“Complicado” y “difícil” son las dos palabras que se repiten en el radicalismo bonaerense a la hora de responder la consulta sobre la posible unidad de los bloques que el partido centenario tiene en la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires. Las pretensiones del nuevo presidente del Comité Provincia, Miguel Fernández, chocan contra la falta de voluntad del espacio que responde a Martín Lousteau y Facundo Manes, en vísperas de la renovación de autoridades de la Cámara y la chance para al UCR de ser la segunda minoría, desplazando al PRO y La Libertad Avanza.
“Si vos tenés un bloque entero y coordinado, claramente es mejor, pero hoy las condiciones no están dadas para eso”, dicen en la vereda que enfrentó a Fernández en las últimas internas partidarias y buscó desbancar a Maximiliano Abad. “Se verá el año que viene eso, porque hoy por hoy es muy complicado”, sentenciaron.
En la bancada que preside Claudio Frangul reina el pesimismo ante la propuesta del ex intendente de Trenque Lauquen de conformar un solo bloque. Desde el lado de Fernández, hablan de que los puentes empezaron a tejerse, donde lo que importa es comenzar un diálogo constructivo que integre a dos sectores que “no deben verse como enemigos”.
No hay que olvidar que, desde el Foro de Intendentes Radicales que preside Maximiliano Suescún, de Rauch, pidieron la unificación en reiteradas oportunidades a lo largo de las múltiples reuniones que tuvieron a lo largo de 2024.
“Quizás al principio haya que funcionar más como interbloque hasta poder tomar las decisiones de manera más unificada, pero no hay que apresurar los tiempos porque a los empujones nada sirve”, sintetizaron desde el nuevo oficialismo.
“Hay que esperar que se proclame la Justicia, y, además, lo que va a determinar cómo va a quedar el partido es la Convención Provincial que va a definir las políticas de alianzas y creo que, si ahí no hay un posicionamiento claro de parte del radicalismo en contra del Gobierno nacional, los radicales van a encontrarse en posiciones antagónicas”, señala un legislador opositor a Abad, a quien le adjudica un grado de “condescendencia” con el gobierno de Javier Milei.
A su vez, el contexto no ayuda a sentarse a charlar con tranquilidad. Efectivamente, la Justicia aún no se pronunció sobre la última apelación de parte de Pablo Domenichini, el candidato de Evolución que cayó frente al oficialismo, que reclama rever los resultados en algunos distritos como Tigre y no reconoce el triunfo de Fernández que ya proclamó la propia Justicia Electoral.
Además, el ecosistema político provincial está inmerso en la discusión sobre el Presupuesto provincial, la Ley Fiscal Impositiva, los más de 200 pliegos judiciales que envió el Ejecutivo y el cúmulo de reformas en materia electoral donde se destaca la posible derogación que impide la reelección de los intendentes.
Pero hay un condimento más. Si bien entre las filas del, por el momento, vencedor de la interna radical niegan que sea un elemento de peso en la búsqueda de la unidad, en las próximas semanas se viene la renovación de las autoridades de la Cámara de Diputados y la UCR se podría convertir en el segundo bloque más importante del recinto.
El mapa de la Cámara
Según lo acordado en 2023, el massista Alexis Guerrera, actual vice, reemplazaría al hoy presidente, Alejandro Dichiara, ambos de Unión por la Patria. La vicepresidencia de Guerrera tiene, debajo suyo, otras cuatro. Adrián Urrelli del PRO, Carlos ‘Cuto’ Moreno de Unión por la Patria, Alejandra Lorden por la UCR abadista y Fabián Luayza por la bancada Unión Renovación y Fe, componen el tándem.
Los meses pasaron, y la composición del cuerpo en el recinto no es la misma. El principal cambio se dio en La Libertad Avanza, que esquiló al PRO y se le apropio de cinco diputados con Florencia Retamoso a la cabeza. Además, en los últimos días incorporó a Jazmín Carrizo, diputada que responde a Carolina Píparo, y a Guillermo Castello, legislador que asumió en 2021 de la mano de José Luis Espert.
Precisamente, Castello, quien quedó en la cuerda floja y puede ser expulsado por una comisión que evaluará su reiterado comportamiento “antidemocrático” tocó el tema ante la consulta de este medio. Reconoció que las autoridades de la Cámara deberían repensarse porque el nuevo bloque libertario pasó a tener trece diputados, misma cantidad que la fuerza que sigue respondiendo a Mauricio Macri.
En el escenario actual, la UCR está unificada en el Senado, pero fragmentada en la cámara baja. Por un lado, Diego Garciarena está el frente del bloque UCR + Cambio Federal y cuenta con ocho diputados. Frangul, que reporta a Manes y Lousteau, comanda la bancada Acuerdo Cívico UCR + GEN, lidera a siete escaños tras el pase de Domenichini en el marco de la interna partidaria.
Si se unen, la bancada contaría con quince diputados, dos por encima del PRO, dos arriba de los libertarios kamikazes, y seis más que los libertarios dialoguistas. Sólo quedaría por debajo de UxP, que ostenta 37 disputados entre todas sus tribus y sin fisuras en su accionar. Luego, sólo hay bloques minoritarios como la Coalición Cívica con tres bancas y la izquierda con dos.
De todas maneras, cerca de Fernández pretenden avanzar. Se puso como meta llevar adelante una presidencia que unifique al radicalismo y lo vuelva competitivo en todas las secciones de la provincia de Buenos Aires.
Días atrás, Fernández aseguró a este diario que “es imperioso tratar de unir el bloque del radicalismo en un solo bloque y tener esto que hoy parece una excepcionalidad, como una regla: trabajo conjunto entre intendentes, las autoridades del partido y los legisladores”.
Las reuniones empezaron. Las peñas también. Y los asados, un factor que en el nuevo oficialismo consideran como un factor que escaseó a la hora de conversar con sus opositores en la interna, entraron en etapa de organización y con una perspectiva positiva.
Será un desafío subsanar una escisión que, según el bloque responde a Manes-Lousteau, nació por los "manejos" de Abad a la hora de elegir el presidente del bloque radical en diciembre de 2023. En todo momento, recuerdan, se pensó en un único bloque, pero la jugada abadista para hacerse de la presidencia a los empujones tensionó la relación al punto de la fractura.
Ahora, parece, las cosas no se harán a los empujones.