En setiembre de 2023, a un futbolista que actualmente integra el plantel de Independiente (pero en ese momento lo hacía para Tigre y formaba parte del preseleccionado argentino Sub 23), le fue ratificada una dura sanción que había recibido meses antes en Brasil: suspensión por un período de tiempo para la práctica deportiva y sanción económica. El motivo fue aceptar un soborno para hacerse amonestar en un partido del Brasileirao de 2022.

Un poco más atrás en el tiempo, es recordada la situación ocurrida en el club El Porvenir, por entonces en nuestra Primera C, donde la denuncia de la propia institución mostraba ribetes casi absurdos como de jugadores que tiraban la pelota deliberadamente al corner o, un poco más grave, se hacían expulsar.

En Italia, hace unos meses, tres jugadores muy famosos del Calcio fueron sancionados, en este caso por ludópatas. ¿Cuál es el elemento común en estas tres situaciones? Las apuestas on line.

Ludopatía

Daniela Leiva Seisdedos, profesora en varios colegios de nivel medio en La Plata, contó que un alumno “normalmente tranquilo”, en uno de sus cursos destrozó su teléfono celular contra el piso sin razón aparente.

Federico Pavlovsky, médico psiquiatra especialista en el tratamiento de adicciones, comenta que después de mucho tiempo de trabajar en el tema, nunca se imaginó ver casos de ludopatía a los 12 años.

Verónica Postay, profesora de nivel superior y ex directora de un colegio secundario de Córdoba explica que los docentes no terminaban de comprender qué hacían los alumnos usando los celulares todo el tiempo y por qué hablaban tanto de dinero. Fueron los preceptores los que se dieron cuenta. Los chicos se la pasaban apostando.

En Jugadores Anónimos desde hace un tiempo se decidió aceptar la participación de menores de 18 años. En los grupos comienza a ser frecuente la presencia de adolescentes de 14 o 15 años, en algunos casos acompañados de familiares. Nuevamente todas estas historias tienen como punto en común las apuestas on line. Y están en todos lados.

Sistema

Auspiciantes importantes en gran cantidad de clubes de fútbol de primera división incluyendo a River, Boca y hasta la selección argentina y el nombre de la liga profesional.

Publicidad permanente en la transmisión de todos los partidos de fútbol y otras disciplinas deportivas (pantalla partida en grandes peleas de box) y hasta en programas de entretenimiento familiar.

Influencers, streamers, reconocidos artistas, deportistas famosos y periodistas deportivos haciendo promoción (o directamente jugando en vivo o invitando a hacerlo). ¿Quiénes realizan semejante gasto? Las casas de apuestas on line, por supuesto.

Definido claramente que estamos ante un problema serio, viene el momento de analizar las causas para que se haya llegado a este estado de situación.

Regulación

En Argentina no hay una regulación nacional para el tema, sino que depende de las legislaciones provinciales, y solo hay en 17 jurisdicciones. La Cámara de Diputados recientemente dio media sanción a un proyecto sobre el tema. Esta es, sin duda, una buena noticia. La ley, en caso de sancionarse definitivamente significaría un avance notable, ya que contempla buena parte de los aspectos que aquí se plantean.

Otro grave inconveniente que se presenta es que la mayoría de los sitios son ilegales, porque solo están reconocidos los de dominio bet.ar. Algunas estimaciones calculan que de los dos mil existentes solo un 10% es legal, cuestión que aumenta la posibilidad de que los menores puedan entrar a ellos ya que sus controles de acceso suelen ser muy laxos.

Gonzalo Atanasof, presidente del Instituto de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires estimó en un 80% la cantidad de apuestas que se realizan en sitios ilegales. Según manifiesta, esto ocurre porque no hay barreras que blinden el ingreso de lugares que no cuentan con autorización legal para operar en las provincias, función que es competencia del gobierno nacional.

En los sitios donde los controles de edad de los participantes son más estrictos, la manera que suelen encontrar los menores para apostar es recurrir a un intermediario mayor de edad (el “cajero”), que puede o no ser un amigo de ellos.

También hay que destacar una decisión de marketing de la mayoría de los sitios, que son los “bonos de bienvenida”, donde por el mero hecho de registrarse la persona accede a un regalo en dinero por parte de la empresa para que comience a apostar. Opera como una verdadera degustación, y a la luz de los resultados parecería que a la mayoría le gusta.

Además, es innegable que otra de las cuestiones que facilitan la expansión de las apuestas on line es la utilización de medios digitales tan difundidos como los celulares, que como bien se sabe son naturalmente adictivos. En este caso mucho más porque se pueden terminar convirtiendo en un casino portátil, con lo cual quedamos en presencia de una doble adicción. Vinculado a esto también se debe tener en cuenta la masividad que han adquirido las billeteras virtuales y la facilidad para obtenerlas.

Problemas

Respecto de los problemas que esto origina en los jóvenes, no solo no hay una única conclusión, sino que las opiniones suelen ser sorprendentemente disímiles. Por un lado, están quienes presentan una situación dramática en dos aspectos: el de los problemas de cambios de carácter, mayor agresividad y estrés, y el de los que surgen por las deudas enormes que algunos jugadores contraen.

Un ejemplo de esto salió publicado en La Nación, donde se hacía referencia a un joven de 23 años con una vida normal: jugaba al rugby, tenía novia, amigos y una madre psicóloga con quien mantenía una muy buena relación pero que no pudo percibir lo que vendría. Se suicidó según testimonios por las deudas que tenía provenientes de las apuestas on line.

En la Provincia de Buenos Aires, la senadora Laura Clark manifestó que, al reunirse con familiares de víctimas para buscar información tendiente a preparar un proyecto de ley sobre el tema, se encontró con dos casos de suicidio de menores de edad vinculados con la problemática del juego compulsivo.

Pero del otro lado hay especialistas que, estando también muy preocupados por el crecimiento exponencial de la ludopatía adolescente, le dan otro enfoque menos dramático. Respecto del endeudamiento, según ellos los chicos juegan cifras muy pequeñas, fundamentalmente lo que los padres les dan para los gastos diarios en el colegio (lo que lleva a que a veces se quedan sin almorzar) y que los préstamos se los hacen sus amigos, siendo también cifras menores.

Pero más sorprendente aún es que según su opinión, a diferencia del jugador “presencial” que es generalmente solitario (sobre todo si pierde), los adolescentes que juegan on line lo hacen en grupo: analizan estadísticas, comentan sus apuestas, los resultados que obtuvieron y como fue dicho, se prestan dinero si alguno lo necesita. Las estadísticas son de suma importancia porque en muchos casos el chico jugador trata de establecer una cuestión de superioridad en el grupo: si gana es porque sabe más de deporte y eso aumentará su reputación.

Pero finalmente termina apareciendo una similitud con el juego “presencial”, ya que en general se pierde más de lo que se gana. De cualquier manera, ese grupo de expertos coincide en que no es el dinero o la ganancia lo que mueve a los chicos a jugar, sobre todo por el hecho de que los montos que apuestan son pequeños. Es “la adrenalina”, salir del aburrimiento del colegio, o algo muy característico de esta época que es la inmediatez, tanto para jugar como para cobrar. Otra cuestión muy de estos tiempos es la de hacer dinero rápido y sin mayor esfuerzo.

Pensar soluciones

La primera sin dudas debería ser una legislación nacional sobre el tema que otorgue un marco para que a su vez las provincias puedan actuar con mayor rigor. También una política de concientización sobre la problemática. Recientemente se han anunciado una serie de medidas tanto en la Ciudad Autónoma como en la Provincia de Buenos Aires. Pero falta lo más importante: que se haga lo propio a nivel nacional, así que esperamos que la ley que obtuvo media sanción sea aprobada también en el Senado. Justamente los aspectos que mencionaremos a continuación han sido incluidos en ella.

En virtud de la gravedad del tema, no caben dudas de que la segunda solución necesaria radica en poner restricciones o directamente prohibir la publicidad sobre el tema. Si se hizo con el tabaco, se puede hacer también con las apuestas. Este punto está contemplado en la Ley de Ludopatía que discute el Congreso.

Como ejemplos podemos citar a las principales ligas europeas de fútbol, donde se prohibió el sponsoreo de clubes y de competiciones. En la Premier League comenzará a regir en la temporada 2026/27. En España fue una decisión del gobierno, quien además limitó el horario para la publicidad de apuestas en radio y televisión (solo se puede hacer de 1 a 5 de la mañana).

Reino Unido, Estados Unidos y Australia son algunos de los países que ya han establecido restricciones. Un ejemplo digno de destacar es que en nuestro país el club Vélez Sarsfield por decisión propia dio de baja un millonario contrato que tenía con una importante casa de apuestas.

Otra de las medidas que se deberían tomar tiene que ver con los medios de pago: prohibir el empleo de tarjetas de crédito y que solo se pueda apostar con dinero en cuenta, es decir con tarjeta de débito, al menos reduciría algunos de los inconvenientes. También esto está incluido en el proyecto que obtuvo media sanción.

Más importante aún es que se les exija a las plataformas métodos de reconocimiento facial y biométricos de quienes se registran para participar, de manera de establecer que no sea un menor el que está jugando.

Continuando con las formas de combatirlo, ya vimos acciones posibles desde el Estado y las propias instituciones deportivas. Pero todavía quedan dos partes muy importantes. En primer lugar, la familia, que debe involucrarse más en ver qué consumen sus hijos en las redes y cuánto tiempo están en ellas. El tema aquí se agrava porque en muchos casos los padres también pasan excesivo tiempo frente a las pantallas.

El otro lugar central para la batalla es la escuela, que como hemos planteado ha sido en muchos casos la primera en alertar sobre conductas de los chicos que ni los padres habían detectado. Esa escuela tan criticada pero que sigue siendo una gran malla de contención para los adolescentes argentinos y a la que no se le termina de hacer el reconocimiento que merece por la manera de enfrentar y resolver situaciones tan importantes como esta.

*Docente UNLZ y UNQ @RubenTelechea [email protected]