El Banco Mundial y el Institute of International Finance (IIF) publicaron informes recientes que exponen un panorama crítico sobre la deuda global, con cifras récord que afectan a países en desarrollo y mercados emergentes. En 2023, los países en desarrollo destinaron 1,4 billones de dólares al servicio de su deuda externa, un máximo histórico que refleja el impacto del aumento de los costos de los intereses, los más altos en dos décadas. Este incremento ha reducido los presupuestos disponibles para áreas esenciales como salud, educación y medio ambiente.
El uno de los últimos informes del Banco Mundial se señala que los pagos totales de intereses en estos países alcanzaron los 406.000 millones de dólares. Las economías más pobres, aquellas que califican para préstamos de la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial, enfrentaron tensiones aún mayores. En 2023, estas naciones pagaron 96.200 millones de dólares, una cifra sin precedentes.
Aunque los reembolsos principales de estas economías cayeron cerca de un 8 por ciento, alcanzando los 61.600 millones de dólares, los costos de intereses aumentaron significativamente. En 2023, estos alcanzaron 34.600 millones de dólares, cuadruplicando los niveles registrados hace una década.
Los mercados emergentes están en camino de alcanzar un nuevo máximo de endeudamiento de 105 billones de dólares, equivalente al 245 por ciento de su Producto Bruto Interno (PBI), según el IIF. Este valor supera ampliamente los 99 billones de dólares registrados en el cuarto trimestre de 2023.
A nivel global, la deuda total ha crecido más de 12 billones de dólares en los tres primeros trimestres de 2024, alcanzando un récord histórico de casi 323 billones de dólares. Aunque en el cuarto trimestre se observó una leve disminución en el valor en dólares de la deuda global, atribuible a la apreciación del dólar frente a otras monedas, la deuda mundial sigue siendo 8 billones de dólares superior a la de 2023.
El informe del IIF, titulado "Vientos de cambio", advierte que las tensiones comerciales y las interrupciones en las cadenas de suministro podrían obstaculizar el crecimiento económico global. Esto podría provocar ciclos de auge y caída en los mercados de deuda soberana, exacerbados por presiones inflacionarias y ajustes en las finanzas públicas.
En cuanto a la deuda pública, se proyecta un aumento de más del 33 por ciento para 2028, alcanzando los 130 billones de dólares. Además, los costos asociados al cumplimiento de objetivos de cero emisiones netas podrían añadir otros 38 billones de dólares en gasto relacionado con el clima y la naturaleza.
El contexto global resulta especialmente relevante para Argentina, cuyo gobierno busca regresar a los mercados internacionales de deuda. Las crecientes presiones sobre el endeudamiento público y las perspectivas de mayor gasto climático representan desafíos adicionales para las economías en desarrollo como la argentina.
De cara a 2025 y más allá, el IIF prevé que la deuda global continuará aumentando, impulsada principalmente por el endeudamiento público. Esto subraya la necesidad de estrategias sostenibles que permitan a los países equilibrar sus compromisos de deuda con el crecimiento económico y el desarrollo social.