El periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó la decisión del Gobierno de Javier Milei de no avanzar con un presupuesto para el 2025 y prorrogar el aprobado en 2023, algo que consideró que es un “evidente crimen de responsabilidad”. El comunicador comparó la situación con la que vivió Dilma Rousseff en Brasil y afirmó que los distintos finales en cada situación tienen que ver con el rol del establishment en cada país.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Un hecho cotidiano es ver cómo se permiten cualquier trampa... y no usan ninguna máscara. Como un ladrón que, en vez de temerle a la cámara de seguridad, le hace un guiño cuando se lleva el botín. Se ríen de nosotros. Están cebados, y el tema del presupuesto es una demostración más de la impudicia con la que actúan.
Los gobiernos siempre se desesperan por el presupuesto. Cuánto lo hemos visto discutir. Es el código económico, pero también moral, de la gestión. Dilma Rousseff fue destituida por un crimen de responsabilidad cometido en la administración del presupuesto.
Fue un golpe de Estado blando, ya lo sabemos, pero el argumento fue ese. El delito que le imputaban era un crimen de responsabilidad. Dilma fue volteada por el establishment. Milei es sostenido por el mismo tipo de poder real. Por eso puede cometer lo que sí es un crimen de responsabilidad.
Y ahí están, muy campantes, haciendo lo que se les antoja. Como un niño travieso al que los mayores le dejan hacer lo que quiera dentro del corralito, Milei aprovecha la complicidad del sistema para jugar dentro de sus pañales políticos y vivir en medio de la suciedad y mal olor de su gobierno.
Si los empresarios pueden poner las tarifas y los precios de alimentos y medicamentos que se les antoje, si se terminan las ayudas a los estafados del sistema, así caminen con muletas, si la desocupación aumenta para que baje la calidad del salario, si ajusta a los jubilados, la cultura, la ciencia... está todo bien.
Los barrotes del corralito son esos, y mientras no se distraiga de tales coordenadas, le permiten hacer lo que quiera. Por ejemplo, gobernar el país sin el mínimo control ético, en un evidente crimen de responsabilidad. Pero pasa.