, quien, visiblemente optimista, expresó que esta medida busca seguir flexibilizando el mercado. Mientras el gobierno avanza en su plan, unos 70.000 puestos de trabajo penden de un hilo, lo que genera preocupación entre los sindicatos y los trabajadores del sector.

 Según Sturzenegger la medida busca eliminar restricciones y dar más libertad a consumidores.

Federico Sturzenegger reveló el plan del Gobierno nacional que permitirá a los usuarios cargar combustible por su cuenta, algo común en otros países. Según el ministro, la medida busca eliminar restricciones y dar más libertad a consumidores y estaciones de servicio. Sin embargo, la propuesta parece ignorar los riesgos de desregular un servicio tan sensible, afectando la seguridad y poniendo en peligro miles de empleos.

Al analizar más a fondo sus implicancias, surgen dudas sobre su viabilidad. Es que la medida no solo pone en riesgo los empleos, sino que también ignora los posibles efectos sociales, especialmente en un sector tan importante para la economía nacional.

La palabra del sindicato

Carlos Acuña (h), secretario general adjunto del sindicato de Obreros de Estaciones de Servicios, expresó con preocupación que el autoservicio podría poner en riesgo hasta 70.000 empleos en todo el país. El representante de los trabajadores aseguró que el costo del personal representa solo un pequeño porcentaje del precio final del combustible, y alertó sobre el impacto de la medida.

Es que la sanción de esta normativa afectaría a miles de trabajadores que dependen de sus salarios para sostener a sus familias. En un contexto económico donde el desempleo es una constante preocupación, esta reforma podría añadir más incertidumbre y agravar la crisis laboral imperante.

Además, la seguridad es otro de los puntos críticos en el debate. Si bien algunos defienden el modelo como una opción más económica, otros advierten sobre los riesgos inherentes al manejo autónomo de combustibles. Sin personal capacitado para supervisar el proceso, los usuarios estarían expuestos a situaciones peligrosas, como incendios o derrames. 

Por otro lado, la medida también podría entrar en conflicto con el marco jurídico vigente. Muchas provincias prohíben el autoservicio por considerarlo incompatible con las regulaciones locales de seguridad. 

Desregular como hobbie

Aunque el Gobierno argumenta que esta medida tiene como objetivo modernizar el sector y fomentar la competitividad, el impacto social y económico podría ser mucho más grave de lo que se anticipa. Lejos de generar una mejora en los precios o en la eficiencia del servicio, la desregulación de las estaciones de servicio podría agravar la situación laboral y social, afectando a miles de familias que dependen de sus trabajos en el sector. 

En lugar de buscar una mayor equidad y seguridad en el mercado, esta medida parece estar enfocada en un ajuste que no tiene en cuenta la realidad del empleo en Argentina.

El autoservicio de combustibles no es solo una cuestión técnica o económica, sino una decisión que pone en juego la sostenibilidad de los empleos y la seguridad pública, algo que a este Gobierno parece no importarle demasiado.

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