En el corazón del barrio más joven y rico de la ciudad de Buenos Aires, Puerto Madero, el grupo de ultraconservadores se dio cita en una reunión que, a simple vista, podía parecer la iniciación a una logia más que un meeting político. El promedio de edad no superaba los 25 o 30 años, jóvenes con mucho colágeno y trajes grandes. La mayoría, con corbatas rojas y, otros, los más atrevidos, con gorras que rezaban el ya clásico makeAmerican o Argentina Great again. Un look muy norteamericano, como el aire que se respiró ayer en la CPAC. También asistieron adultos, que superaban cómodamente los 60 años. Eso sí, mujeres pocas, muy pocas.
La jornada inicio con demoras, pero eso no importó para cantar nuestro Himno Nacional, seguido de "The Star Spangled Banner", el himno de los Estados Unidos. Momento en el que una bandera norteamericana ocupó la pantalla gigante. Más tarde, el español Santiago Abascal y el mexicano Eduardo Verastegui repitieron cual mantra términos como "zurdos", "progres", "rojos", mientras afirmaban que hay que defender la vida, la libertad, la dignidad, la patria y la familia ya que hay un enfrentamiento contra organismos supranacionales. El empresario mexicano criticó el aborto y sostuvo que la vida es un regalo desde la concepción. Además, remarcó que no habrá paz ni justicia en tanto se aborten niños bajo el disfraz del progreso.
Los jóvenes del Auditorio no dudaron en correr para la foto con el ultraderechista Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del expresidente de Brasil Jair Bolsonoro, quien tiene una habilidad nata para sacar selfies a una velocidad pocas veces vista. También buscaron a Daniel Parisini, más conocido como el El Gordo Dan, que llamativamente tuvo un discurso moderado y evitó definiciones respecto de la situación del senador Edgardo Kueider. "No te puedo contestar porque no vi nada del tema. No lo conozco", dijo, y reconoció que está dispuesto a buscar un cargo legislativo en las elecciones 2025 si sus jefes políticos se lo piden.
Los militantes de "las fuerzas del cielo" ocuparon las sillas, aunque muchas quedaron vacías. El Gordo Dan le agradeció a Milei por “haber salvado al país de las garras del socialismo”. Sin levantar la vista de la lectura, habló del revuelo de sus dichos sobre el brazo armado de LLA y de la Guardia Pretoriana de Javier Millei, mientras movía su celular afirmando que era el arma más poderosa de la historia de la humanidad al cual definido como un "arma de instrucción masiva" y comparó la circulación de la información con una batalla por las mentes.
A quien no corrieron a escuchar fue a Mariano Pérez, el joven libertario creador de Break Point, que fue uno de los interlocutores de la tarde en un salón nuevamente casi vacío. Igual que Milei, habló de "los medios ensobraros" y dijo que "mienten" porque "crean fake news".
Afuera, mientras tanto, la Fundación Faro, comandada por el polémico Agustín Laje, tuvo un stand pegado al auditorio, para vender así sus publicaciones. Títulos como Generación Idiota, de Laje o El libro negro de la nueva izquierda, ideología de género o subversión cultural, de Laje y Marques podían adquirirse entre 25.000 y 45.000 pesos.
El odio de la derecha a la prensa volvió a sentirse, el salón principal (que solo logró llenar el Presidente) tenía dispuesto un rincón oscuro con una grada de madera incómoda, sin mesas ni sillas, casi sin enchufes, para quienes intentaban escribir o tomar notas.
Informe: Laura Medina